Leda es una mujer muy sencilla de 44 años, casada, madre de 5 hijos y abuela de una nieta de cinco años, que comenzó hace nueve a transitar con el Espíritu Santo, paso a paso hasta lograr esta explosión de que la abracen miles de personas.

Luego de pasar por la Iglesia Catedral, Sagrado Corazón, Inmaculada Concepción y ante las respuestas masivas de creyentes pasó directamente a la Ex RURAL, donde cada martes se congregan fieles de distintas partes de nuestro país y de países limítrofes. Reparte su vida entre lo cotidiano de la familia y la fe.

Leda le contó a Conclusión, que está muy tranquila siempre acompañada de Dios. A continuación, la entrevista completa que brindó a este medio.

-¿Y cómo se hace para saber que Dios está?

-Llámalo, invítalo a tu vida y viví una experiencia con él. Es muy sencillo. Por eso digo, es más sencillo de lo que uno por ahí se plantea.

Entramos a lo mejor en un diálogo que es muy profundo. Creo que la presencia paterna de Dios también se ve en nuestros afectos y también en todas estas heridas que traemos, Y a muchas personas les cuesta reconocer a Dios Padre porque vienen marcados desde su infancia.

Realmente entendemos que Dios está. Eso hace un puente, no sé si generacional, emotivo entre la gente que necesita creer o desea creer.

-Muchos sacerdotes no han dado una misa con tanta gente en mucho tiempo.

-Creo que es un momento donde a Dios le pareció bueno que las cosas sean así. También en esto veo la mano de Dios de poder permitir. Porque dice que Él nos llama. Nos llama por nuestro nombre. Y cada uno de nosotros, aún los que están trabajando acá, están llamados y convocados por Él. Como he escuchado en alguna circunstancia de notas o personas que se acercaron no dejan de tener su encuentro con Dios Padre.

-¿Cómo ves la situación social y qué puede hacer la fe para cambiar esto?

-Soy la menos indicada para eso. Realmente, no sé. Siempre fui una persona que fue más allá de la realidad. Estoy acá porque realmente confié, creí. Tal vez no me dejé llevar por el pesimismo y fui un poquito más allá.

Y esto creo que es la fe que nos hace ver. Por eso también pudimos entrar en las periferias, trabajar, hacer el trabajo que hacemos, el trabajo social, los barrios. Ni siquiera nos paraba lo que a ustedes les puede dar miedo o ven el peligro, nuestro amor hizo que trascendiéramos en un montón de ámbitos, animándonos a salir a amar.

-Vos estás congregando a toda esta gente. ¿Por qué Rosario? ¿Te pusiste a pensar?

-No hay tiempo para pensar, es una pregunta muy profunda. Estamos en un Rosario mariano. Yo lo vi así. Yo entendí que es un año donde María está muy presente. Mujeres, acá cerca de María, un año donde la Madre también viene a reconocer este paso de las mujeres en la Iglesia.

-¿Pensás que la gente dejó de creer en muchas cosas y volvió a creer en lo básico? La fe, por ejemplo.

-Esto es una experiencia, te moviliza, empuja y te lleva, vamos más allá de una creencia. Es un Cristo vivo en medio nuestro, que nos moviliza, nos sana, nos transforma, nos hace vivir, nos responde. Entonces, claro, ¿quién puede dar la espalda a una realidad como esta donde la necesitamos?.

-¿Desde cuándo sentiste esto de transmitirle a la gente que tenemos acá el Espíritu Santo?

-Nueve años que transito este carisma, en lo cotidiano, en lo sencillo, en el uno a uno, después los grupos que se fueron formando, grupos comunitarios, siempre fue el mismo empuje, el mismo espíritu, las mismas ganas, las mismas luchas, o sea, la misma entrega, siempre fue igual. Más gente, más responsabilidad.

-¿Cómo te impacta como persona, como mujer?

-Tengo un equipo tan lindo de gente que me acompaña, que realmente no me repercute a mí en lo cotidiano porque ellos me están abrazando. La municipalidad aporta este lugar para la comodidad de toda esta gente y esto es una oportunidad de poder descubrir que hay algo que nos mueve.

– ¿Quién es este alguien?

-Este es Dios, que toca los corazones. Acá realmente no hay ninguna iniciativa de nada, son gente que viene y se dona, y lo vemos en todas las áreas.

 -¿Ves más allá de lo que vemos muchos?

-Y puedo, sé a dónde voy, estoy segura. Sin palabras. Esta comunidad hermosa que recorre todo. ¿Las villas? Hemos trabajado gran parte de la periferia con una experiencia espectacular.

Pasa que la gente necesita que la escuchen ¿quién se detiene a escucharlos? ¿quién va y te dice una palabra? Nosotros vamos, no queremos convertir a nadie, vamos simplemente a escucharlos y eso es un paso, ese es un don de Dios, el escuchar y el saber escuchar.

Nosotros somos una comunidad que sirve a Dios, sí tenemos el apoyo de nuestro obispo, de buenos sacerdotes que nos acompañan, ven que no estamos solos, somos un montón, vienen, confiesan toda la noche, hasta el último momento nos acompañan. También siguen movidos por este mismo espíritu, que hoy nos invita a transitar la fe de esta manera.

-¿Cómo Leda la sanadora?

-Pero está mal, porque Dios sana, yo no hago nada. Hay que otorgarle a Dios todos los milagros, hace que nosotros realmente conozcamos la fuente, nosotros tenemos que enamorarnos de Dios.

– ¿Qué haces de miércoles a lunes?

-Trabajo, atiendo mi casa, lo que hace cualquier persona normal, voy al gimnasio cuando puedo y hago una vida normal.

-¿Te sentís una más?

-Sí, me siento una más, a lo mejor transmito a Dios de otra manera, pero creo que cualquiera lo puede lograr, cualquiera lo puede hacer.

Si es una renuncia, como siempre digo, para estar acá dejé un montón de cosas, trabajé muchísimo, muchísimos años trabajando con los chicos de lunes a lunes, haciendo un montón de misiones y demás, hoy se concentra acá.

Siempre digo, y hemos tenido la posibilidad de poder ver a la gente cómo le cambia ya el semblante. O sea, te cambia todo Dios, te cambia absolutamente todo, la palabra lo dice. Él hace que podamos ver, venimos con ceguera y nos vamos viendo la realidad de las cosas, y muchas veces lo que resulta ser un problema, para nosotros no era tan grave, está la solución siempre.

Creo que todos tenemos la posibilidad de conocer a Cristo. Él está mandándonos. Nosotros tenemos que dejar a un costado todo lo que creemos que nos aleja, el pesimismo, la negatividad, ir a Él.

-¿Tenés algún dato de cómo sigue?

-Hay que transitar, caminemos paso a paso y nos tenemos que unir. Recibamos a toda esta gente que viene. Si Rosario por algún modo fue un motivo de escándalo, que sea un motivo de alegría. Creo que es un tiempo nuestro, unidos para adelante.