Por Florencia Vizzi y Elisa Soldano

«Este libro no es la biografía de Leda Bergonzi, sino la recreación de su historia, la que nos ha contado en fragmentos, en diferentes entrevistas que nos ha brindado en el marco de nuestro trabajo». Así, como con una advertencia que invita al lector, y a la vez, intriga al prejuicioso, abre el prólogo del libro «Leda, la fe y la sanación», que las periodistas rosarinas Sabrina Ferrarese y Araceli Colombo escribieron tras una serie de entrevistas que mantuvieron con la mujer que, desde hace algunos meses, viene conmocionando a la ciudad de Rosario y que salió a la venta este viernes 1º de diciembre.

En efecto, el libro no es un biografía, sino más bien un intento de aproximación al misterio que entraña el fenómeno de Leda Bergonzi, una figura que en este último tiempo se ha convertido en un motor espiritual para la ciudad, congregando a miles de fieles en cada uno de los espacios a los que los ha convocado.

Ambas periodistas hablan de «fenómeno de fe», y dan cuenta de que el trabajo se focaliza en la espiritualidad, en los «dones» que Leda dice haber recibido y en las vicisitudes que atravesó la pequeña comunidad Soplo de Dios Viviente, fundada por la propia Leda Bergonzi hace ya varios años, en los últimos meses, desde su paso por la Catedral de Rosario, pasando por el estallido mediático y la llegada al predio de la ex Sociedad Rural, donde cada martes se convocan multitudes que llegan, incluso, desde otras provincias y países limítrofes.

«El relato se centra en el fervor que ha despertado en miles de personas, los supuestos milagros que se le atribuyen y el crecimiento de su obra en Rosario y alrededores», señalan las autoras, que adelantaron a este medio que en el libro «van a encontrar la historia del fenómeno de Leda, muchos testimonios y el mensaje de salir a amar y creer en el Dios que te transforma la vida».

«Leda, la fe y la sanación»

El libro busca dar cuenta de la espiritualidad de Leda y, para esto, recopila testimonios de los fieles que la siguen, del Arzobispado de Rosario –encabezado por monseñor Eduardo Martín– y también de referentes en Ciencias Sociales, que buscan explicar el fenómeno.

Pero en «Leda, la fe y la sanación»,  está reflejado, sobre todo, la disrupción que significa Leda en el marco de una institución cuyo dogma no sólo ha relegado las figuras femeninas a planos muy secundarios, sino que, para esas figuras, ha destinado siempre una única imagen posible, siempre en el plano de lo virginal, etéro y fuera de lo terrenal. «Consideramos que el fenómeno de fe que ha impulsado, a pesar de ser una laica, sin consagracion a la vida religiosa, y el hecho de contar con el apoyo de la estructura eclesiástica dibujan un porvenir diferente y alentador», señalan en el texto.

Las autoras manifestaron, además, que en las misas de Leda descubrieron un “lugar interior” desconocido, lo cual las invitó a habitar un nuevo espacio dentro de su ser. En una entrevista exclusiva con Conclusión, detallaron cómo conocieron a Leda, las primeras impresiones que tuvieron al presenciar sus bendiciones y la explicación que le dan al impacto que causa en las personas.

–¿Por qué este libro?

–Ferrarese: Este libro surge por una inquietud de la editorial, Random House, que advirtió el fenómeno de fe que se gestó en la ciudad en pocos meses con la gran multitud que congrega Leda cada martes, y nos propusieron hacer un libro que contara y se focalizara no tanto en la persona de Leda, esto no es una biografía de ella, sino en el crecimiento de Soplo de Dios Viviente, que es el grupo que ella lidera. Sí hay menciones sobre su vida, pero más que nada hace hincapié en su espiritualidad. Hay testimonios de personas que aseguran que a través de ella han podido experimentar modificaciones en su cuerpo y ánimo, está la palabra de la autoridad máxima de la Iglesia de Rosario, del Arzobispado, y también hay una mirada de las Ciencias Sociales sobre lo que implica un fenómeno de este tipo, que busca explicar por qué la gente se vuelca hacia esta fe”.

–¿Cómo se gesta este fenómeno?

–Colombo: Leda venía trabajando desde hace muchos años con una comunidad pequeña, de más de 200 personas, que la seguía en la Catedral. Había empezado en febrero, nosotros la conocimos en junio, y los medios tuvieron que ver con su crecimiento al hacerla conocida. Leda es una mujer joven, laica, que rompe con las imágenes virginales o religiosas. Es mamá de cinco hijos, es abuela, le gusta vestirse bien, es absolutamente encantadora, sonriente, simpática, cercana, tiene un montón de cualidades ordinarias que la transforman en alguien extraordinaria.  En una ciudad conocida por el horror, la muerte, el narcotráfico y las balaceras, también muchísima gente va a entregar su fe, su dolor y a buscar la paz, y esto no es casualidad, hay algo allí que confluye y provoca esto. Los medios mostraron este fenómeno y la gente, necesitada de confiar en algo más que lo concreto, se acercó.

–¿En lo personal, ustedes, son personas de fe o simplemente se han sentido atraídas por esta figura con un carisma tan fuerte?

–Ferrarese: Yo soy una mujer de fe, pero no tengo una vida religiosa ni practicante. A pesar de eso, el universo Leda es muy particular y está vinculado a lo que es el movimiento carismático dentro del catolicismo, que tampoco me es lejano. Podemos identificar cuestiones de liturgia en ella, por la forma de orar y los cantos, que son diferente a lo que uno encuentra en una misa o en la Catedral. La incursión de Leda en la Catedral fue el hecho noticioso que originó esta serie de coberturas que hacemos. Si bien Leda es de la Iglesia Católica, es llamativo que esta institución permita que una mujer laica, que no tiene consagración a la vida religiosa, no tiene sacramentos ni es monja, haga bendiciones. Esto contrasta con la gente, que lejos de alejarse de ella ante el distanciamiento de la Catedral, la acompañó aún más, también con la venia del arzobispo. Leda tiene, dentro de lo que es la fe católica, muchas particularidades relacionadas a ese movimiento.

–La figura de Leda rompe con todas las estructuras, su imagen no es la de una mujer virginal.

–Colombo: Todo hubiese sido más fácil si ella se hubiese puesto una túnica, tapado, y hubiese aparecido como una mujer virginal, pero rompe ese prejuicio. Eso siempre nos gustó, que ella vaya con su impronta, mostrando cómo es todos los días en su casa, en su barrio, con sus amigos, como es ella de verdad.

–Es la primera vez que pasa esto con una mujer, ¿piensan que hay un tipo de identificación diferente por esto?

–Colombo: Con Leda no hay distancias. Hay una cuestión de cercanía absoluta, al punto que al principio, cuando estaba en La Rural, iba al baño público, hacía la cola y nadie la reconocía. Ella va muy liviana de cuerpo, saludando, abrazando y riendo con la gente. Es como una mamá, una hermana o una amiga, que rompe la distancia que pone un sacerdote con su vestuario o con la autoridad que le da la representación de la iglesia, ocupando un lugar en la altura, un lugar de poder y de saber, que ella lo rompe. Leda llega caminando, saluda a la gente, la aplauden, y ahí hay toda una ruptura con eso, pero eso no quiere decir que ella no o tenga, o que no tenga un carácter tremendo. Sino que rompe ese lugar de representación del poder que impone la Iglesia, realcionado a la culpa, el castigo, los miedos, eso se rompe.

–También rompe con el rito tradicional católico.

–Ferrarese: este fenómeno ha demostrada varias cuestiones que tienen que ver con la flexibilidad de una institución. El arzobispo Martín ha permitido el desarrollo de Leda que, si bien tiene pinceladas de otro tipo de creencias y de fe, no presenta un corrimiento de lo que es la Iglesia Católica. Ella encabeza la oración cantada y las bendiciones, pero hay todo un marco que es bien masculino y que la Iglesia permite solo a los sacerdotes varones. Hay un juego donde a ella se le permite mantener su improntaa, pero no se mueve del discurso de la Iglesia, una institución que empieza a ver en la ciudad la práctica de la religión desde otro lugar, más festivo.

–Colombo: Los martes hay una celebración. Está la misa, que es distendida y cortita, y después los sacerdotes le dan la posibilidad a la comunidad a ir a dar la comunión y hacen confesiones, que son charlas con la gente. Por otro lado, está el canto, las coreos y una prédica distendida, que la hace el esposo de Leda. No es la misa a la que uno está acostumbrado, todo es en un clima de celebración. Desde el momento que la gente llega a la cola y se encuentra con amigos, empiezan las guitarreadas, juegan al buraco, hacen comidas, es como un gran picnic de la primavera.

–Dicen que circula una energía muy particular entes de entrar.

–Colombo: la gente para hasta veinte horas para ir ahí. Se detienen para buscar un poco de paz.

–¿Cómo fue para ustedes hacer las entrevistas?

–Ferrarese: Nos quedamos impresionadas la primera vez que fuimos a la Catedral, ella es muy expresiva, la ves cantar y orar y te conmueve. Las bendiciones son emocionantes, pero lo realmente abrumador es la gente.

–¿En qué momento decidieron hacer un libro?

–Colombo: La primera vez que fuimos a verla en la Catedral armamos la nota y advertimos que había una historia. Nos pareció que era fuerte y nos preguntábamos cómo antes nadie lo vio. Lo del libro fue una convocatoria de la editorial.

–¿Cómo conocieron a Leda?

–Colombo: Nos cayó del cielo. Yo decidí vender una caminadora y la publiqué por Instagram, ahí se contactó una mujer, empezamos a charlar y me contó de Leda, que la querían echar de la Catedral y que ellos como grupo estaban muy preocupados y querían ayudarla. Me pasó el teléfono de Leda y, lejos de querer darnos una nota, nos dijo que vayamos a vivir la experiencia. Ahí le dije a Sabri (Ferrarese) que me acompañara, para contar la historia de forma escrita, y me propuso que la hagamos juntas, ahí arrancamos. El proceso fue hermoso.