La inseguridad que se vive día a día en las urbes, ha escalado de forma exponencial en los últimos años y es realmente una preocupación inmensa para la sociedad en su conjunto, lo que ha puesto en debate diversas propuestas realizadas desde distintas entidades que tienen que ver con la posible solución de esta problemática cotidiana.

Una de ellas es la propuesta de ordenanza que presentó la concejala perteneciente al bloque de Juntos por el cambio, Renata Ghilotti, donde propone que en escuelas secundarias, clubes e instituciones barriales se ofrezca la posibilidad de aprender defensa personal para lidiar con situaciones de inseguridad.

Este proyecto de ordenanza, según la edila rosarina, se basa en la preparación de la ciudadanía para responder a hechos delictivos que, en principio, debería ser encarado de manera integral por Estado en pos de la seguridad y el bien común.

En relación a esta temática, Conclusión entrevistó al consultor en temas de seguridad personal e instructor especializado en defensa personal Diego Manso, quien posee un extenso currículum en preparación de fuerzas policiales y agentes de seguridad ciudadana, para preguntarle cuál es el criterio fundamental que debe analizar la persona que decide emprender el entrenamiento de una disciplina marcial de defensa personal.

Sobre la posibilidad de aplicar esta ordenanza, el instructor profesional apuntó:  «En principio no hay una sola respuesta tajante. La pregunta que debemos hacernos es para que haría defensa personal esa gente».

 

 

«Si vos haces defensa personal para ampliar tu capacidad de respuesta, o por ejemplo yo, hago defensa personal para generar conciencia situacional, es decir, hay una persona que me aborda para robarme y yo en vez de generar un efecto túnel con esa persona, abro la cabeza, abro la mirada y me doy cuenta que no está solo, que está acompañado, que estoy encerrado, no tengo un lugar para salir, si tengo escaleras, o sea, se genera una conciencia de la situación real», agregó Manso.

El avezado en artes marciales hizo hincapié sobre el cuestionamiento que se debe hacer antes de comenzar esta actividad: «¿Para que es la defensa personal?», y es ahí donde aparecen varios «efectos multicausales» para analizar porque, según el especialista «nosotros nunca vamos a poder anticipar en un gimnasio lo que va a pasar en la vida real».

«A diferencia de los deportes de combate, donde hay reglas y donde los dos esperan lo mismo, en la situación urbana de calle, tenemos que partir de cuatro principios: el que está en frente mío es mejor que yo y yo no lo sé; el que está en frente en mío está armado y yo no lo sé; el que está en frente mío está acompañado y yo no lo sé; la defensa personal no existe por sí sola, no es un árbol que podes ver y tocar, es una idea, es una construcción que una persona va haciendo en base a un montón de situaciones que confluyen: el estado de ánimo, tu destreza física, tus capacidades, tu liderazgo emocional, la evaluación del entorno, en qué contexto estás, si es arriba del colectivo, si se metieron en tu casa, los contextos varían mucho la capacidad de respuesta. Entonces, entrenar defensa personal para defender qué. Es la pregunta que yo hago», analizó.

Este concepto planteado por el consultor en seguridad personal invita a una reflexión sobre la utilización de las técnicas adquiridas en un proceso de entrenamiento de defensa personal. Manso sostiene que hay que preguntarse «qué es lo más importante en tu vida, entonces yo te digo que nos pongámonos a luchar y saco un cuchillo de madera con la punta pintada con lápiz labial y vos te podes contar las rayas rojas en tu remera, entonces yo te pregunto esto que ves ¿te pone más lejos o más cerca de tu hijo o madre o esposa?, en base a la respuesta, vos estás preparado para saber qué es lo que querés hacer con tu destreza en defensa personal, si querés volver a tu casa porque tu hijo te está esperando o si querés darle un escarmiento al ladrón».

Otro aspecto que debe mencionarse es el relativo a la ley de Legítima Defensa, la cual se expone para saber que las personas deben ser responsables de sus actos.

Manso argumentó: «Yo entrenaba con luchadores profesionales, entonces hablaba con ellos y les decía como una persona con el poder ofensivo que tienen no conoce la ley de Legítima Defensa, porque si lo que vos haces es golpear una combinación de uno o dos low kick terminaste la pelea, pero si estás enojado y le pateas la cabeza matás a esa persona y podés terminar preso. Tuve la posibilidad de entrevistar a personas que están presas por esta situación y me dicen que se arrepienten totalmente de haberlo hecho, que tendrían que haber entregado todo lo que le pidieron e irse a su casa con su familia. Entonces, vos sabes dónde empieza el conflicto pero no sabes cómo termina».

Entonces, de nuevo, ¿con qué fin debería un ciudadano preocupado por su integridad física y su seguridad personal, comenzar a estudiar o practicar una disciplina asociada a la defensa personal?

Uno debe entrenar «para ampliar su capacidad de respuesta y acción, que incluye los hábitos preventivos y que incluye una disponibilidad no violenta, dijo el instructor. «Cuando uno entrena defensa personal debería estar incluido el entrenamiento de la resolución no violenta de conflictos porque sabemos cómo empieza pero no como termina. Defensa personal para liderazgo de las emociones, para mantenerse sano en las relaciones productivas, relación más sana con mi ego y las demás personas», añadió.

«Puedo ampliar mi capacidad de acción pero no puedo con eso pensar que mi capacidad de acción esta por encima de los riesgos, porque los riesgos son ilimitados. Yo no puedo menospreciar los riesgos porque aprendí una técnica de defensa personal», concluyó el especialista en técnicas de seguridad y disciplinas marciales.

El Proyecto en el Concejo 

La concejala Ghilotti, con el tratamiento de esta ordenanza, apunta al cuidado ciudadano en relación a los problemas de inseguridad, como una herramienta más que ayude a mitigar las acciones violentas que son noticia todos los días.

Sobre el proyecto, la edila explicó que está proponiendo «dos proyectos». Uno, relató, que se pueda firmar convenios entre la intendencia y los clubes y vecinales de la ciudad de Rosario para que se puedan dar en estas instituciones clases de defensa personal; y por otro lado, «le encomendamos al intendente que pueda proponerle al Gobernador que en la currícula de los colegios secundarios pueda darse clases de defensa personal».

Para Ghilotti, esta propuesta tiene que ver con que en Rosario «vivimos situaciones de violencia y de extrema inseguridad».

«Desde mi experiencia personal hemos estado relacionándonos con un montón de personas que capacitan en defensa personal y artes marciales, y en mi caso he tomado clases de defensa por situaciones de inseguridad que he vivido y esto me otorgó herramientas para sentirme más segura, para estar más atenta en el espacio público, para estar más alerta, para tener mecanismos de disuasión ante algún hecho de delincuencia o delito», sostuvo.

«Se trata de tener herramientas para poder zafar de una situación de violencia o de robo», declaró la concejala.

Según la autora del proyecto de ordenanza, el Estado es quien debe asegurar la seguridad ciudadana, pero no lo está haciendo. «Quienes intenten tener algunas herramientas sirve para estar más alerta, tener mecanismos de defensa, sentirse un poco más seguro en estos momentos en donde el Estado está absolutamente ausente», argumentó.

Y expuso la necesidad de que esta actividad y este entrenamiento llegue también «a mujeres que a veces nos sentimos indefensas en el espacio público, para aprender a cómo movernos, de cómo llevar nuestra cartera y mirar un poco alrededor».

Al preguntarle sobre la aceptación de este proyecto de ordenanza entre los demás concejales, Ghilotti dijo que van «a empezar la discusión» y «por supuesto» estará «predispuesta a cualquier tipo de modificación y cualquier propuesta de otros bloques para que pueda tener consenso y salir».