En un operativo de rutina, la Dirección General de Fiscalización de Transporte, junto a la Dirección General de Tránsito, le retiraron la licencia y el vehículo a un taxista y se llevaron el auto al corralón.

Según el coordinador de la Dirección General de Fiscalización de Transporte, Claudio Gazera, el control sobre los taxis implica «verificar documentación, condiciones de seguridad, estado del conductor y todo tipo de irregularidades».

El hecho ocurrió en la intersección de las calles Corrientes y San Lorenzo mientras se realizaba un operativo de rutina. Entre varios taxis que pasaron por el control, uno no estaba en regla y sufrió las consecuencias.

El conductor involucrado, llamado Julio L., no contaba con la chapa amarilla, ya que la misma había vencido el 21 del corriente y sin embargo, estaba trabajando. Hecho que fue comprobado por Gazera al ver descender del taxi en cuestión a dos chicas, que afirmaron no conocerlo cuando fueron consultadas al respecto.

La situación empeoró para Julio L. cuando afirmó que no estaba prestando el servicio y aparecieron los tickets que revelaban lo contrario. Sin embargo, eso no fue todo. La frutilla el postre fue que el conductor presentaba 2,09 de alcohol en sangre, cuatro veces más de lo permitido.

Le retiraron la licencia y el vehículo fue llevado al corralón. El tiempo de retención y las posibles multas serán determinadas por el juez de la causa de la secretaría de Servicios Públicos.