Benjamín Cinto tiene 24 años, es estudiante de ingeniería mecánica de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura (FCEIA) de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y es oriundo de la ciudad entrerriana de Gualeguaychú. El joven fue premiado por la NASA tras crear un mecanismo de apertura conocido como la «llave egipcia», con el cual compitió con ingenieros y diseñadores de todo el mundo.

Todo comenzó a partir de la propuesta realizada por la materia “Síntesis de Mecanismo y Maquina”, que desafío a los estudiantes a participar en este concurso como forma de trabajo práctico. Fue así que Benjamín  inventó lo que denominó como  “Llave egipcia”, un producto que cuenta con similitudes con el funcionamiento de las cerraduras que se utilizaban en el antiguo Egipto con un pasador con forma de cuña que, cuando avanza, hace caer pestillos y bloquea el sistema.

“Fue un verdadero desafío, participaron ingenieros y diseñadores de todas partes del mundo. La idea era poder ayudar a mejorar un nuevo sistema de despliegue de estructuras espaciales, como antenas o telescopios, que se envían al espacio cada placa de estos como si fuesen hexágonos, uno arriba del otro, y cuando llegan a órbita se separan con varillas y se retraen hasta unirse”, explicó Cinto, y agregó: “La complejidad estaba en hacer un mecanismo que al tocarse las placas los vincule permanentemente”.

 
 
 
 
 
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El concurso fue lanzado para todo el mundo y tenía un objetivo muy claro: crear un dispositivo que bloquee de manera segura los segmentos de estructuras espaciales al contacto, para evitar que se activen en el lanzamiento. Además, debía lograr cumplir con una serie de  restricciones físicas, como el tamaño y la baja masa.

El nombre de “Llave egipcia” fue en realidad una idea de su hermano, quién le indicó que el mecanismo que estaba desarrollando contaba con principios similares con las cerraduras utilizadas en el antiguo Egipto. “Cuando modelé el mecanismo se lo conté a mi hermano, que es unos años más chico que yo. En ese momento, me dijo que le hacía acordar a las cerraduras que se implementaron en Egipto, y cuando vimos como funcionaban, descubrí que efectivamente había un cierto grado de similitud. Me gustó mucho el nombre y lo bautizamos así”. 

Hasta julio de este año, el estudiante trabajó como programador en el área de sistemas, y estos últimos meses estuvo completamente enfocado en la meta de terminar la carrera.

“Mi próximo objetivo es terminar la carrera, me falta sólo el proyecto final. Y después de ahí ver qué oportunidades se presentan, siempre buscando la innovación y el generar algún tipo de impacto en la sociedad”, detalló.