Por Ricardo Alonso

El gobernador Omar Perotti ratificó su visión de la cuarentena y la protección contra el Covid-19: Santa Fe integra el conjunto de provincias del área central que menos apertura han dispuesto en esta nueva etapa de “cuarentena focalizada”. Ya la “cuarentena administrada” había sumado unas pocas actividades en la provincia, con trámites muy rigurosos y duros protocolos sanitarios a cumplir por parte de las empresas que querían volver a la actividad, no plena, pero sí mínima aunque sea.

Estas decisiones oficiales marcan no sólo una visión acerca de la pandemia sino que describen un estilo de gobierno peronista en Santa Fe: primero la seguridad de la gente, podría resumirse. Y además, es una administración que no va arriesgar más allá de las posibilidades.

El socialismo no tomó ninguna previsión del gasto cuando ya se sabía que los cuatro años de macrismo habían generado una profunda recesión y una caída de la recaudación que empezaba a ser crítica.

Queda claro ahora que el gobierno del justicialismo de ninguna manera hubiera acelerado las licitaciones de obras públicas y otros costosos compromisos, sabiendo que no iba a seguir a cargo del Ejecutivo y que sería la gestión subsiguiente la que debería afrontar esos abultados déficits. Así no lo entendió el socialismo que no tomó ninguna previsión del gasto cuando ya se sabía que los cuatro años de macrismo habían generado una profunda recesión y una caída de la recaudación que empezaba a ser crítica.

No sirve hacer periodismo contrafáctico pero los indicios están y son importantes para vislumbrar que no se trata de berrinches personales, sino de modos de entender al Estado y a la gestión.

Mientras que el socialismo dice defender la centralidad del Estado para defender a los sectores populares, lo hace pero arriesgando recursos que después terminan perjudicando a esos mismos sectores. Por el otro lado, el peronismo viene a poner orden en las cuentas para poder direccionar adecuadamente esa ayuda y entonces la oposición lo llama “ajuste”. En teoría, ambos proponen defender al pueblo, pero hay que establecer quién lo hace de manera más eficiente.

Lo que se propone como innovador y progresista, muchas veces termina siendo parte de una ilusión socialdemócrata que hoy hasta tiene complicada aplicación en poderosos países de Europa.

Entonces, lo que se pinta como conservador o ajuste es en realidad una manera racional de entender y administrar el gasto público. Y lo que se propone como innovador y progresista, muchas veces termina siendo parte de una ilusión socialdemócrata que hoy hasta tiene complicada aplicación en poderosos países de Europa.