El pasado lunes se venció el plazo para el cierre del basural a cielo abierto de la ciudad de San Carlos de Bariloche. En este contexto y con una ley vigente el Ejecutivo comunal salió a comunicar como un logro la «fuerte intervención» que llevó adelante en el vertedero que -según sus datos- disminuyó su superficie de 17,5 hectáreas a «solo una hectárea de basura».

Debido a que el basural aún continúa activo, activistas y pobladores reclaman el cumplimento total de la normativa.

El presidente de la Fundación Ambiente, Desarrollo y Hábitat Sustentables, Tomás Guevara, cuestionó a la Municipalidad -a cargo del intendente saliente Gustavo Gennuso- de querer irse «tratando de mostrar algún avance», cuando, en verdad, «están incumpliendo la ley provincial y la ordenanza local que ellos mismos votaron».

En el cruce de versiones, Guevara precisó que “la principal diferencia entre un relleno sanitario y un basural a cielo abierto no es si se tapa o no la basura».

Según el informe de la Municipalidad «se compactaron los residuos sólidos urbanos (RSU), se realizó redondeo de taludes para reducir el ángulo de inclinación y se pudo llevar el basural a lo más próximo a un relleno sanitario».

Además, la comuna consignó que «se determinó un nuevo sector para la deposición de los RSU y se hizo un saneamiento y remoción de material para cobertura en la zona de los residuos forestales, mientras que en el área de residuos forestales mixtos se efectuó una cobertura con suelo».

«No se avanzó nada en el cierre y traslado en este año desde que se sancionó la ordenanza«, cuestionó Guevara y agregó que «la basura orgánica genera en su descomposición gases que se deben ventear y lo único que hicieron es lo mínimo, taparlo un poco».

Desde el municipio replicaron que «a raíz de una fuerte intervención en toda la superficie afectada a la deposición de Residuos Sólidos Urbanos se redujo a sólo una hectárea de basura».