Por Alejandro Maidana

La agresión y posterior modificación de los distintos ecosistemas, viene siendo materia de resistencia, lucha e incesantes movilizaciones. El actual paradigma en la manera de producir, ha llevado a las distantes especies que habitan esta parte del globo, incluida la nuestra, a transitar la ruta de un anunciado colapso.

Bajo un contexto asfixiante, donde 6 de cada 10 pibes se encuentra acorralado por la pobreza, y uno de cada cuatro jóvenes de entre 18 y 24 años no estudia ni trabaja, el debate sobre qué tipo de producción y políticas públicas se necesita para no profundizar el dolor, se hace cada día más álgido a lo largo y ancho del país.

Las reglas del juego son claras, la acumulación por desposesión es un ejercicio de poder que se ha expresado en el devenir histórico del capitalismo, aunque la acumulación por desposesión, cobra fuerza ideológica a partir del modelo neoliberal. Allí es el extractivismo quién cobra relevancia y se impone de sobremanera.

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En las últimas horas la vapuleada provincia de Entre Ríos volvió a ser noticia, en esta oportunidad la zona de Diamante fue quién cobró notoriedad ante la información que llegaba de la zona. Allí un refulado de arena que consiste en sacarla del río y usarla para subir el nivel del terreno, generó rápidamente una alerta que puso en vilo a distintas organizaciones y vecinos de la zona.

Cabe destacar que a través de los grupos de comunicación de la organización Humedales en Red, se dio la voz de alarma ante lo que se advertía podría llegar a ser la construcción de un talud frente al Mirador sobre el Río de la ciudad de Diamante, a poca distancia hacia el Sur del puerto. La obra se estaba realizando como parte de dragado de ese sector del río Paraná, refulando arena hacia un sector y levantando un dique de aproximadamente 200 metros de largo por 10 de alto que cortaba la circulación de un brazo del cauce.

Se puedo saber que la draga del puerto en consentimiento de un propietario realizó un terraplén que une la «propiedad privada» con una isla fiscal. Este lugar corresponde al sitio ramsar Delta del Paraná y la reserva de usos múltiples del Paraná Medio. Se trata de un imponente terraplén de unos 200 metros que corta toda la circulación natural del río y posee 10 metros de altura.

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En este lugar se han censado muchas aves migratorias, siendo un lugar de pesca artesanal y de navegación segura (cuando el río se pica es un atajo a la costa). Los vecinos no dudan en sostener que saben “que en Entre Ríos los ríos son libres, y esto es un daño ambiental serio que necesita remediación inmediata antes q sedimento y se firme un madrejón.»

Desde las organizaciones socioambientales que resisten y denuncian este preocupante suceso, no dudan de que el único beneficiado es el propietario, ya que se suma una isla más de pastoreo y pierde la sociedad. Agregando que lamentan estar ante un acontecimiento que pone el riesgo el humedal, la biodiversiad, la forma de vida y sus propias vidas.

En diálogo con el portal ambiental ERA Verde, la secretaria de Ambiente de Entre Ríos señaló que no se trata de un terraplén, sino parte de las obras de emergencia programadas para el puerto de Diamante. No obstante, la funcionaria aclaró que la disposición del material de refulado no es el que fue sugerido por la dependencia a su cargo cuando el expediente para la autorización pasó por su oficina. El director de Hidráulica, en tanto, dijo que el cambio de planes obedecía a la idea de reconstituir la unión de dos islas que antes eran una, y que estaría aprobado por Vías Navegables. Habrá una reunión de áreas de Gobierno para dilucidar la situación.

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La única verdad es la realidad, y la misma demuestra a las claras y de manera explícita, que el poder económico deriva del agronegocio, es el que maneja de manera inescrupulosa la agenda sociopolítica. Mientras el debate sobre qué tipo de producción necesitamos para no sucumbir como especie, a las otras ya las hemos puesto en jaque, situaciones y movimientos sumamente extraños como el acontecido en esta oportunidad en la bella ciudad de Diamante, nos obliga a permanecer en vigilia y a preparar la defensa ante la posible manifestación de un renovado atropello al derecho ambiental, y por ende humano.