Por Maximiliano Montenegro

De la comparación del gasto público entre 2017 y 2018 se observa que el esfuerzo fiscal que implicó la baja de subsidios económicos (ajuste de tarifas) más lo ahorrado por la caída en la obra pública fue equivalente a la suba del pago de intereses de la deuda.

Según el informe realizado por el Cepa (Centro de Estudios de Política Económica) en base a los números fiscales (2018 vs. 2017), en términos reales (descontada la inflación promedio del 33,8% del año pasado), el ahorro por prestaciones sociales fue de 80.138 millones de pesos y los generados por el ajuste de tarifas (es decir, el recorte de subsidios a la energía y el transporte) fueron $ 20.700 millones. Mientras que el freno a la obra pública (gasto de capital) implicó un ahorro fiscal de 67.867 millones de pesos, con una caída de 24,4% en términos reales.

Este ajuste fiscal quedó “diluido” en parte por los efectos de la devaluación combinado con un alto endeudamiento (en moneda extranjera), tasas de interés elevadas, y una mayor necesidad de pesos para afrontar el pago de los subsidios a la energía (tanto de importaciones como de generación de energía eléctrica y producción local de gas natural), que moderó el recorte de subsidios previsto originalmente en el Presupuesto.

Así, el rubro “ intereses de la deuda pública” se disparó un 29,4% en términos reales (siempre descontando inflación), lo que equivale a unos 88.071 millones de pesos. De esta manera, el esfuerzo fiscal que implicó el ajuste de tarifas más lo ahorrado por el freno en la obra pública (88.567 millones) fue similar al incremento en el pago servicios de deuda ($88.071 millones). Si a la cuenta se agrega el ahorro por la caída en términos reales del gasto social, entonces 1 de cada 2 pesos ahorrados por el ajuste de tarifas, el freno de la obra pública y el ajuste real en servicios sociales fueron compensados por el incremento de los intereses de la deuda pública.

En resumen, la devaluación del peso no solo hizo más dificultosa la tarea de reducir el déficit primario (en particular en el rubro subsidios, dada la dolarización de las tarifas de energía) sino que además provocó un salto brusco en los intereses de deuda afectando el resultado financiero final. Mientras el déficit operativo (antes del pago de intereses) cayó 37% en términos reales el año pasado, con un ahorro en pesos constantes de $ 200.000 millones. El déficit fiscal total o financiero sólo se reduce 13% en términos reales ($ 113.000 millones) debido al fuerte incremento de la cuenta a pagar en pesos de los intereses de la deuda.

*Por Maximiliano Montenegro, en Plan M.