La sobriedad que parece imponer a los dirigentes el caso Nisman demuestra la gravedad del hecho y el temor a quedar desacomodado ante cualquier declaración casual ante una investigación que arroja novedades todos los días. Pero hacia el interior de las distintas fuerzas políticas en Santa Fe, existe un verdadero hervidero de negociaciones.

En estos días circuló un rumor que todos conocían y nadie se atrevía a confirmar. La maniobra se trataba de convencer a Hermes Binner que debía abandonar cualquier aspiración nacional y regresar como candidato a gobernador a Santa Fe para reemplazar a Miguel Lifschitz que sigue unos puntos por detrás de Miguel Del Sel en las encuestas. La operación  tenía apuntalada también a nivel nacional por destacados dirigentes del FAUnen que ven en Binner el último escollo para arrojarse con ganas en los brazos de Mauricio Macri.

La especie duró hasta que el propio Lifschitz  impuso –no sin vehemencia- su criterio y bloqueó la maniobra que hubiera significado su fin político quizás y un altísimo costo interno para el socialismo que ya demasiados problemas tiene.

Es cierto que Del Sel,  que ahora consiguió el acompañamiento del radical Jorge Boasso, encabeza las preferencias del electorado santafesino. Pero observan los que saben que ha alcanzado su techo mientras que Lifschitz aún conserva un alto nivel de desconocimiento en el norte provincial y eso puede darle la ventaja final. Por otra parte, todas esas consultas deberán ser reformuladas cuando se definan los más gravitantes candidatos del peronismo que siguen siendo el gran signo de pregunta del tablero electoral.

Nadie sabe a ciencia cierta a dónde quedarían los buenos porcentajes de Del Sel si finalmente María Eugenia Bielsa sale a la cancha como candidata. O si Omar Perotti y Alejandro Ramos alcanzan un entendimiento que se sintetice en una fórmula provincial. Tampoco nadie sabe qué efecto causará el caso Nisman en todo el proceso nacional de este año. Aunque ya han aparecido los aventureros interesados disfrazados de consultores que empezaron a distribuir certificados de defunción política a uno y otro candidato nacional. En la provincia, por ahora, nadie habla en esos términos.