LUNES, 02 DE DIC

Para Francis Fukuyama, el triunfo de Trump supone el ocaso del liberalismo

Fukuyama observa que, a pesar de las expectativas iniciales de que Trump sería una anomalía, su victoria y la recuperación de la batalla judicial y de su papel como instigador en el Asalto al Capitolio en 2021, sugieren que, de hecho, está dando inicio a una era política distinta.

 

El politólogo Francis Fukuyama, reconocido por “El Fin de la Historia y el último hombre” (1992), en que realza el triunfo de la democracia liberal tras el fin de la Guerra Fría, reflexionó sobre la victoria de Donald Trump y su impacto transformador en la política estadounidense y mundial.

Para Fukuyama, investigador principal del Centro sobre Democracia, Desarrollo y Estado de Derecho de Stanford, el regreso del republicano a la Casa Blanca no solo refleja un descontento general con el liberalismo y el “wokeismo” que ha dominado en las últimas décadas, sino que marca el inicio de un nuevo ciclo político.

Fukuyama observa que, a pesar de las expectativas iniciales de que Trump sería una anomalía, su victoria y la recuperación de la batalla judicial y de su papel como instigador en el Asalto al Capitolio en 2021, sugieren que, de hecho, está dando inicio a una era política distinta.

Los votantes sabían lo que representaba Trump y decidieron, a pesar de sus posturas polarizadoras, darle un mandato claro, hartos del fracaso de la socialdemocracia en torno a la inmigración, economía y su controvertida agenda cultural, un fenómeno creciente en Europa y todo el mundo.

 

EL LIBERALISMO HA CAMBIADO (O DEGENERADO)

Una de las razones que Fukuyama alega para comprender el apoyo colectivo a un líder proteccionista y nacionalista es la degeneración del liberalismo clásico. La comprensión de una «sociedad libre» ha cambiado desde los años 1980.

El «liberalismo woke» ha reemplazado las preocupaciones tradicionales por los derechos de la clase trabajadora con una agenda centrada en grupos marginados: minorías raciales, inmigrantes, minorías sexuales y similares.

«El poder estatal se utilizó cada vez más no al servicio de una justicia imparcial, sino más bien para promover resultados sociales específicos para estos grupos», anotó Fukuyama.

Esto, a su juicio, desvió a la izquierda de sus raíces populares y llevó a la derecha, representada por Trump, a ganar apoyo en sectores marginados, incluidos votantes negros e hispanos de clase trabajadora, que resultaron calves para la victoria republicana, más allá de los imprescindibles votantes blancos de clase trabajadora.

«Asimismo el neoliberalismo, que santificó los mercados y redujo la capacidad de los gobiernos para proteger a aquellos afectados por el cambio económico, hizo que la clase trabajadora perdiera empleos y oportunidades», reforzó.

La clase trabajadora siente que los partidos políticos de izquierda, enfocados en la agenda woke, ya no defendían sus intereses y comenzó a votar por partidos de derecha. Véase el éxito de Marine Le Pen, el de Giorgia Meloni en Italia y el Afd en Alemania, con el colapso de la coalición socialdemócrata de Olaf Sholz.

«Todos estos grupos estaban descontentos con un sistema de libre comercio que eliminaba sus medios de vida, incluso cuando creaba una nueva clase de superricos, y también estaban descontentos con los partidos progresistas que aparentemente se preocupaban más por los extranjeros y el medio ambiente que por su propia condición», sostuvo el politólogo.

El escritor también se mostró muy preocupado por la «amenaza» al mundo liberal que supone Trump. A diferencia de su primer mandato, podría ser más eficaz en implementar sus políticas, con un equipo más leal y enfocado en su visión y con el control de la Corte, Senado, Cámara Baja y Casa Blanca. Este cambio podría llevar a una erosión de las instituciones liberales, similar a lo ocurrido en otros países con gobiernos autoritarios, debilitando la democracia estadounidense.

Asimismo, criticó su política económica, especialmente la arancelaria: «Trump es un autoproclamado proteccionista que dice que ‘arancel’ es la palabra más hermosa del idioma inglés. Ha propuesto aranceles del 10 o 20% contra todos los bienes producidos en el extranjero, tanto por amigos como por enemigos, y no necesita la autoridad del Congreso para hacerlo».

Sobre esto, alertó que ese exagerado proteccionismo conducirá a la inflación, y tendrá efectos negativos en la productividad y el empleo.

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INMIGRACIÓN Y EXTERIOR

La preocupación de Fukuyama se extiende también a las políticas exteriores propuestas por Trump. Respecto a la inmigración, el republicano prometió una deportación masiva de indocumentados.

«Tendrá efectos devastadores en numerosas industrias que dependen de mano de obra inmigrante, en particular la construcción y la agricultura. También será un desafío monumental en términos morales, ya que los padres serán separados de sus hijos ciudadanos, y prepararía el escenario para un conflicto civil, ya que muchos de los indocumentados viven en jurisdicciones azules que harán todo lo posible para evitar que Trump obtenga su forma», informó.

Además, el trato con la OTAN y la política exterior hacia Rusia y China pueden cambiar radicalmente si Trump cumple sus promesas, lo que tendría consecuencias significativas a nivel global.

«Ucrania es, con diferencia, el mayor perdedor; su lucha militar contra Rusia estaba decayendo incluso antes de las elecciones, y Trump puede obligarlo a aceptar los términos de Rusia reteniendo armas, como hizo la Cámara Republicana durante seis meses el invierno pasado. Trump ha amenazado en privado con retirarse de la OTAN, pero incluso si no lo hace, puede debilitar gravemente la alianza si no cumple con la garantía de defensa mutua del Artículo 5. Por el contrario, la victoria de Trump inspirará a otros populistas europeos como Alternativa para Alemania y la Agrupación Nacional en Francia», agregó.

Sobre Medio Oriente, anticipó que apoyará «incondicionalmente las guerras de Benjamín Netanyahu contra Hamás, Hezbolá e Irán» y tal vez llegue a un acuerdo con China respecto a Taiwán.

También Fukuyama exhibió su desasosiego por la amenaza al estado de derecho que representa Trump. En su campaña, el magnate ha anunciado públicamente que buscará venganza contra los azules que lo sometieron a la humillación y escarnio público en el banquillo.

En ese sentido, opinó que «ha prometido utilizar el sistema de justicia para perseguir a todos, desde Liz Cheney y Joe Biden hasta el ex jefe del Estado Mayor Conjunto Mark Milley y Barack Obama. Quiere silenciar a los críticos de los medios quitándoles las licencias o imponiéndoles sanciones».

«Es incierto si Trump tendrá el poder de hacer algo de esto: el sistema judicial fue una de las barreras más resistentes a sus excesos durante su primer mandato. Pero los republicanos han estado trabajando constantemente para insertar jueces comprensivos en el sistema, como la jueza Aileen Cannon en Florida, quien desestimó el fuerte caso de documentos clasificados en su contra», puntualizó.

En esa línea, recriminó a los demócratas por demonizar a Trump con el termino ‘fascista’. Los corrige: «No estaba dispuesto a implementar un régimen totalitario en Estados Unidos. Más bien, habría una decadencia gradual de las instituciones liberales, como ocurrió en Hungría después del regreso de Viktor Orbán al poder en 2010″.

«Esta decadencia ya ha comenzado y Trump ha causado un daño sustancial. Ha profundizado una polarización ya sustancial dentro de la sociedad y ha hecho que Estados Unidos pase de ser una sociedad de alta confianza a una de baja confianza; ha demonizado al gobierno y debilitado la creencia de que representa los intereses colectivos de los estadounidenses; ha endurecido la retórica política y ha dado permiso para expresiones abiertas de intolerancia y misoginia; y ha convencido a la mayoría de los republicanos de que su predecesor fue un presidente ilegítimo que se robó las elecciones de 2020», analizó.

En última instancia, Fukuyama advirtió que el impacto de Trump será profundo, no sólo en términos de políticas concretas, sino en la transformación de la confianza social y política en el país norteamericano.

«Sólo podemos esperar que algunas de las barreras institucionales restantes sigan en pie cuando asuma el cargo. Pero es posible que las cosas tengan que empeorar mucho antes de mejorar», concluyó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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