Momentos tensos y de intenso dramatismo se vivieron hoy en la Sala de Audiencias Nº1 de los Tribunales Provinciales de Rosario durante una nueva jornada en el juicio que se sigue por la muerte del joven Jonatan Herrera, ocurrida el 4 de enero de 2015 cuando recibió varios disparos salidos de armas policiales mientras lavaba el auto en la vereda de su casa. Durante la mañana de este jueves resonaron los testimonios de los familiares del joven asesinado: María Elena Herrera, madre de Jonatan, Nahuel y Leando Herrera, dos de sus hermanos y testigos directos del crimen y Federico Herrera, también testigo directo y primo del joven, quien no pudo concretar su declaración porque se descompuso en el estrado.

Además, pudo escucharse otro testimonio de vital importancia, el de Brian Vespucio, el joven que cometió el ilícito que desató la persecución policial y posterior balacera en la cual Jonatan  perdió la vida.

La carrera de Brian

Aquel domingo 4 de enero, Brian Vespucio tomó una decisión que le daría un giro dramático a su vida y a la de la familia Herrera. El joven asaltó, a mano armada,una juguetería ubicada en San Martín al 3500 y se dio a la fuga en una moto Zanella. Fue perseguido por un móvil del comando Radioeléctrico, al que poco después se les unieron los cuatro agentes de la Policía de Acción Táctica, hoy imputados en la causa, y por otra patrulla en la que iba a bordo la quinta imputada, Gladys G.

Según el testimonio brindado hoy por un frágil Vespucio, que se quebró en un par de oportunidades, desde el patrullero le dispararon dos escopetazos, por lo cual se bajó de la moto en Ayacucho y boulevard Segui y y siguió la huida a pie mientras intercambiaba disparos con los efectivos policiales.

Vespucio relató que fue en ese momento cuando dobló en Pasaje Villar, dónde se encontraba Jonatan lavando el auto con sus hermanos,y al pasar por al lado del vehículo, vuelve a disparar y recibe un tiro en la pierna.

«Ahí terminé tirado en el piso. Los policías me tenían con la cara contra el piso y no podía mirar, pero se seguían escuchando disparos. Yo ya estaba en el piso y seguían disparando, fueron muchos tiros», señaló en forma contundente el joven ladrón.

Vespucio también relató que hubo un intento por parte de algunos de los oficiales que lo detuvieron de obligarlo a agarrar un arma que no era suya: «Yo tenía un 22, y ellos me daban otra y me decían que la agarre… No se qué calibre era, era un arma más grande que la mía».

Así, en otro tramo del relato, Vespucio señaló: » tenía la cabeza contra el piso, y no me dejaban mirarlos, querían que no los mire a la cara y que agarrara el arma, pero yo les decía que no».

El joven, que se mostró sumamente vulnerable, confirmó, ante la requisitoria del fiscal Adrián Spelta, que recibió varias amenazas luego de caer en prisión.

«El único trabajo que tengo es hacer justicia por mi hijo»

«¿Por qué no pensaron, por qué dispararon, yo pregunto por qué le dispararon? Por más que no hayan tenido experiencia, ¿por qué dispararon sin darle voz de altoo decirle que salga de ahí con las manos arriba, si mi hijo no tenía nada en las manos?».

El desgarrador testimonio de María Elena Herrera fue uno de los momentos más intensos de la jornada. Alentada por el fiscal Adrián Spelta, quien la interrogó, como por el representante de una de las querellas, Salvador Vera, la mujer describió como era Jonatan y la vida familiar antes de aquel trágico domingo.

María Elena también relató los hechos desde el momento en que se enteró que a su hijo le habían disparado hasta que, en el Hospital Clemente Álvarez, le pidió pro favor a la médica: «Salven a mi hijo».

La mujer corroboró los testimonios que señalan que los disparos continuaron produciéndose mucho después de que Brian Vespucio ya había sido reducido por la policía. «Brian cayó en frente de la puerta de mi casa, y mi hijo no llegó a entrar a la casa, así que corrió a esconderse detrás de un árbol que está más allá, del otro lado. Y ahí hubo más disparos, Brian estaba tirado en el piso y seguían disparando», relató la mujer entre lágrimas.

Durante su relato, la madre de Jonatan se dirigió a los jueces «yo les pido justicia, todos son culpables, todos ellos le dispararon a mi hijo, todos vieron a Jony detrás del árbol y siguieron disparando, fue un pelotón de fusilamiento lo que hicieron con mi hijo». Y entre lágrimas cerró :»Lo único que le pido a Dios es no olvidarme de mi hijo cuando me haga vieja».

Otros testimonios

Otro testigo importante fue el de Leandro Herrera, quien lavaba el auto junto a a Jonatan ese día y relató toda la secuencia. El joven que tenía 16 años en ese momento, testificó, en coincidencia con lo dicho por Vespucio, que el ladrón pasó corriendo junto al auto, efectuó un disparo y recibió un tiro en la pierna., «El choro le tiró un balazo y los policías le dieron un tiro en la rodilla y quedó inmovilizado. Nosotros pasamos por al lado y nos metimos corriendo en la casa. Pero él estaba en el piso y seguían disparando».

Además, el joven señaló una de las pruebas exhibidas por la fiscalía, la toma fotográfica de uno de los disparos en la pared de la casa y contó que allí «había quedado pegado pelo y cuero cabelludo de Jonatan».

Por su parte, el testimonio de Federico Herrera quedó trunco poco después de empezar. El joven es primo de Jonatan y también se encontraba presente el día de su muerte. A raíz del trauma sufrido sufre, según relataron sus familiares, ataques de epilepsia.

A poco de comenzar su actuación como testigo, el muchacho se quebró y no logró reponerse y debió ser socorrido con atención médica al manifestar los síntomas característicos de un ataque en curso.