Por Alejandra Ojeda Garnero

Luego de la feria judicial, retomaron las audiencias por la muerte de Franco Casco en los Tribunales Federales. Este viernes declaró un perito que analizó el jean que llevaba puesto el joven al momento del hallazgo del cuerpo. El objetivo de la pericia fue determinar si el orificio que presentaba la prenda, en la parte superior del muslo derecho, correspondía con un disparo de arma de fuego.

Franco Casco llegó a Rosario desde Florencio Varela a fines de septiembre de 2014 y se alojó en la casa de sus familiares, en el barrio Empalme Graneros. De allí partió el 6 de octubre del mismo año para volver a su ciudad natal, pero nada se supo sobre su paradero hasta que su cuerpo fue hallado 24 días después en las aguas del río Paraná.

Luego se pudo conocer que su familia realizó una denuncia por búsqueda de paradero en la comisaría 20°, con algunos datos erróneos. Sus padres viajaron a Rosario para, junto a su familia y distintas organizaciones sociales y de Derechos Humanos comenzar una incesante búsqueda.

En los tantos recorridos que realizaron por la ciudad, llegaron a la seccional séptima, donde los efectivos, luego de varias deducciones, lograron determinar que días atrás habían detenido a un joven de nombre Franco, pero de apellido Godoy. El joven había brindado a los policías el apellido de su madre. A la vez indicaron que, fue aprehendido por resistencia a la autoridad a las 13 del día 7 de octubre, por el llamado de un vecino de la zona sobre presencia de personas sospechosas, y lo dejaron en libertad el mismo día a las 22.05, según consta en el expediente.

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Al conocerse ese dato, organismos de Derechos Humanos, organizaciones sociales, políticas y contra la violencia institucional comenzaron a manifestarse para exigir “aparición con vida” y acuñaron la frase “Todos sabíamos, a Franco Casco lo mató la policía”, cuando aún no había aparecido el joven y recién se iniciaban las investigaciones por búsqueda de paradero.

Por la muerte del joven, 19 policías se encuentran procesados y están siendo juzgados por los delitos de desaparición forzada, imposición de torturas y muerte de la víctima, por lo cual muchos de ellos podrían recibir la condena de prisión perpetua. Cuatro de ellos se encuentran detenidos en prisión preventiva desde hace más de cinco años y otros en prisión domiciliaria por el mismo lapso de tiempo.

En la audiencia del debate que comenzó el 6 de diciembre de 2021, y continuó este viernes, declaró el ingeniero José Luis Manzano, responsable del Servicio de Ingeniería y Química Forense del Cuerpo de Investigaciones Fiscales de Salta.

El experto recordó que en junio del 2016 realizó una pericia sobre un «pantalón de jean con el objetivo de constatar la existencia o no, de partículas características o consistentes con residuos de disparo de arma de fuego».

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En ese sentido, explicó la diferencia entre las partículas que se pueden hallar en este tipo de estudios. «Eso está especificado en la norma ASTM 1588, donde se clasifican partículas compatibles con disparos, en características y consistentes«, explicó, y agregó que «las características son aquellas que no dejan lugar a dudas que provienen de un arma de fuego, que son residuos de un disparo; y las consistentes son aquellas que pueden ser de origen ambiental».

Sobre la técnica empleada, «microscopía electrónica de barrido», dijo que “se trata de una técnica instrumental que permite observar la morfología, medir tamaño y determinar la composición química elemental de partículas de tipo inorgánico, sin que la muestra se destruya». Luego «se utiliza un bombardeo de electrones barriendo el área de la muestra que permite realizar una inspección a nivel microscópico de las partículas encontradas en la superficie, donde se confirma si su morfología, tamaño y composición química elemental corresponde a partículas características de residuos de disparo», indica el informe presentado por el perito.

En cambio, la absorción atómica, «nos dice que tenemos componentes metálicos, que provienen del fulminante, como plomo, antimonio y bario, pero no puede definir si está en una sola partícula. Mientras que el microscopio electrónico si puede identificar y decir si la partícula que estamos viendo contiene los tres elementos característicos. El método es efectivo», señaló el perito.

Sobre el orificio que presentaba el pantalón de Franco Casco, en la zona delantera, a la altura del muslo de la pierna derecha, el perito indicó que el estudio arrojó como resultado que «no aparenta ser compatible con un Orificio de Entrada de Proyectil (OEP), pero de todas maneras se tomó una muestra para determinar la existencia o no de residuo de disparo». Es decir, la rotura que presentaba el pantalón del joven, no era producto de un disparo de arma de fuego.

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Las conclusiones fueron más que claras, «sobre el jean solo se hallaron partículas consistentes de residuos de disparo», y agrega que «las partículas definidas como consistentes con un residuo de disparo, son aquellas asociadas con la descarga de un disparo de arma de fuego, pero también pueden provenir de otras fuentes no relacionadas a una deflagración de armas». Como lo explicó el experto en el inicio, las partículas consistentes contienen otros elementos y estás dispuestos de otra forma.

El perito aclaró que, al momento de recibir el material para analizar, «desconocemos cuál fue la causal de muerte de la víctima. Pero consultamos a un especialista en Criminalística, se tomaron muestras del borde del orificio y fue analizado, para determinar con certeza si era un orificio de disparo». El experto en Criminalística descartó de plano que se trate de un orificio de disparo de arma de fuego.

No obstante, Manzano indicó que se realizaron todas las pruebas para descartar todo tipo de dudas. Y ratificó la conclusión a la que arribó en junio de 2016 y obra en el expediente: «Sobre las muestras ofrecidas se hallaron solo partículas consistentes a residuo de disparo. Las partículas definidas como consistentes con un residuo de disparo, son aquellas asociadas con la descarga de un disparo de arma de fuego, pero que también pueden provenir de otras fuentes no relacionadas con una deflagración de armas».

En síntesis: Manzano explicó que recibió una prenda, específicamente un jean con una rotura que había pertenecido a Franco Casco, que presentaba un orificio y con un estudio sobre la prenda debía determinar si se trataba efectivamente de un orificio compatible con el disparo de un arma de fuego, y si tenía restos de disparo de arma de fuego.

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Ante la consulta del defensor Martín Gesino, el perito fue categórico: El estudio, indicó que «la prenda presentaba plomo, antimonio y bario», pero solo contenía partículas consistentes, es decir que no estaban los tres elementos juntos en una sola partícula, porque en ese caso si se hubiese tratado de una partícula característica que corresponde a un disparo de arma”.

Es sabido que estos elementos hallados en el pantalón de Franco Casco pueden estar presentes en otros elementos ajenos a un disparo de arma de fuego. Como ejemplo el experto citó que se encuentran en vestigios ambientales o en personas que trabajan o tuvieron contacto con baterías de autos o con pirotecnia, entre otras.

El caso

Franco Casco llegó el 29 de septiembre de 2014 a visitar a familiares en Empalme Graneros, el 6 de octubre del mismo año, y a pocos días de haber llegado de Florencio Varela, su ciudad natal, abandonó la vivienda y su familia no tuvo novedades sobre su paradero hasta que el 30 de octubre, 22 días después, cuando su cuerpo fue hallado en las aguas del río Paraná.

Un total de 19 policías, que desde un principio sostienen su inocencia, están siendo juzgados por los delitos de desaparición forzada seguida de muerte y torturas, por lo que enfrentan una posible pena de prisión perpetua. Cinco de ellos están detenidos desde hace más de cinco años en prisión preventiva efectiva, en penales federales.

Son juzgados por los delitos de desaparición forzada de personas agravado por la muerte de la víctima, imposición de torturas seguida de muerte a personas, legítima o ilegítimamente privadas de su libertad, entre los cuales se encuentran el ex jefe de la seccional 7ª Diego Álvarez, junto a los efectivos Cecilia Ruth Elisabeth Contino, Walter Eduardo Benítez y Fernando Sebastián Blanco, en calidad de autores.

César Daniel Acosta, Guillermo Hernán Gysel, Cintia Débora Greiner, Rocío Guadalupe Hernández, Marcelo Alberto Guerrero, Enrique Nicolás Gianola Rocha y Esteban Silva como coautores del delito de desaparición forzada de personas agravado por la muerte del joven.

En el caso de Franco Luciano Zorzoli, Rodolfo Jesús Murúa, Romina Anahí Díaz, Belkis Elisabeth González, Walter Daniel Ortiz y Ramón José Juárez, son acusados como partícipes secundarios.

Además, los agentes de Asuntos Internos Pablo Síscaro y Daniel Escobar fueron acusados de encubrimiento.