«Lo imposible sucede a cada momento». Con esta frase el fiscal Miguel Moreno abrió, este viernes, su alegato de clausura en la colmada sala 10 del Centro de Justicia Penal de Rosario. «Lo imposible sucede a cada momento, ese parece ser el lema del acta 8526 del Comando Radioeléctrico», refirió Moreno al adentrarse en el discurso con el que dio cierre a la producción de pruebas de la Fiscalía y las querellas en el proceso que juzga a 15 policías por el fusilamiento a sangre fría de Iván Leonel Mafud, ocurrido en septiembre de 2014. El fiscal pidió penas que van desde los 8 años a la prisión perpetua, para los efectivos policiales de acuerdo a la participación que cada uno tuvo en el brutal suceso. Por su parte la querella coincidió con las perpetuas y elevó un poco la apuesta a 10 y 16 años para los otros crímenes.

Lo imposible

Con un extenso relato ante el Tribunal pluripersonal compuesto por los jueces Eleonora Verón, Mariano Aliau y Juan Carlos Curto, el fiscal Moreno dio por acreditado a lo largo del proceso, y con los testimonios y pericias presentadas, que aquella madrugada, Iván Leonel Mafud, fue acribillado a balazos por siete efectivos del Comando Radioeléctrico, que lo rodearon en un semicírculo , cuando ya se encontraba malherido en el Fiat Marea en el que se trasladaba y con el que trató de evadir una inexplicable persecución. Y que, luego del asesinato, una amplia red de complicidades se puso en marcha para plantar armas y pruebas falsas en la escena, acordar un relato creíble, falsear el acta de procedimiento y montar una escena que incluyó una búsqueda de dos supuestos prófugos que nunca existieron. Y, sólo cuando todo al artilugio se puso en marcha, sólo entonces, más de cuarenta minutos después de ocurrido el crimen, se dio aviso oficial a la Fiscalía.

Luego de la lluvia de balas policiales que recibió el auto,  más de 35 según pudieron comprobar los peritos, Iván Mafud perdió el control del vehículo y se fue a la banquina, y «estaba lo suficientemente malherido como para no poder moverse», detalló Moreno. «Si algo hubiera podido hacer, hubiera apretado el acelerador, que es lo único que Mafud había hecho hasta el momento», afirmó el fiscal. «Seguidamente, y casi sin solución de continuidad arribaron todos los demás móviles del Comando Radioléctrico, (otros 7 móviles). Al acercarse al vehículo, Sguazzini, Gómez, Correa y sus compañeros se percataron de que Mafud no tenía armas y, consecuentemente, nunca había disparado. No tenía una mochila de radio ni nada de lo que se sospechaba, todo había sido generado por Jáuregui y su criminal sentido del deber», señaló el fiscal.

Moreno también dio cuenta de todas las llamadas realizadas a las fuerzas de seguridad de la zona. Pérez, Zavalla, Funes, Roldán, «pero – remarcó – todas las llamadas fueron previas al desenlace, y a que el operador del 911 se entere de que hubiera ocurrido el desenlace».

El letrado señaló que los uniformados sacaron del medio a los oficiales de las otras jurisdicciones diciendo que «el Comando era el que estaba a cargo, o sea, de que Dilda (Néstor), el jefe del Comando estaba a cargo a pesar de que aún no se encontraba allí». La verdad, es que «no querían narices husmeando en el lugar». Ese es el instante que señaló el fiscal Moreno como el momento del «acuerdo». «Cuando Romero, de la comisaría 6ª, se retira del lugar, se produce el acuerdo», afirmó el fiscal.

«El acuerdo de hacer desaparecer los rastros de ese desastre, originado por la canallada de Jauregui. Y así fue como decidieron que la mejor solución era terminar con la vida de Mafud que ya se encontraba gravemente herido. Así, simularon un enfrentamiento, en el cual se dispusieron los siete tiradores (luego identificados por las vainas recolectadas en la escena,  Sguazzini, Jáuregui, Amarilla, Correa, Maidana, Gómez yMachuca) se dispusieron en abanico, rodearon el auto y todos ellos dispararon en la escena contra el Fiat Marea tripulado por Mafud». «Y dispararon todos contra el auto sabiendo que de esta manera confirmaban el curso causal que se había iniciado con aquellos primeros disparos, luego confesados por Sguazzini». «Fue la bala de Maidana  – prosiguió Moreno – la que cegó para siempre la vida de Mafud, pero todos dispararon asumiendo y aceptando el resultado. Si alguno de ellos hubiese decidido no disparar, el acuerdo previo lo vuelve autor porque su compromiso para disparar fue causa de los disparos del resto».

Otros detalles

Una a una Moreno fue derribando todas las aristas de la versión policial con las pruebas recabadas durante el juicio, repasó la velocidad de cada uno de los móviles de acuerdo a lo registrado en los GPS de los vehículos, demostrando que no era cierto que el Fiat Marea hubiera ido a alta velocidad cuando comenzó la persecución, detalló las comunicaciones de la radio, de las cuales surge que, durante la persecución nunca se dijo que hubiera más de una persona en el auto, que las tres veces que se anunciaron disparos el móvil manejado por Jauregui estaba solo, y que finalizada la persecución, se dijo que no había heridos aún cuando Mafud ya estaba muerto. Además, dio por tierra con la versión de que había otros dos sujetos en el vehículo que también disparaban y se dieron a la fuga bajando por el lado derecho, recordando que en el asiento trasero, del lado derecho, había una silla para bebé, que hubiera imposibilitado la huida. Y que además no había  ningún tipo de rastros de los supuestos prófugos, ni fuera ni dentro del auto, aún considerando que por la luneta trasera ingresaron más de 9  impactos de bala que, de haber habido alguien en el asiento trasero, le hubieran provocado herido sin dudas».

«Claro está -relató el fiscal- que la silla fue quitada del auto y supimos de ella por el relato de los testigos. Tanto la silla de bebé como 3000 pesos que había en la guantera desaparecieron del Fiat y por ese robo también están acusados los efectivos que participaron del encubrimiento.

Durante el relato, el fiscal también demostró cómo, de acuerdo al espasmo cadavérico y la rigidez del cuerpo, el arma fue plantada sobre la mano del joven asesinado. «El revólver  toscamente se colocó en la mano derecha de Mafud sin que su dedo índice pasara por el gatillo dentro del arco guardamonte como indicaron los especialistas que debía ocurrir cuando alguien muere de manera instantánea con los músculos contraídos», explicó treatralmente Moreno, quien detalló que la posición de la mano se correspondía con quien tomaba un volante.

Otros de los detalles, sobre los que se explayó el fiscal fueron sobre la construcción de la escena ficticia, la supuesta búsqueda de los prófugos, los controles en la ruta, las pruebas plantadas y el armado del acta de procedimiento. Y los roles de Díaz y Dilda, subjefe y jefe del Comando. Otro tema analizado fue el trayecto y velocidades del Fiat Marea de Mafud y del móvil que comenzó la persecución manejado por Jauregui y Monzón, de los que surge que el giro que hizo el Marea que venía por Ovidio Lagos no había sido brusco y que el mismo no tenía intención de evadir a la policía. Además, que los disparos comenzaron en un lugar diferente del que figura en el acta de procedimiento y también las inconsistencias de los resultados de balística con los relatos de los policías involucrados. Además, las tres veces que se anunciaron disparos el móvil de Jauregui estaba solo, y a partir de que se incorpora el primer colaborador «nunca más Jauregui cantó detonaciones».

Pedido de condena

En virtud de todo lo probado en el proceso, la Fiscalía pidió prisión perpetua para Gabriel Alberto Sguazzini, Oscar Martín Járegui, Gerardo Javier Amarilla, Alfredo Matías Correa, Matías Ricardo Maidana, Alejandro Fabián Gómez y Walter Fabián Machuca  por considerarlos autores penalmente responsables de los delitos de homicido doblemente calificado por la participación premeditada de dos o más personas y abusando de su condición de integrantes de fuerza de seguridad, hurto calamitoso agravado por ser miembros de fuerzas policiales, falsedad ideológica de instrumento público e incumplimiento de los deberes de funcionario público. En tanto, para Eva Carolina Monzón, Diego Daniel Franco, Jonatan Ariel Sánchez, Leonardo Fabián Malisani, Víctor Velez y Ayelen Nahir Bustamamante pidió ocho años de prisión por los delitos de hurto calamitoso agravado por ser miembros de las fuerzas de seguridad, falsedad ideológica e instrumento público e incumplimiento de los deberes de funcionario público y encubrimiento agravado.

Finalmente para Fabián Andrés Díaz y a Norberto Fabián Dilda a 10 años de prisión por considerarlos autores penalmente responsables de los delitos de hurto calamitoso agravado por ser miembro de la fuerza policial en concurso real con falsedad ideológica de instrumento público e incumplimiento de los deberes de funcionario público,  abuso de autoridad y encubrimiento agravado, en calidad de coautores.

Por su parte, la querella pidió para los siete tiradores la pena de prisión perpetua. Y para Monzón, Franco,  Sánchez,  Malisani, Víctor Velez y  Bustamamante, 14 años y para Fabián Andrés Díaz y a Norberto Fabián Dilda 16 años por hacer sido los jefes, los colaboradores y los directores de toda la operación de encubrimiento.

El último día de Iván

Iván Leonel Mafud tenía 26 años y estaba en pareja con Leila Rodríguez, con quien tenían cuatro hijos. En la madrugada del 8 de septiembre, circulaba con su Fiat Marea por la zona de Ovidio Lagos y Coronel Arnold. En esa intersección se cruzó con un móvil del Comando Radioeléctrico, en el que cumplían tareas Oscar Jauregui y Eva Monzón. Ese fue el principio del fin. La persecución que inició el patrullero, y a la cual se fueron sumando otros siete móviles atravesó toda la zona sudoeste, siguió por Uriburu hasta Avellaneda y continuó hasta la A012. Unos 15 minutos y 50 kilómetros después tuvo su fatal desenlace a la altura del kilómetro 47, cuando el Fiat Marea fue cosido a balazos y cayó en una cuneta. Seis de esos disparos terminaron en el cuerpo y con la vida de Iván Leonel Mafud, que nunca estuvo armado.