Finalmente, un rayo de Justicia para María Eugenia. Este viernes el tribunal  conformado por los jueces Nicolás Fopianni, Nicolás Vico Gimena y Rafael Coria condenó a 26 años de prisión a Oscar Racco, el hombre que mantuvo prisionera a su pareja, sometiéndola a los abusos más aberrantes, durante 23 años en una casa ubicada en barrio Cura. Los jueces reconocieron el valor de la víctima para brindar su testimonio y pidieron perdón en nombre del Estado por no haberle respondido a la familia cada vez que fueron a pedir ayuda.

La fiscal Luciana Vallarella le había achacado a Racco los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada en concurso ideal con el delito de reducción a la servidumbre en concurso real con abuso sexual con acceso carnal, en grado consumado y en calidad de autor. Si bien en un principio, había pedido 18 años de prisión, algunos detalles que fueron revelados en el juicio, como el sometimiento sexual con arma de fuego, fueron considerados por la funcionaria judicial como agravantes, lo que la llevó a elevar el pedido de pena a 26 años.

El Tribunal coincidió con la funcionaria judicial y los jueces le hablaron directamente a María Eugenia, la víctima, reconociendo y destacando su fuerza y su valentía para contar su historia y brindar el testimonio.

Los jueces dieron por probadas los malos tratos, vejaciones y golpizas, constantes y entendió que hubo evidencias claras del «sometimiento en el aspecto estético y la identidad por parte del acusado para ejercer dominio con la finalidad de aislarla y despersonalizarla».

El juez Vico Gimena remarcó el «alto valor» del testimonio de María Eugenia, quien «se presentó con una actitud serena que acompaño con firmeza en el relato» y quien «pudo reconstruir con elocuencia tramos de su vida que fueron signados por un terror difícil de imaginar».

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» Su relato no tuvo fisuras sobre cómo, a lo largo del tiempo, le quebró cada uno de los lazos que unían a la víctima por fuera de la perversa situación a la que la sometió hasta el punto de considerarse un pedazo de carne», manifestó el magistrado quien, además, puntualizó que la mujer estuvo en «un estado de dominación total, de forma siniestra y efectiva, sin esperanza de contar con una vida distinta». «Hasta le hizo creer que era merecedora de ese castigo».

Esperada condena

La fiscal se mostró muy conforme con la decisión de los jueces y remarcó que lo sentenciaron a la cantidad de años que había pedido. «Se reconoció la calificación que habíamos elegido, que esto fuera considerado como reducción a la servidumbre para nosotros era importante  y le dio mucha fuerza simbólica a este delito para describir la situaciónde María Eugenia».

«Además, es muy importante que el Tribunal, en nombre del Estado, pidió perdón y reconoció la responsabilidad por no haber atendido esta situación las veces que la familia fue a pedir ayuda, incluso de la primera denuncia que se hizo», destacó Vallarella y explicó que eso también deja abierta la posiblidad a la víctima de pedir una reparación.

La funcionaria del MPA también remarcó que los jueces «le hablaron directamente a ella» y «fue algo muy emotivo». Ponderó además que este fallo implica un compromiso del Estado para combatir este tipo de violencias y valoró el reconocimiento de los jueces que durante muchos años «eso no se ha hecho».

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«Al final, en forma muy espontánea, el juez Rafael Coria, se dirigió a María Eugenia y le agradeció que haya podido contar su historia y destacó mucho su fuerza y valor para dar  testimonio».

Por su parte, María Eugenia, que tras escuchar el fallo se abrazó a su hijo, y salió de la sala tomada de su brazo, agradeció la ayuda recibida y valoró el trabajo de los jueces. «Estoy agradecida por todo lo que hicieron, se hizo justicia dentro de lo que me habían prometido».

También quiso dejar un mensaje a otras mujeres que viven una situación parecida: «Sepan que existe la ayuda, que se puede salir. A mi me ayudaron, no se queden allí, se tienen que animar a denunciar».