Por Alejandro Maidana

El lunes 18 de julio de 1994, Buenos Aires viviría en carne propia un ataque terrorista que marcaría a fuego a la Argentina. Un escabroso saldo de 85 personas muertas y 300 heridas castigaría nuevamente a la comunidad judía, quién sufriría el mayor ataque después de la Segunda Guerra Mundial.

En el 2001 se iniciaría un juicio que dejaría en su haber, mas dudas que certezas. La investigación de una posible conexión local y la mira centrada en la pista iraní, harían que el juez Juan José Galeano avance en esa dirección. Del atentado que demolió la sede de la Amia, sólo aparecieron pistas falsas, datos inciertos y mentiras oficiales para que nunca se llegara a la verdad.

¿Qué oscuros intereses entorpecieron la búsqueda de la justicia? ¿Qué papel protagonizaron Siria, Estados Unidos e Israel? ¿Fue Alberto Nisman un fiscal eficiente y creíble?

Fernando Paolella es uno de los periodistas más avezados a la hora de analizar e investigar la bastardeada causa Amia. Coautor de un libro que trajo mucha luz sobre el caso, esquivó censuras y aprietes para consolidar un trabajo notable. Conclusión pudo dialogar con él para conocer en detalles una historia que entrelaza a personajes oscuros y tramas secretas, todos, en pos de entorpecer la búsqueda de la verdad.

-¿Existe una pista medular no viciada de nulidad, en torno al origen del atentado a la Amia?

-Las masacres de masas perpetradas en Buenos Aires en 1992-94, transformaron el centro porteño en una sucursal de Beirut, y sin dudas obedecieron a la lógica de los negocios oscuros. Y eso está profusamente ilustrado en el libro “AMIA, la gran mentira oficial”, de Christian Sanz y quien te habla. El padre del presidente sirio, el dictador Hafez Al Assad, fue rápido para los mandados cuando en 1988 rompió con su tambaleante amigo soviético para asociarse al binomio Washington-Tel Aviv. Y de ese abrazo, como premio se le concedió la patente de corso para sus negocios sucios vinculados con la heroína siria. Gracias a eso, la CIA y el MOSSAD pudieron financiar operaciones clandestinas en todo el orbe. No es improbable que Carlos Menem conociera aunque sea un poco de este entramado, cuando justamente ese año se entrevistó con el nombrado jefe de Estado. Pero pudo pecar de ingenuo al intentar traicionar ese pacto, sufriendo seguidamente tres consecuencias espectaculares que aún permanecen en la oscuridad del encubrimiento.

-¿Fue entonces una “mala” decisión del ex presidente Menem lo que originó esta masacre?

– En lo particular no tengo dudas, los socios se sintieron timados y repitieron un ataque casi calcado al de la Embajada. Y este aquí un suceso que pocos recuerdan, ese día ante las cámaras, Carlos Menem pronunciaría un aún inexplicable ‘’les pido perdón’’, y quienes lo escucharon cayeron bien en la cuenta de qué se trataba tan enigmática frase.

-¿Allí comenzarían a tejerse las redes de encubrimiento?

Tal cual, el encubrimiento montado fue cada vez más complejo, configurando una comedia bufa en la cual entraban Beraja, la policía bonaerense, el ex gobernador Duhalde, Carlos Telleldín, el iraní Rabbani, la SIDE; todos convocados con tal de embarrar la cancha y exculpar a los servicios secretos sirios. Ahí es cuando Menem, poniéndose el sayo de jurista, instala la culpabilidad de Irán al alegar poseer “semiplena prueba”. En esta opereta intervienen efectivos del Tzahal israelí, el ejército, quienes insertan un motor trucho de Trafic para abonar la teoría del mentado y omnipresente coche bomba. Lamentablemente los encubridores vernáculos asociados con la CIA y el MOSSAD tejieron la compleja trama que perdura hasta hoy, en gran parte gracias a los buenos y dilectos oficios del juez de la causa Juan José Galeano y la complicidad manifiesta de gran parte de la prensa.

Cuando hablas de encubrimiento nombras actores de relevancia.

-Sin dudas, la ayuda implícita de los servicios CIA/MOSSAD, la SIDE, con el inefable “Jaime” Stiuso, el mismo que siguió y filmó a Moshen Rabbani cuatro meses antes del atentado, el Poder Judicial y Clarín, cuyo pacto Lavieri-Galeano so pretexto de acceder al expediente judicial si llevaba adelante “el relato de la trafic”, más el apoyo implícito e incondicional de Beraja al frente de AMIA/DAIA, Menem podía respirar tranquilo que su cuento persa permanecería incólume, alejando los fantasmas de aquellas promesas incumplidas al dictador sirio Hafez Al Assad. Desde allí la patética consolidación de la responsabilidad de un país que nada tuvo que ver con esto, Irán.

-En todo este juego perverso de complicidades manifiestas emerge una figura controvertida, la del fiscal Alberto Nisman.

-Natalio Alberto Nisman es invitado por José Barbaccia y Eamon Mullen al equipo de Galeano en 1997, cuando aún gozaban de prestigio y tenían aprobación en su accionar salvo las disidencias de Memoria Activa, y la titular de la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Atentados. La en ese momento senadora Cristina Fernández de Kirchner, disentía en disonancia con Elisa Carrió, quien defendía la pista iraní, aduciendo que adrede Galeano y su equipo invariablemente manipularon la investigación para hacer zafar a Carlos Menem de su responsabilidad indirecta de la masacre de la calle Pasteur. Han pasado diferentes gobiernos y todos a su modo continuaron con la “pista iraní”, cabe destacar que las presiones internacionales fueron muy fuertes y continúan siéndolo en la actualidad. El mandato de Néstor Kirchner tuvo a Nisman y a Stiuso, como actores principales de un intríngulis nefasto. Ambos iban y venían de Estados Unidos e Israel pero sin novedad alguna. Era muy claro, la verdad dormía en otro lado.

-¿Que paso con el memorándum con Irán y la muerte de Nisman?

-Cristina Fernández de Kirchner que supo oponerse allá por 1997 a la pista iraní, se montó al cuento persa y siguiendo los pasos de su difunto marido, intentó buscar un acuerdo con los supuestos culpables firmando en 2013 un memorándum de entendimiento con Irán. Pero luego, al año siguiente, todo cayó en la nada pues Irán no formó la mentada Comisión por la Verdad, sino que la AMIA/DAIA manifestó su desacuerdo aduciendo que el victimario se ponía en el mismo lugar de la víctima. En diciembre de 2014, CFK resolvió depurar la SIDE y sacarse de encima a Stiuso, obligándolo a aceptar su jubilación compulsiva. Esto pareció ser el detonante para Nisman, que desde el memorándum famoso estaba descontento, y comenzó a elucubrar una denuncia de encubrimiento contra CFK, para lanzarla luego de diciembre de 2015, con el gobierno que la sucedería.

-¿Con quién mantenía contacto permanente el fenecido fiscal Alberto Nisman?

-Con el ex agente “Jaime” Stiuso y con las diputadas del PRO Laura Alonso y Patricia Bullrich, con llegada dilecta a la embajada de EEUU, y su servicio de inteligencia exterior. No obstante, partió hacia Europa en un viaje prometido para festejar el cumpleaños 15 de su hija, hasta que el dudoso atentado del 7 de enero de 2015, a la sede del semanario satírico Charlie Hebdo en París, lo hacen pergeñar retornar al país. No hay duda ahora de que la segunda de las nombradas, titular de la Comisión de Legislación Penal, que lo abrumaba con mensajes de texto constantes y sonantes, fue la principal propulsora de que presente anticipadamente la denuncia de supuesto encubrimiento y además, concurriera a la entidad presidida por ella el lunes 19 de enero.

-¿Vos decís que esto puede haber sido el detonante que haya causado la muerte de Nisman?

-Mira, ese jueves se encontró súbitamente solo, no sólo la jueza federal Romilda Servini de Cubría se negó de pleno a levantar la feria judicial, sino que además se conocía un enigmático mensaje de su amigo Stiuso, desprendido de la entrevista que había concedido a la revista Noticias un mes antes: “Este teléfono lo tiene todo el mundo, los jueces. Menos una persona que lo tenía que haber tenido y prefirió no llamarme”. “¿No entendiste? Bueno. En un par de días vas a entender». Parecía a todas luces, una advertencia a alguien que había resuelto cortarse solo, pensando en algo que seguramente le habían prometido, que resultaría contundente como para voltear o debilitar al Gobierno, pero definitivamente, nunca ocurrió. El submundo de los servicios de inteligencia tuvo a Natalio Alberto Nisman como un operador, una víctima más de ese perverso juego.

-Por último ¿Qué sensación te dejo la visita del Primer Ministro Israelí Benjamín Netanyahu a la Argentina hace algunos días atrás?

-Sencillo, vino a sellar el pacto de silencio.