La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner votó este domingo en Río Gallegos, tomó distancia del actual gobierno al afirmar que no fue escuchada a lo largo de la gestión y dijo tener «esperanza en que el día posterior» a la elección «haya gestos de sensatez» de todos los actores de la sociedad.

«Para mañana espero un país más sensato, donde todos los que tengan responsabilidades institucionales, sindicales, sociales, empresariales y de todo tipo, adviertan que va a ser necesario ponerse de acuerdo en algunas cuestiones básicas», señaló la expresidenta en declaraciones a la prensa, luego de votar en Río Gallegos.

En esa línea, consideró que los acuerdos serán fundamentales para poder atravesar un escenario aun condicionado por el endeudamiento de más de 45.000 millones de dólares que el entonces gobierno de Mauricio Macri tomó ante el Fondo Monetario Internacional (FMI).

«Hay que ver cómo salimos del brete que significa tener una deuda de 45.000 millones con el FMI, que nos impone políticas que se ha demostrado que son inflacionarias. Lo dijimos cuando un sector de nuestro espacio político votó negativamente el acuerdo con el Fondo. En aquel momento, a los compañeros se los criticó, pero si hubiéramos tenido todos -de izquierda a derecha- una actitud de no querer especular ni subordinarse a políticas externas, creo que la situación hoy sería distinta», aseveró.

Y añadió: «Creo que igual estamos a tiempo porque es necesario rediscutir los términos del acuerdo, tal cual lo dijo nuestra fuerza política. Tengo mucha esperanza en que haya gestos de sensatez, es lo que la sociedad argentina necesita».

Balance del Frente de Todos

Antes de retirarse del local de votación, la vicepresidenta marcó una fuerte distancia de los resultados de la gestión del Frente de Todos y sostuvo que su rol solo estuvo en presidir el Senado, a la vez que aseguró que el presidente Alberto Fernández no escuchó sus observaciones.

«Soy parte (del Gobierno), pero con la responsabilidad que tiene una vicepresidenta de presidir el Senado y nada más. Es más, han sido públicas las diferencias que hemos tenido por funcionarios que no funcionan y lo que dije en 2020, que era necesario alinear precios, salarios, tarifas y jubilaciones. En fín, no fui escuchada. En un país presidencialista, el que decide finalmente es el presidente, para bien y para mal», acentuó.

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