Por Facundo Diaz D’Alessandro

En los primeros ocho meses de 2017, el país acumuló un déficit comercial de 4498 millones de dólares, número que duplica el déficit de todo 2016 y representa un récord negativo en la historia argentina en lo que respecta a las cuentas del intercambio comercial.

Las cifras, difundidas por el Indec esta semana, muestran que las exportaciones se derrumbaron 9,2%, a  5.228 millones de dólares y las importaciones, por el contrario, se expandieron 24,9%, a 6.311 millones de dólares, siempre en la comparación interanual.

El rojo se explica, en parte, por sendas caídas del 4,7% y 4,8% en los precios internacionales y cantidades de productos exportados al «mundo»; en contraste con las compras que se encarecieron en 4,4% y se incrementaron 19,7% en volumen, para alcanzar en un año un deterioro de la balanza comercial de 6200 millones de dólares.

Consultada por Conclusión, la economista Celina Calore, del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso), explicó que «el déficit se financia de dos formas: o con más ingresos o con endeudamiento».

El gobierno apuesta, al menos hasta ahora, por la segunda opción. Esto va en detrimento de la capacidad de generar «dólares genuinos», señaló Calore.

Y agregó que la caída de las exportaciones en la comparación interanual puede en parte explicarse porque «el año pasado se liquidaron muchas exportaciones que estaban retenidas»,  práctica a la que parecen haber vuelto este año varios productores.

De todos modos, la economista de Ceso resalto un detalle llamativo del desagregado de las importaciones. «Además de los bienes de capital y vehículos, se importan muchos bienes de consumo y alimentos, como manteca, zanahorias, queso, cebollas o naranjas».

Por su parte, el economista de la Fundación Pueblos del Sur, Esteban Guida, consideró que este histórico resultado negativo «no es novedad, el gobierno previo déficit y el modelo aperturista (al que se apuesta) no prevé una balanza de pagos positiva».

«Se ha optado por un modelo preponderantemente agroexportador, por lo que toda la confianza está puesta en el despacho de productos más algún componente industrial aislado», apuntó el presidente de la Fundación Pueblos del Sur.

Y advirtió que «si el campo no comienza a compensar y caen los precios internacionales, el tiempo se agota y el modelo no cierra, no es novedad para Argentina, lo decía Raúl Prebisch en 1950″.

Ambos economistas consultados por Conclusión resaltaron el resultado negativo de intercambio con los principales socios comerciales del país.

Euforia y vulnerabilidad

Luego de la difusión de datos correspondientes a distintas variables de la economía, como el índice de actividad económica, las cifras de pobreza y empleo, el clima en el oficialismo cambió y se animan a hablar del rumbo económico sin incomodidad.

Fuera de esa euforia oficial, tanto analistas como economistas de distintas vertientes han mostrado preocupación por el dato mencionado de déficit comercial así como por el rojo fiscal del país que es también muy elevado, lo que plantea dudas sobre la sustentabilidad del modelo en el mediano o largo plazo.

Al respecto, y por lo que se desprende del análisis de las partidas del Presupuesto 2018, el economista Esteban Guida dijo a Conclusión que «el déficit se va a acentuar».

Y sentenció: «ningún país se sostiene con déficit crónico». Guida consideró que, a pesar de esto, no cree que el gobierno modifique este rumbo porque «el modelo aperturista no prevé una balanza de pagos positiva».

En tanto, Celina Calore de Ceso, precisó que «para los próximos años se pronostica una profundización del desequilibrio comercial».

Para efectuar esa lectura, la economista se ampara en el proyecto de presupuesto 2018, para el cual «se espera un déficit de 5.600 millones de dólares».

En tanto, este viernes la agencia consultora Moody’s, con sede en Nueva York, emitió un reporte en el que estimó que el país crecerá este año en torno al 3%. Pero advirtió sobre la «vulnerabilidad» derivada del alto endeudamiento en dólares y los desajustes antes mencionados.

Indicó que  «la proporción de deuda en manos del sector privado es cada vez mayor, lo cual aumenta la vulnerabilidad fiscal del país. Otras debilidades crediticias incluyen inflación alta y una gran proporción de deuda en moneda extranjera, que expone al balance del gobierno al riesgo cambiario».