El precio del vino creció 21,3% en abril respecto de marzo, después de dos meses de alzas por debajo del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

Esto sugiere un posible patrón estacional en las estrategias de remarcación de precios en el sector (o una aceleración en el ritmo o magnitud de las remarcaciones): en ese mes, más del 80% de las botellas relevadas registró aumentos, contra 51% en febrero y 28% en marzo.

Entre octubre de 2022 y marzo de 2023 se observa una cierta heterogeneidad en la evolución del Índice de Precios del Vino (IPV), según la gama de precios.

En el período, las botellas de menos de $700 (precios a abril) registraron un aumento de 53%, mientras que en todos los restantes rangos los aumentos fueron mayores a 60%.

Este patrón sufrió una reversión parcial en abril, cuando todas las gamas de precios de vinos de menos de $3.500 mostraron aumentos superiores a 20%, mientras que las etiquetas de más de $5.000 tuvieron incrementos promedio de 13%.

En cuanto a tipos de uva, los mayores incrementos de precios se dieron en los vinos naranjos (77%) y rosados (64%), mientras que los vinos dulces fueron los que menos aumentaron (44%).

Por provincia de origen, los mayores aumentos se observaron en los vinos de Neuquén (68%), Río Negro (63%) y San Juan (62%); en tanto, los vinos de Salta registraron los menores aumentos (55%), siempre en el período octubre 2022-abril 2023.

El ranking de precios por provincia de origen lo encabezan el grupo de «emergentes» (la mediana de precios se ubica en $5.400), seguidas de Río Negro (casi $4500); mientras que los vinos de San Juan ($1.450) y La Rioja ($1.964) son los de menor precio relativo.

La muestra de vinos utilizada para la estimación del Índice de Precios del Vino (IPV) incluye, a abril, 4912 etiquetas que cubren todas las gamas de precios del mercado.

El IPV se calcula relevando los precios de lista de las etiquetas comercializadas en el mercado a través de diferentes canales de venta.