El INDEC acaba de publicar el dato de inflación correspondiente a diciembre pasado, completando así la variación para todo el año 2018. Lejos de los anuncios (sobre todo aquel lamentable discurso de Marcos Peña, el 28 de diciembre de 2017), “el mejor equipo de los últimos 50 años” batió el record de inflación, superando cualquier registro de la era kirchnerista.

En el mes de diciembre de 2018, el índice de precios al consumidor (IPC) a nivel nacional registró una suba mensual de 2,6% impulsada, principalmente, por comunicación (7,7%), salud (5,2%), y vivienda y servicios básicos (3%).

Si bien el resultado del último mes del año evidenció una desaceleración con respecto al contabilizado en noviembre (3,2%), no se impidió que la inflación de todo el 2018 resulte record. Es que a diciembre de 2018 se registró una inflación acumulada de 47,6% anual. Tras la fenomenal depreciación del 100%, el resultado anualizado prácticamente duplicó el obtenido en 2017 (24,8%) y superó el 41% registrado en 2016, otro año signado por la suba del dólar.

Regionalmente, el principal aumento se observó en la Patagonia con una suba anual del 50,6%. Le siguió Cuyo con 49,5%, Noroeste y Noreste con 47,8%, Pampeana con 47,6% y, por último, Gran Buenos aires 47,1%.

En términos anuales, los bienes que componen al índice de precios minorista aumentaron un 50,5% y los servicios un 42,8%. A su vez, todos los rubros presentaron una suba superior al 30%, incluso una división duplicó ese porcentaje y otras se aproximaron. El incremento más significativo se presentó en servicio de transporte con un 66,8%. Le siguió “Comunicación” con 55,3% y “Otros bienes y servicios” con 53,2%. En cuarto lugar, estuvieron los “Alimentos y bebidas no alcohólicas” con un incremento promedio del 51,2% en los últimos doce meses. Es importante resaltar que este último rubro junto al servicio de transporte presentaron la mayor incidencia sobre el número anual. El rubro de “Alimentos y bebidas no alcohólicas” explicó 11,51 puntos del total; mientras que, el transporte 7,37 puntos.

El 2018 fue un año atravesado por una volatilidad cambiaria: en doce meses, el tipo de cambio pasó de 18 a 38 pesos por dólar. Incluso, en septiembre, se registraron picos de 42 pesos previos a la intervención del Banco Central con el economista, Guido Sandleris a la cabeza de la institución. Si bien se logró estabilizar el valor de la divisa, el traslado a precios era hecho que finalmente ocurrió. En efecto, los peores meses en materia inflacionaria fueron septiembre y octubre con una suba del índice de precios de 6,5% y 5,4%, respectivamente. Los dos meses posteriores, el incremento de precios se desaceleró con la recesión económica como principal factor. Esto puede notarse al observar la evolución del Índice de precios mayorista (IPIM): a noviembre de 2018, la suba acumulada anual trepó a 71,3% mientras que la minorista a esa fecha registraba solamente un aumento del 44%.

A pesar de la recesión y de la restricción monetaria, para el 2019 persisten las expectativas inflacionarias. Por un lado, el Presupuesto del corriente año estima una suba promedio de precios del 23%; sin olvidar que para las estimaciones utilizó una variación del 34,8% de punta a punta. Simultáneamente, en el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central, correspondiente al mes de diciembre, se publicó que la inflación esperada para los próximos doce meses (es decir, todo 2019) rondará los 28,7%. No se debe obviar que estos pronósticos siempre se ubicaron por debajo de la realidad económica; es decir, pecaron de optimistas.

Los resultados inflacionarios de los últimos años y los pronósticos para el año que curso vienen a cuenta de las declaraciones del propio presidente, Mauricio Macri, quien sostuvo que “eliminar la inflación será la cosa más simple” o que “la inflación se produce por culpa de un gobierno que administra mal”. La verdad suele contrastar con el pobre valor que el presidente le da a su propia palabra.

Pueda ser que, luego de esta frustrada experiencia en materia de control de la inflación, se tome mayor conciencia acerca de un fenómeno tan complejo como este. Para ello, habrá que superar el torpe simplismo de pensar que todo para por la cantidad de dinero, o que la emisión de moneda para financiar el déficit fiscal es la única responsable de ello. La inflación refleja cuestiones estructurales, tensiones distributivas y también, por supuesto, aspectos monetarios, todos ellos sintomatizan problemas políticos y económicos de fondo que esperan ser resueltos.

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