El presidente y CEO del HSBC en la Argentina, Gabriel Martino, anunció que abandonará su cargo próximamente y se mudará a Londres para desempeñarse en un cargo en la empresa en esa ciudad.

Martino será reemplazado por Juan Marotta, quien comenzara a desempeñarse en el cargo desde el 1° de noviembre y mantendrá el rol de director de la Banca de Empresas para América Latina que desempeña desde 2015.

Con la partida de Martino se va de la Argentina uno de los mayores defensores de la política económica y financiera desarrollada por la administración de Mauricio Macri en los últimos casi cuatro años.

Martino fue el banquero más cercano al Presidente e incluso ofició como un hombre de consulta para el ministerio de Hacienda y el Banco Central, presente en reuniones previas y posteriores a la toma de decisiones del Gobierno.

Este ejecutivo volvió a ser el presidente del HSBC en febrero de 2016, poco tiempo después de la asunción de Macri en el Poder Ejecutivo, dado que había sido desplazado por el directorio del Banco Central (BCRA) durante la gestión de Alejandro Vanoli.

La sala cinco de la Cámara Nacional en lo Contencioso Administrativo dio lugar a un recurso de amparo presentado por la defensa de Martino y suspendió la resolución del Central que había ordenado removerlo.

Martino estuvo en la mira del gobierno kirchnerista en el marco de una causa que investiga el presunto lavado de dinero por la apertura de 4.040 cuentas de argentinos en una sucursal suiza de la entidad.

El Banco Central, bajo la gestión de Vanoli, alegaba que esas cuentas no estaban declaradas ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y le cargaba toda la responsabilidad a Martino y al entonces vicepresidente Miguel Estévez.

Ya de regreso en su cargo, Martino fue señalado en 2016 como uno de los promotores de la compra de deuda pública emitida entonces por el secretario de Finanzas Luis «Toto» Caputo por parte de gigantescos fondos de inversión internacionales.

Martino fue uno de los banqueros que propició el interés por la deuda argentina de Michael Hasenstab, por entonces administrador estrella dentro del grupo de fondos Templeton, con una cartera de fondos por 38.000 millones de dólares.