El dólar comenzó a operar esta mañana con una suba de un peso en el Banco Nación, a 53 pesos para la compra y 58 pesos para la venta.

Ayer, en el primer día de las medidas que tomó el Gobierno para controlar el mercado de cambios, la divisa bajó y cerró a un promedio de 58,41 pesos, un 5,8% menos que el cierre del viernes.

En algunos bancos se pudieron observar largas colas de clientes que querían comprar dólares y otros que buscaban retirar depósitos en esa moneda.

Varias entidades financieras suspendieron la compra de divisas por «homebanking» a la espera de adecuarlo a la nueva normativa, que establece un tope de compra de 10 mil dólares por mes.

Ayer también, el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, aseguró que el sistema financiero está «sólido» y dijo que los ahorristas tienen «todos sus dólares disponibles» para retirarlos.

El funcionario dijo que las restricciones buscan «crear un paraguas cambiario para transitar de la mejor manera la incertidumbre del proceso electoral».

Riesgo país

En el inicio de la jornada financiera, día en el que el mercado vuelve a operar a pleno tras el feriado en Wall Street, el riesgo país de la Argentina sube 21 unidades para ubicarse en 2.553 puntos, según el índice que mide el banco JP. Morgan.

El riesgo país avanzaba el martes en medio de las dudas que genera un plan de restricción cambiaria –un cepo parcial- instrumentado para frenar la huida de capitales, en medio de una crisis financiera desatada desde las recientes elecciones primarias, dijeron operadores.

El indicador de la banca JP.Morgan está en 2.553 puntos básicos previo a la apertura de los mercados, aunque momentos antes alcanzó a rozar la zona de las 2.600 unidades.

Estos niveles son los más altos desde el 2005, cuando el país estaba en plena reestructuración de deuda.

Los agentes financieros permanecen atentos a la reacción del mercado este martes, tras los escasos negocios anotados el lunes cuando hubo feriado en Estados Unidos.

El Gobierno anunció el domingo una serie de estrictos controles financieros para tratar de detener el derrumbe persistente del peso, en medio de una crisis de confianza por la incertidumbre política antes de las elecciones de octubre.