La Secretaría de Energía tiene previsto avanzar esta semana en el llamado a licitación de las primeras obras para el proyecto de reversión del Gasoducto del Norte, lo que complementará la infraestructura necesaria para llevar el gas de Vaca Muerta a seis millones de usuarios de las provincias de esa región del país.

El llamado a licitación pública se realizará a través de la empresa Energía Argentina, tal como ocurrió con el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK), que se encuentra en avanzado estado de ejecución.

En el caso del Gasoducto del Norte, la idea es que las obras estén en marcha en agosto próximo.

La previsión es que el trabajo que demandaría entre 12 y 18 meses se pueda acortar en sus plazos, debido a la experiencia adquirida con la primera etapa del GPNK que se está realizando en 10 meses y que contenía incluso una mayor complejidad.

La llamada reversión del Gasoducto del Norte tiene como obra principal la construcción de un ducto de 30 pulgadas, que permitirá unir a la altura de la provincia de Córdoba los dos grandes sistemas que abastecen al país, operados por las transportadoras Gas del Norte y Gas del Sur.

Se trata de un tramo de unos 150 kilómetros entre La Carlota y Tío Pujio que iría casi en paralelo a la ruta provincial 4, para vincular el Gasoducto Central Norte (TGS), proveniente de la Cuenca Neuquina, y el Gasoducto del Norte (TGN) que se extiende desde Campo Durán, en Salta, justo en el límite con Bolivia, y la localidad bonaerense de General Pacheco.

Además de la construcción del nuevo ducto, será necesario que el flujo de gas que actualmente lleva el fluido importado desde Bolivia por la Cuenca Noroeste al centro del país se revierta y permita que la producción de Vaca Muerta llegue a las provincias del NOA.

Las estimaciones oficiales indican que la obra, una vez en operación, permitirá al país un ahorro de US$ 2.000 millones por sustitución de importaciones de gas natural y de combustibles líquidos que se utilizan para la generación eléctrica.

La obra requirió en los últimos dos años carácter de «urgente y prioritario», tal como definen las autoridades nacionales, debido al declino de producción de los yacimientos bolivianos, que en este invierno podrán enviar al país hasta un máximo comprometido de 8 MMm3/día.

Esos volúmenes que la Argentina le compra a Bolivia vienen en fuerte declino en los últimos años, ya que en 2022 alcanzaron un pico de 14MMm3/d, frente a los 18 MMm3/d de 2021, pero siempre lejos de los 27 MMm3/d que por el contrato original se debía entregar a partir de 2010.

El gasoducto troncal del norte -que se encuentra operativo desde 1960- tiene 1.454 kilómetros de extensión, y mediante la presión que le otorgan sus doce plantas compresoras logra una capacidad de transporte de 28 millones de metros cúbicos por día (MMm3/día), aunque se asegura que en la actualidad tiene capacidad ociosa.

Sobre parte del ducto existente, la empresa TGN ya comprometió y recibió a comienzos de año la autorización de la Secretaría de Energía para iniciar las obras de reversión, mediante fondos propios y la toma de deuda corporativa.

No obstante, el grueso de la obra contará con el financiamiento ya firmado a fines de abril, en Montevideo, por el ministro Massa con el Banco de Desarrollo de América Latina-CAF por un monto de US$ 540 millones, lo que permitirá acelerar el proyecto en procura de poder culminarla en el invierno de 2024.

Llegar con el gas desde Vaca Muerta a las provincias del norte argentino permitirá, en primera instancia, abastecer la demanda de seis millones de usuarios y de la generación eléctrica de las centrales térmicas, que actualmente dependen del gas de Bolivia.

Dentro del plan de reversión, también está contemplado el inicio de construcción de un gasoducto regional, que se vinculará al troncal del Norte para abastecer de gas a los proyectos mineros de las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca, en particular los orientados a la producción de litio.