El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la empresa nacional Morixe desarrollaron una «superharina», una premezcla con un alto aporte nutricional en proteínas y fibras que podrá utilizarse para la elaboración de alimentos como panificados, pastas o pizzas, con un mejor “perfil nutricional” para comercializar en Sudamérica.

“Buscamos obtener un producto que en lo que se conoce como una porción de pan (equivalente a 50 gramos) aporte proteínas con un determinado perfil de aminoácidos establecidos por Naciones Unidas», precisó Mariana Sánchez, coordinadora de proyectos de desarrollo vinculados a alimentos en el INTI, a través de un comunicado.

La especialista detalló que el producto se logró tras «sustituir parte de la harina de trigo por otras materias primas como arveja amarilla, soja y derivados, tanto lácteos como de huevo”.

Asimismo, Sánchez aseguró que el producto “está elaborado en su totalidad con ingredientes nacionales, sin aditivos químicos o de síntesis, y si bien su precio estará por encima de la harina leudante de la marca, este producto no es comparable porque tiene componentes fortificantes que lo hacen más costoso”.

“Sin duda, en términos de costo-beneficio, será la harina más competitiva del mercado, y comparado con el costo de las proteínas cárnicas, la conveniencia es mucho mayor aún”, apunto Rafael Caderosso Tobler, director comercial de la empresa de alimentos.

El nuevo producto estará disponible en supermercados y dietéticas de Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay.

“Con este lanzamiento buscamos aportar una alternativa versátil y accesible por su bajo precio relativo respecto de otros productos de similar valor nutricional, 1 kilogramo de nuestra harina proteica aporta la misma cantidad de proteínas que 1 kilogramo de carne vacuna y un 20% más que uno de pollo”, destacó el directivo de Morixe.

El desarrollo de este producto forma parte de una serie de acciones que viene implementando el INTI para agregar valor a una industria estratégica, como es la de alimentos.

«Este es un claro ejemplo de que somos un país naturalmente competitivo para innovar localmente y exportar productos agroindustriales», concluyó Caderosso Tobler.