El papa Francisco llamó a una cumbre con la que busca un pacto mundial para lograr un cambio del actual modelo económico, según confirmó a través de una carta de convocatoria.

El encuentro, llamado “Economía de Francisco”, se desarrollará en Asís entre el 26 y el 28 de marzo de 2020, con invitación especial a economistas, académicos y estudiantes que «se animen a practicar una economía diferente, una que da vida y no mata, incluye y no excluye, humaniza y no deshumaniza”

“Mientras nuestro sistema económico y social todavía produzca una víctima y haya una sola persona descartada no podrá existir la fiesta de la fraternidad universal”, expresó en la misiva , donde remarcó la necesidad de un nuevo proceso de cambio global en el que participen “todos los hombres de buena voluntad, más allá de las diferencias de creencia y nacionalidad, unidos por un ideal de fraternidad atentos sobre todo a los pobres y excluidos”.

La idea, que ya comenzó a trabajarse, es promover “un proceso de cambio global que vea en comunión de intenciones no solo a los que tienen el don de la fe, sino a todos los hombres de buena voluntad, más allá de las diferencias de creencia y nacionalidad, unidos por un ideal de fraternidad atentos sobre todo a los pobres y excluidos”.

La elección de la ciudad de San Francisco es debido a que representa “el símbolo y el mensaje de un humanismo de fraternidad”, y que si “San Juan Pablo II la eligió como ícono de una cultura de paz, a mí me parece también un lugar que inspira una nueva economía”.

Sobre el santo de Asís, el Papa remarcó que “se despojó de toda mundanalidad para elegir a Dios como la estrella guía de su vida, haciéndose pobre con los pobres” y que puede dar “esperanza a nuestro mañana, en beneficio no solo de los más pobres, sino de toda la humanidad”.

Finalmente, el Sumo Pontífice recordó que en la Carta Encíclica Laudato “subrayé que hoy más que nunca, todo está íntimamente conectado y que la protección del medio ambiente no puede separarse de la justicia para los pobres y de la solución de los problemas estructurales de la economía mundial”, por lo que es deber “corregir los modelos de crecimiento” pese a que “lamentablemente el llamado a tomar conciencia de la gravedad de los problemas sigue sin ser escuchado”.