En el primer semestre del año creció en un 57% interanual el kilaje de ropa importada. Entre lo que más ingresó: abrigos de mujer, pantalones de hombre y prendas de algodón para bebés.

Alrededor del 80% de esas importaciones tiene origen chino. Las empresas importadoras pasaron de 504 a 570 de 2015 a 2016 y este ese número subió a 817 compañías.

Un 10% del total de las importaciones de ropa fue llevado a cabo por Fallabella y Zara, un 20% a través de otras marcas de ropa, otro 10% por marcas deportivas y un 11,8% fue llevada a cabo por supermercados.

La realidad de los textiles está lejos de ser optima, afectada por la caída del consumo junto a la suba de las importaciones, un “efecto pinza” letal para el rubro.

Según datos de la Fundación ProTejer, en 2016 se registró una caída del  25% en el nivel de actividad industrial, dejando un piso muy bajo para el futuro.

De igual manera, entre enero y julio de este año, se registró una baja del 12,5% en relación a 2016.

El sector costurero es  uno de los más afectados: acorde a datos del Ministerio de Trabajo, se perdieron 3325 empleos de costurería formal.

En siete meses se importaron más de 12 millones kilos de ropa, lo que representa un 57% más que en 2016 y algo así como el doble que en 2015.

Por otra parte  la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) publicó el Semáforo de la indumentaria nacional, según el cual la importación, tomando julio de 2017 versus igual mes del año pasado creció en toneladas un 68% (en dólares, creció 19,5%).

Esto ocurre al mismo tiempo que cae la venta del rubro un 7% en shoppings del GBA y un 5,3% en los supermercados de todo el territorio nacional.