La dura pulseada entre la Argentina y acreedores por unos US$ 100.000 millones dio este martes un primer paso en Nueva York, cuando el ministro de Economía, Martín Guzmán, se reunió con los principales inversores de Wall Street.

Guzmán tomó contacto con directivos de los principales fondos de inversión, y con referentes de entidades bancarias, ante quienes describió el panorama financiero de la Argentina y la necesidad de refinanciarlo.

Representantes de los fondos Blackrock, Templeton, Marathon y Fidelity, y de los bancos son Morgan Stanley, Bank of American, Citibank y JP Morgan, habrían sido parte del encuentro.

Guzmán, quien ya anticipó a los bonistas que se prepararan para una «frustración», ratificó la voluntad de pago de la Argentina pero señaló que el volumen de deuda contraído por el anterior gobierno, y en especial los cortos plazos de devolución, hacen imposible cumplir ese esquema tan exigente.

Para ello, el ministro dijo que el país necesita aplazar los pagos de capitales e intereses.

Guzmán también habría planteado la necesidad de reducir las tasas de interés para adaptarlas a la nueva realidad mundial.

Si bien no trascendieron detalles, Guzmán habría anticipado la necesidad de obtener una quita sobre la deuda.

El Gobierno debe lograr que el 75 por ciento de los acreedores acepten las condiciones de pago que el Poder Ejecutivo proponga, para evitar un default.

Los fondos de inversión habrían sondeado al ministro sobre el plan para obtener el superávit fiscal necesario para cumplir con los pagos en caso de concretarse una renegociación.

Guzmán buscará hacer valer en la mesa de negociaciones el respaldo del FMI y los países europeos a la renegociación pretendida por la Argentina.

El presidente Alberto Fernández pretendía concluir las negociaciones por la deuda el 31 de marzo próximo, pero en el mercado empiezan a especular con que eso será imposible.

Guzman viene de participar en la Cumbre del G20 en Riad, Arabia Saudita, donde se reunió con la número uno del FMI, Kristalina Georgieva, que apoyó la renegociación con quita de la deuda argentina con los bonistas, y con el secretario del Tesoro norteamericano, Steve Mnuchin, quien expresó que hubo «coincidencias» con el funcionario argentino.