Unos 3.000 trabajadores de planta permanente fueron despedidos este año por las terminales automotrices que producen en el país y el Sindicato de Mecánicos (Smata) prevé que habrá otras 3.000 cesantías en febrero.

Además de la caída de ventas en el mercado interno por la recesión económica, el sector registra un incremento exponencial en la penetración de unidades importadas tanto desde el Mercosur como extrazona.

Ricardo Pignanelli, secretario general de Smata, dijo que este 2016 cerrará con unos 440.000 autos fabricados en la Argentina y una comercialización en el mercado interno de alrededor de 700.000, por lo que alrededor de 260.000 son importados.

La mayoría de los coches que ingresan al país provienen de Brasil: son modelos inferiores a los locales porque el país vecino produce vehículos de menor costo; también está ingresando extrazona, que son los de alta gama.

El pico productivo de la industria automotriz de la Argentina fue alcanzado en 2013, cuando las terminales llegaron a las 840.000 unidades en un mercado que comercializó 940.000 unidades en total.

Los números indican que la penetración de autos importados en la Argentina respecto de los coches nacionales alcanzará este año el 37,14% cuando en el 2013, año récord para las fábricas, fue de 10,64%.

«Eso era sustentable. Habíamos soñado con llegar a fabricar un millón de vehículos. Las proyecciones indicaban que al 2020 llegábamos a las 1.100.000 coches», dijo el sindicalista al expresar su preocupación por la situación.

Indicó también que otro problema grave para la industria es el bajo nivel de componente nacional que tiene mientras importa la mayor cantidad de autopartes, lo que significa «una bandada de dólares que se van del país» sin valor agregado.

Pignanelli opinó en declaraciones a una radio porteña que el país necesita una «fuerte decisión política que regule. No regular el mercado porque sí. Pero tiene que existir un equilibrio porque sino se cae en que el año que viene se comienza a perder masivamente puestos de trabajo».

El jefe sindical de los mecánicos dijo que este año se perdieron 3.000 puestos directos de trabajo en las terminales en un mercado laboral de 90.000 empleos, pero señaló que la mayor preocupación está puesta en lo que pueda ocurrir en 2017.

«Hay otros 3.000 empleos amenazados para febrero y marzo», por lo que -consideró el sindicalista- tendrá que haber una «fuerte decisión política porque sino se va a perjudicar mucho toda la actividad».

En ese sentido, Pignanelli destacó que el Congreso debería dar curso a la Ley para el Fortalecimiento del Autopartismo Argentino que prevé beneficios sobre el valor de compra de las autopartes locales.

Ese proyecto propone que la industria automotriz llegue a una integración nacional del 55 por ciento en diez años de forma progresiva, lo que -dijo Pignanelli- «haría viable al sector en el largo plazo».

Reveló el sindicalista que si bien el Gobierno comprometió su apoyo a la iniciativa del Smata, la misma está siendo puesta «en tela de juicio» por el Parlamento Europeo y por la Comisión Internacional de Comercio por una denuncia de México que tiene el 80% de contenido nacional.

«Ningún país no deja de ser al menos un poco regulador (de sus industrias), porque sino en el mundo en el que se vive terminan perjudicándose los países que no son desarrollados», consideró el sindicalista.