El Senado aprobó la ley de Biocombustibles, el cual establece un nuevo marco regulatorio y propone un corte del 5% para el gasoil y el biodiesel y del 12% entre las naftas y bioetanol.

La iniciativa tiene por objetivo reemplazar a la ley que estableció el Régimen de Promoción de Biocombustibles, que luego de 15 años de implementación, y ante la demora en el Congreso de la recientemente aprobada norma, fue prorrogada hasta el 12 de julio.

La ley afecta directamente a Santa Fe, puesto que la provincia es la principal productora de biodiesel del país y una de las primeras a nivel mundial. En capacidad de producción de combustible, sin discriminar si es fósil o renovable, la “Invencible” es la cuarta provincia del país después de Neuquén, Río Negro y Chubut.

El nuevo marco, que tendrá vigencia hasta el 31 de diciembre de 2030, reduce del 10% al 5% el corte obligatorio entre gasoil y biodiesel, a diferencia del combustible elaborado a base de caña de azúcar, en que los volúmenes deberán ser del 6% de la mezcla obligatoria.

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Sin embargo, en el proyecto se habilita a la Secretaría de Energía a «elevar el referido porcentaje obligatorio cuando lo considere conveniente en función del abastecimiento de la demanda, la balanza comercial, la promoción de inversiones en economías regionales y/o razones ambientales o técnicas«.

Y viceversa también podrá reducirse hasta el 3% «cuando el incremento en los precios de los insumos básicos para la elaboración del biodiésel pudiera distorsionar el precio del combustible fósil en el surtidor, o ante situaciones de escasez de biodiésel por parte de las empresas elaboradoras».

 

Juan Facciano, presidente de la Cámara Santafesina de Energías Renovables (Casfer), en diálogo con Conclusión, manifestó que “este proyecto es una suerte de continuación de la ley que actualmente está vigente en virtud de esta prórroga por decreto que se ajusta a nuevas realidades que actualmente se están atravesando, como el valor de las materias primas y el tipo de cambio”.

“Hay que recordar que el costo de producción del biodiesel en un 90% es aceite de soja y dólar, por lo cual es fundamental no solamente que exista una ley sino también que haya una reglamentación de esa ley adecuada a la realidad de los sectores y también a la coyuntura”, agregó.

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“Seguramente podría ser mejor el proyecto, pero satisface al sector PYME absolutamente”, reconoció el directivo. Pero consideró que “se puede hacer mucho más de lo que se está haciendo ahora”.

Alternativa a los fósiles

Los biocombustibles se presentan como una alternativa a los tradicionales combustibles fósiles, que desde la Cámara presentan con un importante número de ventajas. “La utilización de los biocombustibles contribuye a diversificar las economías regionales agregando valor en origen, hoy tenés plantas de biocombustibles en lugares donde nunca hubo una industria”, como los casos de Calchaquí y Piamonte, según citó Facciano.

A su vez, esto permite la “diversificación de la matriz energética, la sustitución de importaciones, y por último y no menos importante la preservación del ambiente y la salud pública. Entonces por donde lo veas, tiene un triple impacto: social, ambiental y económico”.

El biocombustible permite la diversificación de la matriz energética y la sustitución de importaciones, siendo un país que importa del 30% del gasoil que se consume

“La factibilidad técnica, económica y financiera va a demostrar que es igual o mejor que el combustible fósil, pero hay que plantearlo estratégicamente como política de estado. Si analizas la relación de los precios de los dos commodities en los últimos diez años vas a encontrar que nunca estuvieron iguales, pero a la larga, siempre la variación fue la misma”, amplió.

“Hay que ver la contribución de los biocombustibles en la matriz energética como complementaria, es decir, contribuye a diversificar la matriz energética a partir de un combustible cien por ciento renovable y de origen nacional, siendo un país que importa del 30% del gasoil que se consume.

Además, destacó los avances en Santa Fe en favor de las energías renovables, como la utilización en el transporte público de la provincia, cuya flota en Rosario tiene más de 600 unidades que se manejan con biodiesel en su totalidad. Así como también el insumo puede usarse en transporte de carga, ferroviario, barcos y el sector agrícola.

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Por otro lado, el dirigente aclaró que “los biocombustibles no son formadores de precios, ni de los combustibles en el surtidor y mucho menos en la cotización de la soja en el mercado argentino ni en Chicago”.

A su vez, destacó que la importancia de “asegurar la continuidad y darle certidumbre y previsibilidad a la actividad al tener como único nicho el mercado interno, el corte obligatorio, es decir, estas PYMEs nacieron por y para este régimen, asegurarle un volumen de producción mensual que le permita operar de una manera económicamente rentable”.

En segundo lugar, remarcó la necesidad de una fórmula de precio que contemple los costos que tuvo el sector el mes inmediato anterior. “Esta es una industria de capital de trabajo muy intensivo y no hay acceso al mercado de capitales o financieros como podría tener una gran empresa, por lo cual, con la venta del mes anterior generas el capital de trabajo para la producción del mes en curso, para graficarlo de alguna manera”, explicó.

Lobby petrolero

Es mucha la oposición de la industria petrolera a la incorporación de los biocombustibles. Pero Facciano menciona que “la industria petrolera tiene la obligación de cortar con biocombustible, es decir, con un producto que no genera y que el marco regulatorio no le permite producirlo, porque si no se generaría una integración económica donde habría una posición dominante que ya sería un oligopolio”.

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“Entonces creo que está bien que la ley no le permita a las petroleras ser parte aguas abajo de este tipo de producto, por lo cual, ese lobby es lógico y hasta te diría entendible, y fue una pelea que a lo largo de estos últimos diez años hemos tenido siempre con distintas intensidades. Generalmente en los momentos donde se incrementa la materia es el momento donde más intensidad se genera en la puja”.

La presión también provino del sector aceitero, que son los grandes productores de biodiesel cuyas plantas no fueron concebidas para el mercado interno sino para la exportación. No obstante, “cuando tuvieron la posibilidad aportaron al mercado. Y ésta es una ley que nos los deja del todo cómodos porque no les da una participación directa”.

“Lamentablemente, esto generó una grieta, por decirlo de alguna manera y una politización de algo que no debería haber sucedido”, analizó Facciano.