El presidente que asuma el Gobierno el próximo 10 de diciembre, sea cual sea su color político, dispondrá para el primer año y medio de su gestión con sólo un 12% de de los fondos correspondientes al préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI), algo así como 7 mil millones de dólares.

El acuerdo stand-by con el organismo de crédito radicada en Estados Unidos fue retocado tras un rápido e inicial incumplimiento por parte del Gobierno, y el nuevo esquema adelantó desembolsos previstos para más adelante a raíz de una desconfianza brutal del mercado para con la capacidad de pago del país, reflejada en corridas cambiaras que no cesaban y llevaron el dólar a superar los $40 en octubre de 2018.

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La gran parte de ese cronograma prevé la llegada de los fondos antes de que asuma el próximo presidente, lo cual confirma la teoría de un “sostenimiento externo” de la gobernabilidad de Macri, al menos desde el plano de la solvencia financiera. A partir de 2020 será otro cantar.

Precisamente desde diciembre de este año, las divisas que el país reciba del FMI caerán a menos de 1000 millones de dólares por trimestre, atadas al cumplimiento de metas fiscales previstas.

El primer acuerdo pactado con el Fondo, tras las primeras corridas cambiarias de abril pasado, el preveía que los recursos ingresarán de otro modo. El primer desembolso sería de 15.000 millones de dólares en junio de 2018 y el resto serían equitativamente distribuidos en trimestres, con unos 2.900 millones en cada caso.

La modificación solicitada por el Gobierno, en una accidentada conferencia de prensa, además de aumentar los fondos prestados, lo que hizo fue sobre todo adelantar los envíos de dinero.

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Así, para este año los dólares del FMI cubren un 54% de las necesidades financieras del país, pero en 2020 esa cifra se achica a un magro 14,7%.

De este modo, si se aprueba cada una de las revisiones del organismo, ingresarían a la Argentina unos 22.800 millones de dólares en todo 2019, que se suman a los 28.400 millones ingresados el año pasado y redondearán 50.000 millones de dólares, el 90% del total del acuerdo.

Este es un dato para nada menor, ya que quien asuma, sea el actual presidente o alguien de otro partido, afrontará su mandato con poca cantidad de recursos financieros mientras que tendrá crecientes vencimientos de deuda que afrontar. La gran incógnita al día de hoy es de dónde saldrán las divisas necesarias para afrontar esas obligaciones.

Esa intriga parece no sólo abordar analistas económicos sino también al directorio del FMI, que envió a su misión de técnicos a reunirse con candidatos de todo el arco opositor en su última visita, en el pasado febrero.

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Ricardo Cardarelli, jefe de la misión del FMI para Argentina, se reunió junto a sus acompañantes con Roberto Lavagna, Juan Urtubey, Sergio Massa y Axel Kicillof, a la vez que también fue recibido por la CGT.

Tanto políticos como analistas financieros de distinta procedencia coinciden en que será inevitable una renegociación de deuda a partir de diciembre, cuando se despejen las dudas electorales, sea quien sea el gobierno que asuma.