El próximo 1º de noviembre entra en vigencia la normativa que prohíbe la comercialización de las medias reses bovinas y obliga a distribuir la carne en cortes que no superen los 32 kilos. Es una medida que se trata de implementar desde hace varios años, con el objeto de mejorar las condiciones laborales del sector y hacer una asignación más eficiente de cortes entre comercios. Pero desde la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores vienen solicitando que den marcha atrás con la medida o que se les conceda más prórrogas (originalmente, iba a entrar en vigencia en el mes de enero de este año), y argumentan que las plantas faenadoras no tienen las instalaciones necesarias para acatar la normativa. Y es aquí donde entra la propuesta de la «media res en carrito».

El pasado lunes, los matarifes y otros integrantes de la cadena de valor, productores, consignatarios, feedloteros, gremios y cámaras, realizaron una reunión en la sede de la Sociedad Rural Argentina, tras la cual elevaron una carta al ministro de Economía Sergio Massa, a la ministra de Trabajo, Raquel Olmos y al secretario de Agricultura, Juan José Bahillo en la que proponen continuar con el formato de la media res e implementar «medios mecánicos» para descargarla.

De acuerdo a lo que detalló el presidente de la Cámara de la Industria de la Carne(Ciccra), Miguel Schiariti, ese medio mecánico se trataría de un «aparejo que baje la media res y la ponga en una camilla, un carro, o algo que la traslade».

Por su parte, el presidente de CAMyA, Leonardo Rafael detalló que se le pidió al ministro Massa un plazo para poder implementar esos medios. «Propusimos esto para salir del paso, porque las plantas frigoríficas son las que no pueden cumplir la normativa, por eso tenemos que salir nosotros a hacer el salvataje que en verdad no nos corresponde», explicó y completó: «Lo vamos a hacer para salir adelante y que no se haga un tapón que genere desabastecimiento y se complique la entrega. Massa nos dijo que estaba al tanto, que se iba a ocupar del tema».

Tal como describió Rafael al portal Iprofesional, algunos de los medios pensados se están patentando y otros se están probando para hacer los ajustes necesarios. La idea es que la media res baje con este sistema hasta el carro y de ahí sale a la carnicería. «Pero pedimos cuatro meses porque sabemos que en este momento no hay insumos, hay que ver si están las ruedas disponibles y todo lo demás».

Si bien aseguró no tener calculado el costo, estima que medios de este tipo pueden valer entre $ 50.000 y 100.000. Si bien individualmente no parece una cifra tan importante, si se la multiplica por los cerca de 10.000 camiones que estima suman los matarifes, el monto ascendería en promedio a unos 750 millones de pesos.

Si bien desde el Gobierno aseguraron que no va a haber prórrogas y que Senasa comenzaría con las inspecciones desde el 1º de noviembre, también afirmaron que la prioridad será que los trabajadores no tengan que seguir «hombreando». Así, se dio a entender que, más allá de que el sistema del «carrito» no se ajuste a lo exigido, serán «más tolerantes» y considerarán que no es una falta grave por lo cual, se les labraría el acta pero no sería enviado de vuelta al frigorífico sino que se le permitiría el tránsito al comercio. De todos modos, está por verse como continúa la implementación.

Las medias reses tienen un peso promedio de 110 kilos y, con esta nueva normativa, la carne se repartiría en tres partes; cuarto delantero, cuarto trasero y parrillero (asado, vacío, matambre, entraña y tapa de asado). Para poder hacer esto y cumplir el tope de 32 kilos y poder trocearlas de esta forma sin que se destrocen, deben haber tenido al menos 24 horas de frío. Y para ello se requieren grandes y costosas cámaras frigoríficas. Los grandes frigoríficos exportadores ya las tienen, pero muchos mataderos dedicados al consumo interno no.

La implementación de la norma estaba prevista para el mes de enero pero fue prorrogada hasta el 1º de noviembre. Pero desde el sector aseguran que si el troceo se implementa en forma inmediata se traducirá en cierre de mataderos y pérdidas de empleos. También obliga a los matarifes a salir de su «zona de confort» y en vez de dejar medias reses en las carnicerías tendrán que adaptarse a los pedidos que éstas les hagan (y ver cómo se las ingenian para ubicar el resto de las medias reses que faenan).

Más allá de los beneficios sanitarios, exportadores y analistas sostienen que el troceo va a propiciar una baja de precios, dado que el carnicero no tendrá que vender todo lo que viene en la media res sino ajustar sus pedidos a los que más vende. Así, si vende más asados los fines de semana, cortes más caros (del cuarto trasero) o más baratos (del cuarto delantero), podrá pedirle específicamente esa parte al matarife, y no se verá obligado a «malvender» cortes en su barrio solo porque tienen poca demanda.

Fuentes: DiarioAR – Iprofesional