Por Aldo Battisacco

A pocas horas de que se escuchen los alcances del «Gran Ruidazo Nacional» y que este jueves 19 se lleve adelante la «Marcha de las Velas», anunciada por la Red de Multisectoriales Nacionales para manifestar el descontento de los sectores sociales golpeados por el tarifazo, el humor de algunos aliados del equipo gobernante parece que recorre los caminos de la crispación. Elisa Carrió le pidió al jefe de Gabinete de ministros, Marcos Peña, que dé explicaciones por el aumento de tarifas de servicios públicos.

Las intenciones de la diputada Carrió cobraron fuerza poco después que presentó en el parlamento un proyecto de resolución en Diputados, en el que formalizó una requisitoria a Peña sobre la aplicación de los aumentos de las tarifas de servicios públicos y determinar que controles realizaron los entes reguladores y el Gobierno.

El objetivo que se propuso la diputada chaqueña, es saber por boca de Peña, si existe un manual de normas y procedimientos para los aumentos.

Por otra parte, solicitó que informe si los entes responsables de la regulación efectuaron los controles y de que forma lo hicieron, como también si las empresas aplicaron las tarifas debidas.

Además, la legisladora del interbloque Cambiemos, pide en el escrito que se investigue si hubo errores en la facturación. Y cuales resultaron ser los reclamos desde 2016 a 2018.

En el marco de los anuncios realizados por el titular del ministerio de Energía, Juan José Aranguren, que el alza se condecía con la necesidad de refuncionalizar la operatividad de las empresas que proveen servicio de gas y electricidad, si estas tienen un plan de obras y cual es el grado de ejecución por parte de las empresas.

En el mismo sentido, «Lilita» Carrió avanzó con la interpelación de las firmas implicadas en el tarifazo y demandó que se presenten ante la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados.

Se puede afirmar sin temor que esta iniciativa de Carrió se da en un momento de inquietud entre los dos actores de mayor peso específico en la Alianza Cambiemos (UCR-PRO). Cuando se habla del gobierno y sus aliados es literal. Llegaron juntos pero gobierna el Pro a pesar que Marcos Peña les haya jugado una «chicana» la semana pasada, al decirles que había ministros que gobernaban junto al presidente provenían del partido de Leandro N. Alem.

El tema no es nuevo, desde la ultima cumbre radical en el Hotel Saboy de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tanto el presidente del interbloque Cambiemos en la Cámara baja, Mario Negri, como el gobernador de Mendoza,  Alfredo Cornejo respondió a este medio que «la mirada social de la Unión Cívica Radical, no fue consultada en decisiones críticas y de alto impacto social de parte del Gobierno».

Sin embargo, días pasados, tras el encuentro de funcionarios radicales que participan del Gobierno se dijo que “El plan A es que cada provincia lleve al mejor candidato que tenga Cambiemos, sin importar de qué partido provenga. En las provincias donde no gobernamos, los dirigentes que están en la oposición no son muy conocidos. Entonces no hay una mención espontánea de un dirigente. Es allí cuando advertimos que la marca Cambiemos es más potente que sus dirigentes”, detalló el gobernador de Mendoza.

Cumbre Radical en el Hotel Saboy de Caba en febrero

Recientemente, la titular de la Coalición Cívica en Cambiemos y la UCR le reclamaron un cambio en las políticas en materia de tarifas.

Esta iniciativa, que fue oída por el propio presidente durante la visita de los popes del radicalismo en la Rosada el domingo pasado, fue puesta a prueba ante el desafió de Mauricio Macri, de comprometer a sus aliados con una propuesta superadora de la oficial para abordar el tema. Un Plan B.

Desde la Rosada olfatean que la jugada, podría apuntar al corazón del gobierno, porque dañaría al propio Macri, ya que más allá de las intenciones del Ejecutivo, se avizora que amigos y funcionarios del gobierno se han beneficiado este último tiempo con la política energética de Cambiemos.

El «Eskenazi de Macri», Marcelo Mindlin, está apuntado por  la jefa de la Coalición Cívica, el mismo que compró la empresa constructora de Angelo Calcaterra, primo del presidente. Y que goza de una reputación exitosa en el mundo empresario, si se mide la cantidad de negocios obtenidos en estos dos años.

Si bien el compromiso se selló, se rumorea sobre la existencia de una reunión el día jueves pasado, en una localidad vecina a la ciudad capital de la que participaron Carrio y conocidos referentes del radicalismo con los que habría llegado a un acuerdo. Mientras la UCR, se muestra inquieta, los dientes de Lilita lastimarían mucho más que un arañazo y lo saben. La expresión de ese conflicto puede llegar a la arena, con la interpelación a las empresas, pero con la cara pública de Peña.

Con este panorama, el gobierno sabe que arriesga la infalibilidad de su credo, que se puede agotar frente a los embates de la oposición -que- en sintonía con sus aliados, avanza en «pro» de la unidad para la conformación de un gran frente nacional. Muy lejano al modelo de país que hoy sostiene el oficialismo.