Por Aldo Battisacco

El doctor Omar Albano Rizzo, abogado, contador,  académico y  especialista en materia contable y tributaria, dialogó con Conclusión y expresó en forma contundente que «esto se traducirá en  menos alimentos, menos ropa, menos educación o medios para acceder a ella, menos sueños de la casita propia, menos salud, menos dignidad»

Rizzo apeló en sus declaraciones a reseñar momentos de la historia Argentina, a la vez que se valió de la utilización de analogías para abordar la gestión de los gobiernos que se sucedieron en estos últimos 33 años de democracia y, por otra parte, prestó su cosmovisión del mundo valorando el aporte de los trabajadores a la comunidad.

—¿ Cómo repercutirán las medidas económicas instauradas por el gobierno de la Alianza Cambiemos en los sectores más vulnerables de la sociedad ?

-Impactarán directa e indirectamente, porque se producirá una baja en el consumo de productos que son básicos para vivir, alimentos, ropa y medicamentos, y cuyos precios fueron incrementados desde mediados del mes de noviembre ininterrumpidamente hasta estas últimas semanas. Por otra parte, aquel trabajador que sobrevivía con bajos ingresos verá las primeras señales cuando se produzca una reducción de las hora laborables y en caso que conserve la jornada de tiempo completo, nunca más tenga horas extras, o como también ya pasó en los noventa, que tenga que trabajar más y cobrar igual. Y en el caso de los jóvenes que ingresan por primera vez al mercado laboral o desocupados que accedan a un puesto de trabajo, se tengan que enfrentar con variantes de contratación que ya conocimos, los contratos «chatarra» o «basura».

— Algunos miembros del equipo económico tuvieron protagonismo y participaron con distinto grado de responsabilidad durante el gobierno menemista y de la Alianza, ¿ se puede presumir que ignoran cual será el efecto de las medidas que decidieron tomar ?

-Resulta difícil creer que esto sea así. Porque si vemos lo que acontece, el ejemplo que ofrece el poder político es una mala señal. La soberbia manifiesta con la que tomaron la decisión de dejar a una enorme cantidad de empleados públicos en la calle, sin que se cumpla con las promesas de campaña de estudiar caso por caso, los desmiente.

— Trascendió que en los pasillos ministeriales se habló de una «blitskrieg» contra los contratados, es decir, una «guerra relámpago» tal cual la concibieron los alemanes en la última conflagración mundial, ¿a qué se debe esta desafortunada forma de concebir las relaciones laborales ?

-Más allá de cómo fueron nombrados los empleados que despidieron, es necesario precisar qué función desempeñaba cada uno y no generar una campaña estigmatizando a todos los trabajadores de los distintos estamentos del empleo público, sea este nacional, provincial o municipal. Hace dos días, se conoció por boca de algunos cesanteados en varios programas televisivos, que tenían antigüedad en sus puestos que oscilaban desde los 2 a los 11 años, y nadie salió a desmentirlos. Estamos de acuerdo que no queremos «ñoquis», pero hay que preguntarse qué persiguen con ésta odiosa campaña que mete a todos en la misma bolsa.

—¿A pesar de que entrevemos que la medidas anunciadas producirán más empobrecimiento en los sectores que venían con un grado de vulnerabilidad, no le parece que se están construyendo nuevos pobres con todos aquellos que son despedidos y con las arbitrariedades que pueden darse a futuro?

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-Estoy convencido que hoy la población no percibe que la mutilación de reparticiones del Estado, que cumplían funciones sociales y que prestaban servicios a la comunidad, impactará de forma negativa. Hubo oficinas que han sido desmanteladas, prescindieron de quienes las atendían y habrá sufrimiento por la suspensión de programas sociales que paliaban la situación de muchos argentinos. El liberalismo entiende que estas soluciones a la comunidad son un gasto innecesario. Lamentablemente, existen sectores de la clase media que no perciben el impacto negativo que estas políticas tendrán a futuro, son lo que quieren pertenecer a una clase social de la cual nunca serán parte porque no son considerados por los que los usaron para acceder al poder por medio del voto. Y lo que es peor, más acá de estos sueños, si hay algo que seguro no sucedió, es que el cúmulo de medidas que se tomaron no los contienen como lo beneficiarios directos de lo que ya planificaron. Fueron solo un recurso electoral para poder instaurar un modelo al que le son funcionales ideológicamente como materia prima. Profesionales, comerciantes, la pequeña industria, cuenta propistas, que solo pueden progresar cuando se tiene un mercado interno fuerte con capacidad de consumo y consolidado.

—  Antes y poco después de la liberación del cepo, usted vaticinó que el precio de la divisa estadounidense llegaría a 20 pesos o más, ¿percibe que estos leves repuntes y la voracidad de los exportadores con la complacencia gubernamental harán posible que se aproxime a ese valor?

—Seguramente, es difícil creer que hoy no se interfiere por medio de distintas acciones en el mercado y que una plaza que comienza a secarse de dólares van generando los aumentos progresivos que se palpa por estos días. Esta suerte de disputa que hoy presenciamos en la que los actores se exigen entre sí el cumplimiento de acuerdos preelectorales, genera suspicacias. El dólar hoy está subiendo su precio. Y no es malicioso pensar que esta proyección es muy conveniente para los exportadores. A nadie se le escapa que pre existía un profundo interés de devaluar para, supuestamente, ser competitivos en el orden internacional. Esto sumó pobreza, y postergó mucho más a los que ya tenían sus condiciones de vida comprometida.

— El ministro Prat Gay, anunció cuatro años de estancamiento el mismo día que advirtió a los trabajadores que consideren que pedir una recomposición de salarios acorde a la inflación, podía dejarlos sin trabajo, ¿se trata de una advertencia o simplemente de lo que realmente piensan hacer?  

—Sería irresponsable por parte de los cultores de las recetas ortodoxas en materia económica pretender que los trabajadores en sus negociaciones paritarias no reclamen lo que realmente han perdido con la especulación primero, que fue de un 25% promedio y luego con la devaluación del 44,3% que les arrebató la capacidad adquisitiva de sus salarios. Además, se sumará el denominado sinceramiento de las tarifas en los servicios públicos en los próximos meses que será otro manotazo en el bolsillo de los trabajadores.

—¿Es posible ser optimista a mediano o largo plazo, ante la batería de anuncios que ya afectan la vida económica de la comunidad?

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— Lamentablemente, por lo que se ha visto hasta ahora sería ingenuo adoptar esta actitud, los beneficiarios de las medidas adoptadas no son todos los argentinos, hay sectores notoriamente favorecidos que hacen y harán grandes negocios. Las necesidades vitales de quienes gobiernan están animadas por otros valores. De allí que no es errado pensar que esa identificación con sectores poderosos, que sumieron a la Argentina en un gran caos en años pasados, no es casual porque la lógica de un empresario es distinta a la de otro actor social. El lucro es su razón de ser, y este concepto es compartido por quienes realizan la misma actividad. Ocupan el Estado como si fuera una empresa. Esto ya aportó una gran cuota de dolor en el pasado y sabemos cómo terminó. No es bueno empujar a los argentinos a la indigencia. Más lamentable aún, es ver que vuelven al viejo sistema del endeudamiento, más deuda externa para pagar hacia adelante, y condicionamientos políticos. De cómo, cuándo y por qué se puede o no dar respuesta desde el Estado a los requerimientos de la comunidad. El esfuerzo realizado por todos los argentinos durante estos años caerá en saco roto, se hipotecará el futuro, pero no solo en términos financieros, esto se traducirá en menos alimentos, menos ropa, menos educación o medios para acceder, menos sueños de la casita propia, menos salud, menos dignidad. La Alianza Cambiemos no está conformada por tontos, está muy claro que no improvisan, pueden medir las consecuencias. Ya reprimieron la protesta social. Sin embargo, sigue adelante, no se detienen, nos están llevando al caos.