Las perspectivas para el mercado de trabajo en todo el mundo han empeorado en los últimos meses, y de mantenerse la evolución actual, se espera que disminuya la oferta de empleo y que se reduzca ampliamente el aumento del mismo a escala mundial a lo largo del último trimestre de 2022, según un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El aumento de la inflación socava el nivel salarial real en muchos países. Ello se suma a la amplia disminución de ingresos durante la crisis de COVID-19, que en muchos países afectó particularmente a los grupos de bajos recursos.

Según pone de relieve la OIT, el empeoramiento de las condiciones del mercado de trabajo repercute en la creación de empleo y en la calidad del mismo, y se subraya que “ya existen indicios de una profunda desaceleración del mercado de trabajo”. Cabe esperar, asimismo, que aumente la desigualdad en el mercado de trabajo, y que ello contribuya a que se mantenga la disparidad entre los países desarrollados y las economías en desarrollo.

Según el organismo, en 2022 han confluido múltiples crisis que se han visto agravadas por el conflicto bélico de Ucrania y sus efectos adversos indirectos, que afectan profundamente al mundo del trabajo”. Esos efectos se manifiestan a través de la inflación en el precio de los alimentos y la energía, la reducción del salario real, el aumento de la desigualdad, la disminución de la cantidad de medidas políticas que pueden aplicarse y el aumento de la deuda en los países en desarrollo. 

El ente añadió que la desaceleración del crecimiento económico y de la demanda agregada conllevará asimismo a una disminución de la demanda de empleo, ya que la incertidumbre y las expectativas menos halagüeñas inciden adversamente en el nivel de contratación.

“Con objeto de hacer frente a esta situación tan adversa del empleo a escala mundial, y evitar una gran recesión del mercado de trabajo en todo el mundo, será necesario aplicar políticas exhaustivas, integradas y equilibradas a escalas nacional e internacional”, manifestó Gilbert F. Houngbo, Director General de la OIT. 

El funcionario agregó: “Debemos utilizar un amplio conjunto de instrumentos políticos, entre los que cabe destacar la intervención en el precio de los bienes públicos, la reorientación de beneficios extraordinarios, el fortalecimiento de la seguridad en materia de ingresos mediante protección social, el aumento de las ayudas para garantizar ingresos y la colaboración a las personas y las empresas más vulnerables”.

A comienzos de 2022, la cantidad de horas de trabajo a escala mundial se recuperaba a un ritmo muy rápido, en particular en las ocupaciones de mayor cualificación y con respecto a las mujeres. No obstante, esa recuperación se vio impulsada por un aumento del empleo informal, que puso en riesgo la tendencia a la formalización que venía dándose desde hace quince años. La situación se agravó a lo largo del año y, según la OIT, en el tercer trimestre de 2022 la cantidad de horas de trabajo fue un 1,5 por ciento inferior al valor registrado antes de la pandemia, lo que representa un déficit de 40 millones de empleos a tiempo completo.

El informe aboga por recurrir al diálogo social, a fin de formular las políticas necesarias que permitan evitar una recesión del mercado de trabajo. Éstas no sólo deben abordar la inflación, sino hacer hincapié asimismo en las consecuencias más amplias para el empleo, las empresas y la situación de pobreza. 

Por otro lado, el escrito advierte del riesgo de que se produzcan excesivas restricciones de políticas, lo que podría “afectar adversamente al empleo y al nivel de ingresos, tanto en las economías desarrolladas como en los países en desarrollo”.