En un informe realizado por Nicolás Tereschuk, sobre la economía soviética, el analista, destaca que desde diciembre pasado, la caída del precio del petróleo y las sanciones impuestas por Europa «amenazaban con hacer tambalear económica y políticamente» a Rusia, pero al parecer el viejo concepto de «sustitución de importaciones» está manteniendo a flote al gigante euroasiático.

Entre las fuentes consultadas por el estudioso, toma datos de la revista Newsweek, que formuló una evaluación del renovado crecimiento que experimenta Rusia y que dio por tierra con «las expectativas de algunos gobiernos occidentales, que buscaban limitar la capacidad económica de Moscú».

Bill Powell, experto de la revista, sostiene que: «No sólo Vladimir Putin todavía está de pie, sino que la economía rusa, en contra de la mayoría de los pronósticos, se está recuperando. La Bolsa de ese país es una de las de mejor desempeño en todo el mundo en lo que va del año».

En el mismo sentido, el analista destaca que «el rublo, después de perder casi la mitad de su valor contra el dólar en doce meses está rebotando, las tasas de interés han bajado desde su pico tras las sanciones; el gobierno está recaudando más impuestos que lo que indicaban sus propios pronósticos, y las reservas internacionales han crecido casi 10.000 millones de dólares desde el piso de la crisis», señaló el especialista de Newsweek.

Tereschuk, señala que la fuente, recurre a la historia económica de nuestro país al referenciar que la interpretación del motivo del renovado crecimiento puede rastrearse, según la publicación norteamericana, en los conceptos muy desarrollados «por la escuela estructuralista, que el argentino Raúl Prebisch impulsó desde la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) desde fines de la década del 40».

Newsweek explica que «por segunda vez en dos décadas, Rusia muestra que mientras que una fuerte caída en el valor de la moneda trae dolor financiero -aumenta los precios de las importaciones y hace que la deuda externa del país o sus empresas se vuelva mucho más cara- también trae beneficios de libro de texto».

Y abunda, Tereschuc, en la posición del medio estadounidense que esgrime que una devaluación «aumenta los precios de las importaciones, pero también allana el camino para lo que los economistas llaman ‘sustitución de importaciones’, una manera torpe de decir que loa consumidores pasan a comprar productos más baratos producidos localmente en lugar de bienes importados», explicó.

Así, la capacidad instalada en la industria y el sector energético ruso comenzó a trabajar a pleno para el mercado interno, pero también para exportar: los dólares que pueden traer al país ahora tienen más valor local.

Para Newsweek, «el mundo no debería estar sorprendido de lo que está pasando» porque «es más o menos lo mismo que ocurrió en 1998, cuando la crisis financiera asiática se expandió a Rusia y Moscú defaulteó su deuda y devaluó el rublo».

La novedad del renovado músculo de la economía rusa hace también que tengan un nuevo sentido los acuerdos firmados con Moscú por parte de la Argentina.

Por último, Tereschuk, advierte que si las «sanciones europeas continúan pero la actividad económica interna rusa no decae, o más aún, crece, el país de Putin estará necesitado de importar algunos de los bienes agroalimentarios que la Argentina, junto con otros países tienen para ofrecer».

Muchas veces las conclusiones no deben sacarse de manera apresurada o lineal en un mundo en el que hay varios polos de poder económico y político en tensión y en constante y rápido cambio.