Hablar de economía en los últimos meses parece describir el recorrido de una montaña rusa. Este análisis realizado por David Cufré para el diario Página12 aborda la situación de preocupación y alarma en la que se encuentran las pequeñas y medianas empresas, cuyos referentes aseguran que están sufriendo, entre otras cosas, disminución de los pedidos de producción y un achicamiento en las compras que ronda entre 15 y 20 por ciento.

El periodista, plantea que por el lado de los costos, el panorama es el siguiente:

– Subieron los precios de los insumos para la producción, en especial los que incluyen componentes importados. Los sectores de calzado y marroquinería, por ejemplo, sufrieron un encarecimiento del metro de cuero de 300 a 420 pesos desde la devaluación, un 40 por ciento. Otros insumos básicos como el acero, el vidrio, el cartón y los plásticos registran una evolución similar, impactando en la mayor parte del entramado industrial. En el rubro alimentos, la harina trepó más de 100 por ciento.

– Aumentó más de 30 por ciento el costo del financiamiento bancario y más del 50 por ciento el descuento de cheques en el circuito informal, por el que se están pidiendo tasas de hasta el 60 por ciento. Las pymes se quejan de una restricción en el acceso al crédito para capital de trabajo, en tanto que el Banco Central y la Superintendencia de Seguros bajaron o anularon la obligación de bancos y compañías de seguro de financiar al sector.

– El tarifazo energético multiplicará de tres a seis veces la factura en ese servicio. Será un golpe difícil de sobrellevar para actividades que requieren un uso intensivo de electricidad, tanto en la producción como en el área comercial. Una imprenta que venía pagando 1344 pesos recibió la nueva factura por 5190 pesos, 380 por ciento más. En otro caso, el salto fue de 2047 a 8411 pesos, 310 por ciento de suba. Los sectores de la metalmecánica, los plásticos, las fábricas con líneas de montaje mecanizadas, los frigoríficos, entre muchos otros, soportarán una disparada de la tarifa eléctrica. A nivel comercial, también llegará a panaderías, heladerías, autoservicios, fábricas de pastas y negocios con grandes vidrieras, dentro de una lista mucha más amplia.

– Las renovaciones de alquileres se plantean con subas del 30 al 60 por ciento, con ajustes semestrales.

– Servicios contables o de seguridad que contratan numerosas pymes tuvieron incrementos de entre 20 y 30 por ciento.

– Impuestos provinciales o municipales como el ABL están teniendo una actualización que va del 20 al 50 por ciento, según el distrito.

– Se encareció el plan de la AFIP para regularizar pagos de impuestos y aportes atrasados.

– Se espera un aumento del gas que llegaría a 250 por ciento.

– Los costos de transporte y logística están aumentando por arriba del 20 por ciento.

– Los trabajadores anticipan pedidos de recomposiciones salariales con un piso del 30 por ciento.

Para responder al desafío de un incremento generalizado de costos, las pymes se encuentran ante un decaimiento por el lado de los ingresos. En enero las cámaras sectoriales constataron bajas de consumo en unidades vendidas en una gran mayoría de sectores: electrodomésticos (-4,8 por ciento), golosinas (-4,2), perfumería (-3,9), bazar y regalos (-2,9), indumentaria (-2,7), muebles de oficina (-2,7), muebles de hogar (-2,6), alimentos y bebidas (-2,5), calzados (-2,5), deportes (-1,9) y ferreterías (-1,9). A nivel de fábricas, los despachos están cayendo a un ritmo superior. En indumentaria la estimación es de 20 por ciento, y en otros rubros como electrodomésticos y autopartes las bajas superan ese nivel.

La combinación de mayores costos con menores ingresos pone en peligro la situación laboral. Empresarios pymes advierten que los próximos 45 días serán decisivos. “Desde el 1º de marzo habrá fila en el Ministerio de Trabajo para pedir el procedimiento preventivo de crisis y el acceso al plan Repro”, señala un referente pyme, en referencia al programa creado durante el kirchnerismo para que el Estado cubra una parte del sueldo del personal privado. El mismo empresario sostiene que “nadie que haya vivido los 90 va a esperar a perder su patrimonio, el que tenga que despedir lo hará y el que vea que no se sostiene va a cerrar antes de llegar a la quiebra”. Durante el verano muchas empresas evitaron medidas sobre sus trabajadores, como reducción de la jornada de trabajo o suspensiones, por la menor actividad en vacaciones, pero en dos semanas esa situación cambiará y quedarán expuestos nuevos conflictos, avisa. “Si una empresa tiene que echar a un trabajador lo va a hacer antes de las paritarias, porque después se le encarecen las indemnizaciones”, alerta la misma fuente.

Los sectores pymes más afectados tienen una fuerte incidencia en el mercado de trabajo. La producción de indumentaria emplea de manera directa a unas 48.000 personas, en calzados y marroquinería son 42.000, en línea blanca llegan a 17.000, en maquinaria agrícola son 11.800 y en juguetes suman 1500, entre los rubros sensibles. La perspectiva en esos y otros sectores pymes es que la recesión, la caída del consumo y el avance de costos dejarán a muchos por el camino. Por ahora los empresarios sostienen que no se ha producido una avalancha importadora, pero señalan que grandes tiendas y supermercados bajaron –por ejemplo– los pedidos de textiles nacionales ante la perspectiva de mayores compras al exterior. Lo mismo ocurre en el mercado de reposición de repuestos de autos.

Más allá del relato oficialista, el gobierno con sus medidas está poniendo en riesgo el consumo interno, la producción y el empleo, mediante un ajuste que implica una enorme transferencia de recursos a sectores concentrados. La alianza Cambiemos había prometido recuperar el crecimiento económico, generar empleo y bajar la inflación. Sobre esto último, Macri avisó el miércoles, en un acto junto al supermercadista Alfredo Coto, que habrá que esperar hasta tres años. En los otros objetivos se observa la misma tendencia: en lugar de crecer, la economía empezó a caer, y lejos de haber más empleo, se multiplicaron los despidos y creció la conflictividad social.

Por David Cufré para Página 12 (sábado 13 de febrero 2016)

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