Por Aldo Battisacco – Enviado especial a Buenos Aires 

El médico sanitarista y político, Jorge Rachid expuso que «desde la década de los años 60, se discute en el mundo “occidental” -y cuando todavía estaba caliente la guerra fría entre EEUU y la URSS- cuales son las condiciones del desarrollo capitalista, en término democráticos, que permitan terminar con la injusticia social, la marginación y el desempleo, principales azotes de la mal llamada Modernidad».

Cuando se propuso para nuestro continente la Alianza para el Progreso, por parte de EEUU en la gestión Kennedy, ya había desembarcado el FMI en la región y se había constituido la CEPAL, ambas articulaciones de una condición económica que intentaba en los papeles, lo que desmentía en la práctica.

Raúl Prebisch

Para recordar como transcurrieron los acontecimientos, Rachid fue taxativo acerca de cual fue el momento en que fuerzas exógenas y cómplices locales dieron por tierra con un proyecto que buscaba la independencia de todo sojuzgamiento exterior: «En nuestro país, debieron derrocar a Perón a sangre y fuego, para evitar la industrialización plena del país, que le daría soberanía e independencia económica. El Plan Presbich lo primero que realizó, fue encadenar al país al FMI y plantear el desarrollismo como eje de la incorporación del capital extranjero, asociado a la burguesía local, a los fines de lograr un crecimiento armónico con los Mercados internacionales. Falacias».

En la misma línea expresó cuales fueron los resultados del quiebre del orden institucional y la consecuencias para el pueblo argentino. al referir que «nada de esto sucedió, por lo contrario, los países fueron drenando sus excedentes económicos a los países centrales, sin reinversión productiva, constituyendo uno de los ejes del empobrecimiento generalizado y el desempleo, que permitió por otro lado, avanzar sobre las conquistas laborales obtenidas por los trabajadores, en la máxima distribución de la riqueza, en la década peronista, del 50% de la renta nacional».

Y añadió, que esta orientación no fue beneficiosa para ninguno de los actores, al manifestar que la jugada «le fracasó incluso al capital multinacional, la utilización y ejecución de dictaduras militares que adquirieron algunos aspectos de nacionalismo en su devenir, en especial en Brasil y Chile, donde terminaron conservando en manos del Estado los bienes de las empresas públicas. El cobre en Chile y Petrobras en Brasil lo demuestran».

Por esa razón en un  nuevo giro llegan a planificar el Consenso de Washington, donde se habilitan las democracias, pero limitadas al cumplimiento de las pautas del Mercado, como regulador social.

No sin antes aclarar que «cada vez que las políticas nacionales se apartaban de esas premisas, el poder imperial económico imponía sus condiciones. Alfonsín lo vivió con el desplazamiento de Grinspum y la llegada del Plan Primavera, que como todo proceso económico basado en el tema de las divisas, termina endeudando al país, al  llevarlo a la bancarrota».

Respecto de la retahíla de intencionados análisis que no explican el fondo de la cuestión, el sanitarista apuntó que «la llaman crisis del sector externo, que en lenguaje vulgar significa que te sacan los dólares que no producís, te licuan la moneda que si producís y te generan inflación que deteriora los salarios y lleva a la devaluación que beneficia a los exportadores».

Bernardo Grinspun

Nada estaba vedado al entendimiento, si se quiere avanzar en la comprensión de los males que aherrojan el desarrollo nacional, Rachid rememoro que «tenía razón Scalabrini Ortiz cuando alertaba que si te explicaban el presupuesto y no entendías, pedir que te lo vuelvan a explicar y si a la tercera vez no entendiste, es porque te quieren engañar, aclarando que para entenderlo sólo hacía falta saber sumar y restar.

«El desarrollismo plantea que se puede dar un marco de integración entre el capital multinacional, hoy Fondos de inversión supranacionales, y la supuesta burguesía local, que en nuestro país ha copiado los modelos de renta financiera, aún aquellos sectores que dependen del mercado interno de consumo, vaciando la posibilidad de ampliarlo, al secarlo por la fuga de divisas y la crisis del sector externo, produciendo desolación, desamparo y exclusión social en el pueblo, castigado encima con la inflación», manifestó al comparar los tiempos y las herramientas de la finanzas.

 La nota completa la podes escuchar en el audio de portada.