Tras la “pantalla de humo” de los intentos de los bancos centrales transatlánticos por frenar la avalancha financiera, en las últimas 48 horas se han estado abriendo paso las noticias de que están por estallar entre 700 billones y mil billones de dólares en el mercado de derivados. Se especula con que la exposición de los derivados no fue lo que empezó el desplome financiero pero muy seguramente va a ser el que le ponga fin, “si no se clausura rápidamente a Wall Street y Londres, con medidas estilo Glass-Steagall”.

“Acelerador de incendio”

Al respecto, un artículo periodístico, difundido por “Nikkei News”, de Japón, y titulado «El sensible mercado de derivados extiende las olas del Deutsche Bank», señala que el mercado de derivados está actuando ahora como un «acelerador del incendio» en el fuego del pánico bancario que se extiende.

Por su parte, el diario británico “Financial Times” anuncia que «los inversionistas se apresuran a comprar CDS (permutas de cobertura por incumplimiento crediticio) ante el temor por los bonos de los bancos», e informa sobre una enorme concentración de las mismas, un seguro de derivados en contra de incumplimientos del Deutsche Bank, del UBS, y diversos bancos de Londres, incluso en el momento en que se dispara el precio de estos CDS, lo que pone en evidencia la pérdida de confianza en el crédito de estos bancos.

Concentración

A pesar de que el “Financial Times” emplea una denominación neutral de «inversionistas» en general, estos derivados están todos concentrados en un puñado de bancos de Londres y Wall Street como contrapartidas. Se está extendiendo entre estos bancos el riesgo creciente de los préstamos malos entre sí y la contracción crediticia; en particular se menciona el contagio del Citibank. No es accidental que el Deutsche y el Citibank tengan inversiones gigantescas en el llamado sector «energético de alto rendimiento» del mercado de bonos, que ahora se precipita hacia el abismo.

Las maniobras recientes del banco central no tuvieron efecto, o en el caso del Banco de Japón, fue peor que si hubieran tenido alguno. El reciente testimonio en el Congreso dado por la presidente la Reserva Federal de Estados Unidos, Janet Yellen, en donde pareció que aseguraba que en los próximos meses no habrá más alzas en las tasas de interés, no pudo apuntalar los mercados de Wall Street ni siquiera por un día.

Una filtración de Mario Draghi, del Banco Central Europeo (BCE), de que pudiera empezar a comprar acciones a los bancos directamente (lo cual está prohibido en sus estatutos), hizo que se elevaran temporalmente las acciones del Deutsche Bank. Sin embargo, el «costo de riesgo» de los CDS de la deuda del Deutsche Bank se elevó de nuevo a 240.000 euros para asegurar 10 millones en deuda, lo que es ahora igual a Unicredit y MPS, los bancos más riesgosos en Europa.

Volver a los rescates directos

Una señal del pánico en ese banco, fue la carta que envió su analista principal de crédito, Dominic Konstam. La carta en donde hace un llamado a que se haga a un lado los rescates internos para volver de nuevo a los rescates directos, es un llamado desesperado a los bancos centrales para que aporten más liquidez, y de inmediato. Tanto es así, que propone dejar que los bancos carguen a sus depositantes con tasas de interés negativas sobre sus ahorros, como también cobren por los depósitos y retiros para confiscarles sus ahorros. Deben posponerse los requisitos de Basilea III; se debe dejar que los bancos eleven sus tasas de apalancamiento; «abrir la llave de refinanciamiento y facilitar liquidez…»

Un hecho que no pasó desapercibido: el comentarista de televisión de la bolsa de valores de Wall Street, Jim Cramer, se puso tan histérico como cuando en el 2008 le gritó al aire a Ben Bernanke (entonces presidente de la Reserva Federal) para que rescatara todo.