Por Aldo Battisacco

La inmediatez de las medidas tomadas por el gobierno de Mauricio Macri en materia de deuda publica -y la profusión de anuncios en el mismo sentido- que se propalan desde los medios informativos, han naturalizado en el inconsciente colectivo que se trata de una medida más entre tantas otras. Sin embargo, si se observa el tema con detenimiento se dibuja una imperceptible tendencia en las decisiones gubernamentales, y se advierte que en el futuro -la deuda- será unos de los problemas más difíciles de resolver, no solo por su impacto en la vida de los argentinos, sino por sus efectos residuales que lejos de atenuarse, estarán siempre presentes en el cuerpo enfermo de la economía Argentina.

El licenciado en Administración y Finanzas, y experto en deuda Pública y Externa Héctor Giuliano, dialogó con Conclusión y manifestó: “El gobierno de Macri basa su estrategia financiera y política en gobernar con deuda, si se le corta el suministro de fondos prestados, el gobierno pierde la estabilidad financiera y la estabilidad política”.

Sin embargo, inmediatamente aclara que «dentro de eso el gobierno hereda una situación mala de crisis de deuda de la administración Kirchner, que la venía enmascarando pagando compromisos  externos con deuda interestado», y agrega que «el gobierno anterior, que batió récord de pago de la deuda externa lo hacía tomando fondos del Banco Central, del Anses, y del Banco Nación, es decir, lo concretó pasándole el muerto de la deuda impaga al propio Estado».

Para Giuliano, «eso fue un engaño transitorio, porque inmediatamente el Banco Central debía endeudarse por lo que le prestaba al gobierno, la Anses tiene el 65% de los fondos prestados al tesoro, y éste, no se los podrá devolver nunca».

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—¿Cuál es la solución que encontró la actual gestión del presidente Macri?

—En el marco de la situación que heredó el gobierno, la administración Macri se propone un nuevo proceso de endeudamiento -la política del gobierno es volver al mercado internacional de capitales que es un eufemismo que utiliza para decir que tomará más deuda- como el gobierno no estaba colocando deuda en el exterior la premisa de esta gestión es volver a endeudarse en el exterior».

—¿Como analiza que haya una gran cantidad de grupos financieros privados internacionales en la que participan funcionarios del gobierno que además son referentes de esas entidades?

—El gobierno tiene una legión de funcionarios que tiene conflicto de intereses porque provienen en su mayoría de los mismos bancos prestamistas nuevos. Prat Gay proviene de la banca Morgan lo mismo que Caputo que además proviene del Deutsche Bank, que son los bancos que le prestan a Argentina, Dujovne está vinculado al banco Galicia. Marío Quintana –el vice jefe de gabinete- es dueño de Pharmacity, que también pertenece al fondo Pegassus. Lopetegui viene de Lan Chile. Los altos funcionarios del gobierno no son de carrera, ni siquiera de la actividad política. Provienen de un desempeño en la actividad privada, fundamentalmente bancaria.

—¿Como se concilia esta diversidad?

—Todos estos funcionarios expresan a grupos con nombre y apellido, y deciden sobre temas que por tales ellos en su actividad privada reciente fueron parte, el ejemplo es el ministro de Energía Juan José Aranguren, que es un hombre de la Shell y toma decisiones que en materia energética está en conflicto de intereses, después que sea más o menos honesto no lo puedo juzgar porque no tengo elementos, pero decide sobre una materia en la cual intervienen empresas de las que fue empleado e inclusive en una de ellas era accionista.

—¿Este marco explica la confusión de los distintos actores de la economía en Argentina?

—Todas las decisiones de importancia del gobierno implicaron deuda. En una año de gestión, Macri no presentó ningún programa económico, no se lo conoce, más allá que hayan anunciado que harán inversiones en energía, pero constituyen una serie de objetivos medianos. Aún así, todas las decisiones que se están tomando tiene su correlato con quien las financia desde el exterior.

—Es muy común escuchar en los medios que se anuncia el proceso de endeudamiento como una medida más entre tantas, ¿cuál es la trastienda?

—El problema es que Argentina está tomando deuda impagable, y no ha hecho la más miserable demostración de capacidad de pago por estas deudas que se están tomando. Además, son deudas a cortísimo plazo, el gobierno está colocando un programa de letras de tesorería a 90 y 180 días . Esto es como cuando a uno se le inunda la casa y trata de alejar el agua pero por poco tiempo. El panorama se complica porque la situación es mucho más grave de lo que el gobierno, los medios dicen, y el stablisment financiero da a entender, porque las cuentas fiscales no cierran. Y esto no es una opinión política ideológica, se ve cuando se corrobora que todo el plan de obra pública y desarrollo que se quiere gestar se hará en función de quien preste. Y como el gobierno no financia obras públicas con recursos genuinos sino que los pide prestados, es obvio que le prestarán para aquellos proyectos donde las empresas o los grupos prestamistas tengan participación. Porque hoy en día los bancos internacionales no están disociados de las empresas. Cuando alguien presta plata pone las condiciones, que no solo son las del financiamiento, sino también de contratación.

—Se puede decir que existe un condicionante externo y una modalidad contractual entre las partes nada convencional. ¿La economía argentina es la que determinan agentes financieros internacionales?

—La mayoría de estas deudas supermillonarias se colocan sin licitación pública, se colocan en forma directa. Por caso, los 5.000 millones que prestan un grupo de bancos, Morgan, Deutche, Santander, City, HSBC, son los mismos que colocan bonos. Hay tres operaciones concurrentes, colocación de letras de corto plazo, préstamo consorciado, que a su vez se convierten en colocadores de títulos a mediano plazo. Es como si prestara a cuenta de lo que dentro de 6 meses la Argentina va a colocar en bonos. Es toda una ingeniería financiera medida al detalle. Esto no parece una decisión del gobierno sino un paquete impuesto. Además, el gobierno no podrá refinanciar la deuda en mejores condiciones por no poder pagarla, y seguro estará más condicionado que antes. Lo importante es que las cuentas fiscales no cierran el gobierno está gobernando con endeudamiento, y sin capacidad de repago que al vencimiento será refinanciada, es decir Argentina está metida en la trampa de deuda perpetua.