El economista Víctor Beker alertó que la política monetaria puede «paralizar» la producción y advirtió sobre las «graves consecuencias sociales» que puede tener su aplicación.

Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, dijo que «hasta ahora la política monetaria parece exitosa para contener al dólar, pero hay que tener en cuenta los costos sociales de una tasa del 74%, que prácticamente podría llevar a la parálisis del aparato productivo».

«La emisión cero hasta junio, con una inflación anual prevista en más del 45%, implica algo equivalente a aplicar imprevistamente los frenos a un tren bala que va a 300 kilómetros por hora, y cuando eso pasa lo más probable es que descarrile», dijo Beker en declaraciones a la agencia Noticias Argentinas

«Estamos ante el peligro de ir a una híper recesión y los costos de esta política habrá que medirlos en cuánto aumentará el desempleo, la pobreza, los despidos y suspensiones», señaló. El economista jefe de la Universidad Belgrano dijo que «el cuadro de situación es negativo y el único horizonte positivo que podemos tener es que se recupere Brasil, que aumenten las exportaciones y el turismo».

«Si se recupera la economía de Brasil aumentará la actividad exportadora y todo lo que tiene que ver con el sector externo, pero no con el mercado interno», explicó. Dijo que «por el contrario, todo apunta al agravamiento de la situación social, y hay que ver como la sociedad tolerará los indices que irán apareciendo apareciendo en adelante, hasta el primer trimestre».

Beker advirtió que los indicadores económicos y sociales «pueden abrir un nivel de conflictividad social que ponga en riesgo la continuidad del plan económico».

«Yo particularmente no comparto el modelo y creo que el gobierno no tiene más alternativa que llevar adelante el modelo acordado con el FMI y esta política monetaria pone en riesgo toda la política económica», añadió Beker.

Advirtió que «la gente evalúa la situación en función de lo que le está indicando el bolsillo y ve que empeora mes a mes, y por ahora la inflación no muestra signos de que baje y es lo que percibe el común de la gente».

«Cada vez es más frecuente ver, por ejemplo, en los supermercados, a personas que renuncian llevar lo que eligieron cuando están en la caja, y esto es un dato crudo de la realidad», señaló.

Dijo que «lo difícil de mensurar es hasta donde es sostenible la situación social en el marco de una inflación del 7% mensual, que nos indica que estamos en el peor de los mundos, con alta inflación y alta recesión».