Para darle impulso a la actividad, Taranto pidió además que se eliminen los derechos de exportación que paga el sector, que acumula, según resaltó, un déficit en su balanza comercial superior a los 6.000 millones de dólares, y abogó por una modificación del impuesto interno en la industria automotriz, ya que «resulta excesivo el monto», dijo.

En una entrevista, el presidente del Grupo Taranto -una empresa que incursionó también en la producción agrícolas- sostuvo que el Gobierno saliente «no ha logrado avances significativos» en materia de integración de autopartes nacionales en el sector automotriz.

¿Qué espera ahora con Mauricio Macri como presidente? le preguntaron

«Que no se olvide de la industria en general y de la industria autopartista en particular», indicó el empresario, cuya firma Taranto San Juan es líder del sector en la Argentina y obtuvo en 2015 por tercera vez en su historia el Premio Nacional a la Calidad.

A continuación, un resumen de la entrevista el presidente del Grupo Taranto, una compañía que tiene 878 empleados (incluyendo su división agrícola), prevé facturar 580 millones de pesos en 2015, $700 millones en 2016 y planea desembolsar inversiones por $20 millones el año próximo:

-¿Qué proyectos y expectativas tiene la compañía para el año que viene? ¿Cómo evalúa el futuro inmediato del sector y la posibilidad de crecer en volumen de operaciones y en cantidad de empleados?

-En 2016 tenemos planeado crecer en facturación y «share» en los mercados de Brasil y México, y seguir ampliando nuestra participación local y regional en el Mercado de Equipo Original (OEM), enfocándonos en aumentar el mix de OEM en nuestra facturación hasta llegar a un 30 por ciento. Vamos a avanzar también con un plan estratégico de concentración de las plantas productivas en cada provincia donde trabajamos. 

Para 2016 prevemos un primer semestre bastante complicado con baja actividad, una mejora en el segundo semestre y un gran repunte en 2017 tanto de Brasil y como de Argentina. El foco es 2017, soy muy optimista, veo un 2017 muy bueno en Brasil y en la Argentina.  

-¿Qué evaluación realiza de las políticas económicas e industriales que llevó adelante la gestión de Néstor y Cristina Kirchner y qué espera del gobierno de Mauricio Macri? ¿Qué le pediría y/o le propondría?

-Tenemos la expectativa de una profundización de los esfuerzos para acercar la integración de autopartes nacionales al 40 por ciento como objetivo inmediato, que hoy no supera el 22 por ciento. El Gobierno no ha logrado avances significativos, es necesario seguir solicitando y exigiendo mayor colaboración de las terminales, como lo hace Brasil. Los resultados para lograr mayor contenido nacional del último Gobierno no fueron buenos, ya que pese a los esfuerzos no se logró un contenido local lógico.

Lo que espero del próximo Gobierno es que no se olvide de la industria en general y de la industria autopartista en particular. Hoy nuestra industria paga un 5 por ciento de derechos por sus exportaciones.  Se debería eliminar el pago de derechos de exportación a productos como las autopartes, que tienen un déficit de balanza comercial que supera hoy los 6.000 millones de dólares. No se entiende cómo una industria tan deficitaria en su balanza comercial paga derechos para exportar.

Los reiterados reclamos de nuestra cámara nunca fueron escuchados. Veo con preocupación que el discurso de Cambiemos no contempla con el énfasis que le da al sector agropecuario y agroindustrial al sector industrial en general y al de la industria metalúrgica en particular.

-¿Qué medidas deberían tomarse de acuerdo con su criterio para que se reactive el comercio exterior en la Argentina? ¿Cree que un ajuste del tipo de cambio es necesario?

-Además de que es necesario eliminar los derechos a las exportaciones como indicaba anteriormente, creo que el tipo de cambio en los últimos cinco años se atrasó considerablemente con respecto a la inflación y a la recomposición salarial. La única medida aceptable es la liberación inmediata del tipo de cambio y que el mercado fije el precio verdadero, lógicamente acompañado de medidas económicas que compensen el impacto inflacionario que pueda provocar la liberación.

-¿Qué cambios impositivos deberían aplicarse en la Argentina para darle mayor impulso a la industria nacional? ¿De qué manera se debería promover una mayor utilización de autopartes nacionales por parte de las terminales automotrices que operan en el país?

-Además de fomentar la continuidad de las mesas de integración con una mayor colaboración de las terminales, una medida tendiente a esos objetivos sería la modificación del impuesto interno a los autos en el corto plazo, ya que resulta excesivo el monto, y debería estar condicionado como en Brasil al cumplimiento de metas de contenido nacional de componentes en sus vehículos, premiando con una baja de impuestos el cumplimiento de dichas metas.

-¿Cómo describiría la realidad del mercado de autopartes nacionales aquí en el país y qué efectos concretos tiene en la industria doméstica los vaivenes económicos que padece Brasil? ¿Es en definitiva Brasil el mayor receptor de autopartes argentinas?

-La situación del sector autopartista está bastante amesetada en lo que hace al consumo, afectado fundamentalmente por la actividad en Brasil. Es decir, el freno brasileño más la devaluación del real no solo hizo que se frenara el consumo, sino que quedamos fuera de competencia en función del tipo de cambio que tiene ellos. En cuanto a la actividad local, se viene manteniendo en lo que es el «after market» o mercado de reposición, mientras que el tema de las terminales sigue a Brasil porque la mayoría exporta a ese destino y nosotros somos fuertes proveedores de esas compañías, entonces el «parate» en Brasil nos afecta bastante. Hace ya 18 años que estamos en el mercado brasilero con nuestra distribuidora.

-¿Qué efectos podría tener sobre la industria local una paulatina apertura de importaciones provenientes, por ejemplo, de China?

Las importaciones de China hoy están totalmente liberadas como las de cualquier otro país, lo que no está liberado es en realidad el sistema de Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación  (Djai) o el límite diario de pagos al exterior, que es un claro indicador de la falta de reservas del Banco Central.

Desde ya competir con China es muy duro, ya que en ese país no existen controles de contaminación ambiental y por lo tanto no tienen los costos nuestros para cumplir con las exigencias de nuestro país. Es imposible competir con los costos laborales que ellos tienen y con la no existencia de derechos laborales lógicos de los trabajadores. Lamentablemente detrás de un producto chino no hay una empresa, lo que hay es un sistema manejado por un país que está muy lejos de cumplir con las condiciones ambientales y laborales que queremos tener en Argentina.