Transcurrió más de un año desde que Xi Jinping, premier de la Republica Popular China presentara la propuesta de creación del Banco Asiático ante el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacifico (APEC) en la ciudad de Bali en Indonesia, 22 países de la región se reunieron  en Beijing el 24 octubre, donde se firmó un memorandum de aprobación para la creación del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (AIIB). El mismo tendrá como objeto financiar los proyectos más importantes en materia de energía, medios de transporte y telecomunicaciones de esa parte del mundo.

“Justicia, equidad y apertura” serán los principios que animarán el funcionamiento del AIIB, desafiando de esta manera la arquitectura financiera del mundo diseñada por Washington hace 70 años en el orden internacional desde Breton Woods, terminada la segunda guerra mundial.

El responsable de interpretar y ejecutar las políticas que se proponen los asiáticos será Jin Liqun, ex vicepresidente del Banco Asiático de Desarrollo y de la Junta de Supervisores del Fondo Soberano de Riqueza chino. El capital suscrito por los países firmantes será de 50 mil millones de dólares y 100 mil millones de la misma moneda como capital autorizado. Siendo China e India los dos mayores accionistas. La sede del AIIB funcionara en Beijing al igual que lo hace hoy día el banco de desarrollo del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

De esta manera, se da paso a la creación de una herramienta de relevancia como respuesta al Banco Asiático de Desarrollo fundado en 1966  y que como sus homólogos de otros continentes, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Africano de Desarrollo complementaron las políticas crediticias del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Lo que ocasiono que la lucha contra la pobreza en todos los órdenes, fue funcional a la expansión de las Corporaciones Multinacionales de los Estados Unidos, con la intención de restringir lo más posible la influencia política y económica de la ex Unión de Republicas Socialistas Soviéticas (URSS), en plena guerra fría.

Desde su nacimiento y hasta hoy, Tokio preside el Banco Asiático de Desarrollo, siendo junto a EUA accionista con 31.23 por ciento del capital suscripto  y 25 por ciento del poder de veto. Situación de privilegio si se tiene en cuenta que China Continental y Hong Kong  solo poseen conjuntamente 7 y 6,21 respectivamente. He allí la importancia que adquiere AIIB para plasmar proyectos de infraestructura, dado que existen actualmente dificultades para sostener altas tasas de crecimiento económico.

Por caso, China, que sufre una notable desaceleración de su economía con tasas inferiores al 8 por ciento y  un notorio retroceso de la demanda externa.

Para revertir tal situación, el financiamiento por medio del AIIB permitirá interconectar sus cadenas regionales de valor por medio de la construcción de vías de transporte que movilizarán  recursos en todas las regiones promoviendo una pronta integración de los países afectados por el desfinanciamiento. Estudios del Banco Asiático de Desarrollo previeron que entre 2010 y 2020 se necesitaran 8 billones de dólares para financiar proyectos de infraestructura dentro de cada uno de los países que firmaron el acuerdo de creación de AIIB y 290 mil millones para proyectos regionales. Frente a esta realidad, los préstamos de 10 mil millones de dólares anuales, otorgados por el Banco Asiático de Desarrollo resultan insuficientes y condicionantes de los objetivos que se han propuesto los países de la región.

La urgencia China de acceder a recursos naturales estratégicos y mercados de consumo se funda en la creciente acumulación del capitalismo a escala global que se desplaza aceledaramente hacia el este. Sin contar que el gigante asiático también esta desplazando a EUA como potencia hegemónica en íbero América,  estableciendo una relación casi colonial con algunos países de la región que enfrentan una cruda competencia con sus manufacturas. Pero todo esto es solo parte de la solución, China se propone con el nacimiento del AIIB controlar su zona de influencia que lo tiene como principal socio comercial de India, Paquistan y Bangla Desh. Cabe señalar que el comercio entre China y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) alcanzo en el 2012 los 400 mil millones de dólares.

Esta nueva institucionalidad fogoneada por Beijing y ampliamente apoyada por el continente asiático logró poner un limite a las presiones de Washington para debilitar esta integración, la falta de respaldo a esta iniciativa de parte de Japón, Australia, Corea del Sur e Indonesia por “sugerencias” del gobierno de Barack Obama no alcanzó para detener una transición que acentúa la concecusiòn de un mayor equilibrio geopolítico por medio de la regionalización financiera, dando por tierra de esta manera con las pretensiones del Departamento de Estado que impulso la “doctrina del Pivote” para limitar la articulación de políticas tendientes a tomar distancia de sus designios e impedir la concreción de proyectos que consoliden la autonomía regional.

No obstante este logro, las aspiraciones de China de conquistar la economía mundial se verán retrasadas por el tiempo que demande afianzar su liderazgo en el plano regional.