El Gobierno nacional prevé poner en marcha a partir de la segunda mitad de 2021 el Programa de Innovación Federal, que contará con recursos por US$ 287 millones (de los cuales US$ 230 millones serán aportados por el BID, Banco Interamericano de Desarrollo) a fin de “fortalecer las capacidades de los actores públicos y privados para mejorar la productividad de las empresas y robustecer las capacidades de acción ante los desafíos que enfrenta el país”.

La documentación preparatoria del programa precisa que entre sus objetivos específicos figuran: aumentar la inversión privada en innovación e incrementar el esfuerzo nacional de producción de conocimiento.

Se buscará además aumentar la articulación entre los actores del Sistema Nacional de Innovación (SNI) y mejorar las capacidades institucionales para diseñar e implementar políticas de sistema de ciencia, tecnología e innovación (CTI).

El documento del BID que presenta el perfil del proyecto señala que la productividad “se ha estado alejando de la frontera durante las últimas décadas”, mientras el país enfrenta “el desafío de recobrar el crecimiento sostenido a largo plazo basado en incrementos de productividad mediante un mayor esfuerzo en innovación”.

De manera adicional, la pandemia de Covid-19 “dejó en evidencia la necesidad de tener un sistema de ciencia, tecnología e innovación que pueda responder a las necesidades de una emergencia como esta, y que sustente el proceso de recuperación económica posterior”.

Para atender esos desafíos, indicó el BID, “es necesario fortalecer las capacidades del sistema nacional de innovación, integrado por las firmas, las instituciones de investigación y desarrollo (I+D), las universidades y los recursos humanos calificados”.

Según el cronograma de preparación del proyecto, la propuesta de préstamo para aprobación por parte del directorio del Banco se presentará el 30 de junio próximo, luego de formalizarse los pasos preliminares.

Según se anticipó, la iniciativa se reforzará con US$ 57,5 millones que aportará el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Por lo pronto, se evaluó que el Sistema Nacional de Innovación “presenta un conjunto de debilidades para dar respuesta a los desafíos que plantea el bajo crecimiento de la productividad”.

Concretamente, se señaló, es “insuficiente” la inversión en innovación por parte de empresas e instituciones y existen “debilidades” en la oferta de conocimiento.

Es “baja”, además, la colaboración entre instituciones e investigadores de distintas áreas, para resolver problemas concretos; y resultan “limitadas” las capacidades institucionales de los actores centrales del sistema para definir, sostener, monitorear y evaluar los programas y políticas de CTI.

En la actualidad la economía argentina presenta indicadores de inversión en innovación “menores a los esperados por su nivel de ingreso”, advirtió el BID.

Posicionamiento global

Según el Índice Mundial de Innovación 2020 (de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual), que evalúa un conjunto de indicadores de condiciones para la innovación, Argentina califica en el puesto 80 sobre 131, respecto de países comparables como Chile (54), México (55), Brasil (62), o Uruguay (69).

Más lejos aún se ubica la Argentina de los países avanzados de referencia, como Finlandia (7°), Corea (10°), Israel (13°) o España (30°).

Adicionalmente, la última Encuesta Nacional de Dinámica de Empleo e Innovación (2017), enfocada en la industria manufacturera, mostró que las empresas argentinas invierten solo 1,35% de sus ingresos en innovación, contra el 4% promedio de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

El 70% de ese gasto fue para la compra de equipamiento, maquinaria, hardware y software, y sólo el 14% para I+D, con lo cual se evidencian «problemas de baja apropiabilidad y de coordinación que afectan negativamente los retornos privados de la inversión en innovación», concluyó el BID.