Durante los días 14, 15 y 16 de mayo, Rosario fue sede del 14º Pre-Congreso de Aset bajo la consigna “A 50 años de los Rosariazos. Experiencias y militancia del movimiento obrero-estudiantil. Situación de los/las trabajadores/as y desafíos en la actualidad”, en la facultad de Humanidades y Artes.

En ese marco, la historiadora Victoria Basualdo, investigadora del Conicet y coordinadora del programa “Estudios del trabajo, movimiento sindical y organización industrial”, en el área de Economía y Tecnología de Flacso Argentina, brindó este jueves una charla titulada “Resistencia de los trabajadores, represión y complicidad patronal en la dictadura” que invitó a reflexionar sobre la coyuntura histórica signada por la crisis mundial y las políticas implementadas por el gobierno nacional que atraviesa el Movimiento Obrero Argentino y sus desafíos actuales al respecto, así como su rol protagónico para frenar situaciones de represión, tanto por parte del Estado como por las patronales, que se visualizan al día de hoy.

“De algún modo la charla intenta conectar la organización de los trabajadores, de los movimientos obrero-estudiantiles que fueron los rosariazos del ’69, que además tuvieron que ver con un auge del activismo a nivel nacional, con lo que fue después el proceso represivo tanto durante la dictadura de Onganía como durante la dictadura del ’76, y vincular ese ciclo con el activismo obrero de la primera mitad de los años ’70”, detalló en diálogo con Conclusión la especialista.

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Antes de explayarse sobre el tema, la profesional aclaró que la represión no tiene que ver solamente con la presión y el poder ejercido por las Fuerzas Armadas, sino que la empresa, la patronal, cumple también allí un papel central. “Cuando uno piensa en políticas represivas piensa en las Fuerzas Armadas, que muchas veces son las ejecutoras primarias de toda política de represión, pero una cuestión que no hay que olvidar es la responsabilidad empresarial en los delitos de lesa humanidad y en las políticas represivas”, remarcó.

A modo de ejemplo, Basualdo recurrió al caso Acindar “que fue respondido con políticas muy fuertes”.  Según explicó, en este suceso la represión empresarial tuvo que ver con “la provisión de recursos logísticos y materiales, con la instalación de un centro de detención dentro de la propia empresa, con una ferocidad tremenda, represiva, que se agitó no sólo sobre los trabajadores de Acindar si no sobre toda la localidad de Villa Constitución que fue severamente castigada desde el 20 de junio del ‘75”.

“El caso Acindar es un ejemplo por antonomasia de la responsabilidad empresarial, no sólo porque el presidente del directorio de Acindar era José Alfredo Martínez de Hoz, que luego fue ministro de Economía sino porque quien lo reemplazó fue Alcides López Aufranc, una figura militar de los primeros que se formó en la Escuela Subversiva Francesa, un represor del cordobazo,  que es quien pasa a estar a cargo de Acindar hasta el conflicto del ‘91”, recordó indignada.

– ¿Qué hay de esas prácticas, qué rasgos de aquella época se perciben todavía en estos tiempos?

– Lo que rescatamos es la densidad de este proceso represivo; y un eje que es para mirar que es no solo el papel del Estado y las fuerzas represivas sino también el de las empresas, que se empeñan en repeler el conflicto sindical, en intentar disciplinar a los trabajadores. Por supuesto es una etapa muy particular la del terrorismo de estado, no la podemos trasladar a la actualidad livianamente, tiene características específicas, pero la pregunta sobre el papel de las empresas respecto de la lucha sindical y la preocupación por el activismo obrero es un tema muy importante de la actualidad.

– ¿Cómo se traduce en términos concretos esta responsabilidad empresarial en materia de represión?

– Hicimos un estudio con cuatro instituciones de más de 1.000 páginas sobre 25 casos de empresas que durante la dictadura del ‘76 al ‘83 tuvieron prácticas de responsabilidad empresarial que tuvieron que ver con la presencia de directivos en los secuestros y las torturas, con la provisión de información clave, como por ejemplo direcciones para ubicar a los trabajadores, listas de los trabajadores a ser desaparecidos. También provisión de otros recursos logísticos como gasolina para los vehículos, incluso directamente los vehículos. Claramente vemos que se configura en el terrorismo de estado algo completamente distinto a lo que vemos hoy, pero sí me parece que la represión a los movimientos sindicales, a los movimientos de protesta, es algo que nos tiene que preocupar enormemente; está en aumento. Por suerte tenemos un sistema democrático, por suerte estamos en otro contexto socio-político pero hay que tener una alerta respecto de la intolerancia, respecto de la protesta, tanto por parte del Estado, como de las fuerzas represivas, y de las patronales, que son muy poco tolerantes a los procesos de organización sindical hasta la actualidad.

– ¿Por qué estos temas, esta problemática, sigue siendo tan actual?

– Esto depende de proyectos políticos. Hay proyectos políticos como el actual que consideran que los juicios laborales son solamente un costo, que los trabajadores son prescindibles, que efectivamente el campo de los derechos humanos es un curro. Hay posicionamientos políticos que desestiman la importancia del activismo sindical y obrero y que además desestiman luchas históricas que instalaron los organismos, las Madres, las Abuelas, pero que fueron seguidos por una parte muy significativa de la sociedad. Esto responde a posicionamientos y proyectos políticos en los cuales se considera que hay que disciplinar el conflicto más que incluir socialmente, más que pensar proyectos complejos que permitan dar un lugar a esos trabajadores que lo que están pidiendo es salarios justos, no a los despidos, esas son las reivindicaciones en la actualidad. La intolerancia se da ante las luchas contra los despidos, contra las condiciones de trabajo deficientes. Creen que el papel del Estado es de disciplinador y de garantía para determinados intereses, que son los intereses empresarios, sector al cual pertenece gran parte de este gobierno, y que los trabajadores el lugar que tienen es el de ser disciplinados, obedientes, bajar la cabeza. Claramente estamos en la actualidad viviendo cuestiones que nos interpelan porque responde a un proyecto político que tiene esta concepción, esta mirada. Será cuestión de dar un debate que permita introducir otras alternativas.

– En este análisis que planteas ¿cuáles son los desafíos para el mundo trabajador? ¿Qué tareas debe encarar el mundo sindical para dar batalla a este tipo de proyectos políticos?

– Esto que preguntás es central y el movimiento sindical tiene en la actualidad un papel muy relevante. Es muy grave todo lo que pasó en estos tres años -en referencia a la gestión de Macri-, los indicadores del mercado de trabajo son lamentables, pero también es cierto que la Reforma Laboral que quisieron imponer no la pudieron llevar adelante y eso tuvo que ver con niveles muy altos de organización y de resistencia que yo plasmaría en dos grandes fotos: por un lado las movilizaciones increíbles que tienen en el movimiento sindical un eje muy importante y por otro lado, en los paros que son también muy impresionantes. Entonces el movimiento sindical tiene un papel central para cumplir porque claramente los trabajadores en la Argentina se movilizan todos los días y se articulan con otros movimientos como el feminismo por ejemplo, que está llevando adelante reivindicaciones laborales, sindicales, llama a la organización, llama a las discusiones en economía, entonces creo que hay una confluencia de sectores; al igual que la organización creciente de migrantes que une la cuestión con las reivindicaciones laborales y eso es muy auspicioso porque marca un límite a estos proyectos políticos y nos permite retomar justamente esta larga trayectoria de organización que conmemoramos cuando hablamos de los rosariazos.

El 14° Pre-Congreso de Aset contó con la participación de organizaciones sindicales, dirigentes gremiales, representantes del Estado y activistas, conjuntamente con equipos de investigación, profesionales vinculados al ámbito del trabajo y el movimiento estudiantil, para debatir problemáticas actuales e históricas vinculadas a la vida de los trabajadores.