El Gobierno se topó con una resistencia de los jueces federales a la reforma del Poder Judicial que el presidente Mauricio Macri adelantó en su discurso ante el Congreso y en la que trabaja su ministro de
Justicia, Germán Garavano.

Entre otros temas, la reforma a la que Garavano llamó «Justicia 2020» contempla cambios en el Consejo de la
Magistratura y en la ley orgánica del Ministerio Público Fiscal -hoy en manos de Alejandra Gils Carbó- y la creación de un fuero especial de narcocriminalidad.

Ése último punto es uno de los principales motivos de la oposición de los magistrados federales, porque el nuevo fuero estaría integrado por jueces de instrucción que les quitarían la competencia en las causas por narcotráfico.

Si bien en el Ministerio de Justicia niegan esa posibilidad, la desconfianza reina, especialmente, entre los 12 jueces federales de primera instancia de la Capital Federal.

Fuentes de la Casa Rosada deslizaron que Garavano está al tanto de la resistencia de los jueces federales a la reforma pero que de todas formas está decidido a «ir a fondo» y la iniciativa llegaría a manos del presidente Mauricio Macri en las próximas semanas.

En tanto, un grupo de jueces entre los que estuvieron Ariel Lijo y Marcelo Martínez de Giorgi se reunieron esta semana para evaluar lo que consideran «consecuencias negativas» de la reforma, según informaron fuentes judiciales a Noticias Argentinas.

En el oficialismo creen que una de las señales del enojo de los jueces federales es la demora en la transferencia de distintos fueros de la Justicia Nacional con asiento en la Capital Federal a la órbita de la Ciudad de Buenos Aires.

Ese traspaso, que el Gobierno buscaba concretar luego de la transferencia de la Policía Federal a la órbita porteña, como un paso más en la consolidación de la autonomía declamada por la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, está en stand by por la negativa de los magistrados.

Fuentes de ese ámbito señalaron a este medio que los jueces se negaron a esa transferencia porque interpretan que serán «degradados», pero esa resistencia es tomada como parte del malestar en el Poder Judicial.

La oposición de los jueces federales a una reforma del sistema no es nueva: ocurrió cuando lo intentó el ministro de Justicia del expresidente Néstor Kirchner, Gustavo Béliz, quien se topó con la resistencia de los jueces y del por entonces agente de de la SIDE, Jaime Stiuso.

Los magistrados federales se opusieron también cuando la expresidenta Cristina Kirchner intentó avanzar con un paquete de medidas bautizadas como «democratización de la Justicia», lo que se tradujo en una pelea más agresiva.

Ahora es Macri el que se encamina a un conflicto con los jueces federales, en un nuevo capítulo del enfrentamiento entre ese sector del Estado y el Poder Ejecutivo.