“Que no haya tiempo para profundizar las cuestiones, está hablando una transposición en modelos de comunicación tremendamente complejos porque ¿dónde se da el verdadero intercambio? ¿Dónde uno puede detallar una idea?” se preguntó el doctor en ciencia política, Fabián Lavallén Ranea” durante una entrevista en Radio Síntesis de Conclusión.

Al respecto de la influencia y de la presencia permanente que tienen la mayoría de los medios de comunicación en la conciencia y en el accionar de la sociedad, el también licenciado en historia y relaciones internacionales expuso que ver algo “hueco y banal” no es censurable “pero cuando eso se hace la norma, incluso cuando los espacios de información en donde se tienen que discutir las cosas profundas apelan a ese tipo de formato, al enlatado más rudimentario, tosco, de la banalización, ahí se empieza a volver muy complicado”.

Más adelante, Lavallén Ranea ahondó: “Tenemos un doble agravante, porque por un lado, la información tiene que ser mucho más corta, mucho más acotada, superficial, hoy hay poco tiempo para hablar y para dialogar”. “Ya twitter me parecía algo demasiado sintético y pasamos a Instagram donde solamente impera la imagen, indicó, para enseguida exponer y preguntarse: “Que no haya tiempo para profundizar las cuestiones, está hablando una transposición en modelos de comunicación tremendamente complejos porque ¿dónde se da el verdadero intercambio? ¿Dónde uno puede detallar una idea?”

 

Enseguida añadió que “encima hay que hacerlo en un formato que sea cool, que sea agradable,  estéticamente también preformateado… es como la patria formularia, meter todo, encasillarlo dentro de un formulario en donde la creatividad y la profundidad se pierde, se licúa o se vuelve directamente en un impedimento”.

“Hoy se maneja con un lenguaje violento porque lo violento vende. Hay un morbo que sabemos nos estimula”, detalló durante la entrevista, para enseguida observar que “algunos candidatos políticos han entendido que el morbo vende; lo agraviante entra por los ojos, confunde desde el sonido, no importa si la idea es profunda, buena, elástica, creativa, tiene fundamento empírico… no, lo que importa es que resuena”.

Por otra parte, subrayó que “el hecho que haya cada vez más violencia es porque en algún momento se apela a la descalificación”.

En otro orden, aludió: “Estamos de manera muy hipócrita hablando de igualdad de género, por ejemplo, y de no cosificar más a la mujer pero llenamos los programas mediáticos con mujeres despampanantes desde el punto de vista físico”.

“Recorramos los canales de deportes, los principales informativos, oficiales y no oficiales, hay comerciales que se presentan como inclusivos que muestran gente de color o con una discapacidad, pero no hay gordos, no hay gordos en la estética de las revistas”, señaló.

Asimismo se refirió a la mujer que “para ser exitosa, a pesar de todo el camino recorrido que se hizo con los feminismos y demás, tiene que seguir teniendo una estética determinada para vender un champú”.

“Y el hombre, obviamente, tiene que tener abdominales… cuando se hace un comercial, y no importa que producto se está vendiendo,  cuando se habla del esfuerzo, de la convicción y de la superación, siempre es física, nunca esa superación es intelectual”, remató.

Tras ser consultado acerca de la responsabilidad que tienen algunos espacios políticos en todo ello, Lavallén Ranea respondió con firmeza: “Todas las vertientes políticas tienen que hacer una seria autocrítica de cómo llegamos adonde llegamos, que la mitad del país sea pobre, es una autocrítica que tienen que hacerse todas las vertientes políticas, por lo menos las que tienen representación”.

“Los temas relevantes quedan en segundo plano por no querer meternos en temas estratégicos o por no querer decir que es lo que estamos pensando o proyectando porque esto obliga a pensar, a discutir cuestiones que son muy sensibles y que tocan los intereses de mucha gente y nos quedamos con temas que por ahí son más fáciles de trabajar y las repetimos como un mantra, pero termina pasando que siempre hay una deuda social relevante”.

Ya metido en aquellos aspectos de la política internacional, el cientista político se refirió acerca del tiempo en el que empezaron a cambiar los paradigmas culturales cuyos resultados son devastadores para la economía y la articulación social: “A partir del gobierno de Nixon, sobre todo, hay una decisión estructural que es desarticular los Estados, sobre todo en la periferia, donde proponen el libre mercado, pero no lo hacen hacia el interior de su propia economía”.

“Hoy Estados Unidos no es un defensor del libre mercado. Nosotros no podemos se proteccionistas pero ellos sí. Hoy tenemos en el mundo los dos paradigmas en colisión, como lo que pasó con el progresismo “berretoide” de Disney enfrentado al gobernador de Florida… Disney apoyó la lucha en contra de las leyes conservadoras del Estado de Florida”.

A continuación, especificó que “esa pugna tiene un caudal, no solo electoral, sino de representaciones populares en Estados Unidos.  Es respuesta a la pugna de un canon conservador, mucho más dogmático si se quiere del viejo modelo cultural, con toda una avanzada progresista que tiene enormes problemas para presentarse ante el mundo, que siguen siendo conservadores en cuestiones económicas y son liberales en otros derechos”.

Más adelante, describió aquello que denomina la política de cancelación: “¡Ah! este es un liberal… ¿no hay nada que se pueda aprender de un liberal? ¡Ah!, este es de izquierda, ¿qué, no hay que leer a ninguno de izquierda? Hoy hay una cancelación taxonómica, por la cual, si ese hombre participó o estuvo en “A”… no tengo por qué conocerlo…

Una mirada sobre el peronismo

La derivación que fue tomando la entrevista desembocó en el peronismo, del cual el entrevistado apuntó: “Hay tantos peronistas que tendrían que leer a Perón de nuevo varias veces, que ponen en la boca de Perón cualquier cosa que nunca pensó ni dijo”.

“El peronismo tiene que hacer una autocrítica… la izquierda y derecha….la guerra fría… Perón dejó bien en claro que el movimiento peronista era policlasista y de integración”.

Después de aludir a que hay que “bajar el nivel de dramatismo que hay en la exposición de las ideas”, Ranea observó: “Estamos viendo modelos de país muy antitéticos, y por lo tanto proyecta hacia el futuro cosas muy distintas, por eso le quitaría dramatismo porque no se dialoga, se grita unilateralmente lo que se piensa”.

“Los marcos referenciales que tenemos los pensadores que perseguimos, fueron para un tiempo, para una época… A veces nos encorsetamos del lugar de dónde venimos y creemos que es el soporte para legislar el futuro”, manifestó.

Enseguida, particularizó: “En muchos sectores del peronismo que están en el gobierno de hoy dicen que son peronistas cuando necesitan un caudal de votos, después se declaran socialdemócratas, revolucionarios maoístas, de cualquier otra vertiente”.

“En los últimos 10 años, el único que hizo un busto de Perón en un lugar público y abierto fue Macri”, expuso desafiante, y finalizó volviendo al contexto: “Nuestros marcos referenciales están en crisis, hoy las ideologías políticas, y sobre todo los partidos, no traccionan, hoy traccionan la imagen, la frase, el tuit y la potencia con la que se destruye al otro. Hoy se intercambian memes, videos, stickers en cómo uno lo hizo callar uno al otro y lo dejó pedaleando en el aire. De ahí a la violencia abierta como hay hoy en día, hay un solo paso”.