Por Marcelo Cena

Los dirigentes de los principales movimientos sociales del país coincidieron en que las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, cuando un estallido social derrocó al Gobierno de Fernando de la Rúa, constituyeron un «antes y un después» para esas organizaciones, cuyos objetivos actuales siguen centrados en «la generación de trabajo genuino, el fortalecimiento del mercado interno y el consumo, como la pelea por la tierra para producir alimentos y la construcción de viviendas».

«Hace 20 años, la realidad del ajuste y la entrega del país entró en crisis porque un pueblo estuvo decidido a frenarlo, años de resistencia social y sindical rompieron el pacto del sistema político subordinado al consenso de Washington», recordó Gildo Onorato, integrante del Movimiento Evita y secretario gremial de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP).

El dirigente consideró que hoy los movimientos populares son «nuevamente protagonistas» y reflexionó: «En aquel momento no había una propuesta económica y social para nuestro sector, hoy la tenemos con la economía popular; en aquel momento nos dividimos, hoy estamos unidos en la UTEP. Tampoco teníamos una propuesta política, hoy estamos construyendo una propuesta política para ayudar a construir el futuro del país».

En aquel momento no había una propuesta económica y social para nuestro sector, hoy la tenemos con la economía popular

Tras las huelgas y piquetes que se comenzaron a organizar en los ’90, producto del proceso de desindustralización y desocupación de los años menemistas, los hechos de diciembre del 2001 significaron un nuevo hito en las luchas populares de los movimientos sociales en la Argentina.

Al grito de «Que se vayan todos», el auge de estas organizaciones coincidió con una crisis de legitimidad política que motivó el surgimiento de varios movimientos sociales que aún continúan vigentes hoy.

 

«El estallido popular del 19 y 20 de diciembre de 2001 marcó un antes y un después en la historia reciente de nuestro país. En esas largas horas en las que el pueblo tomó las calles y copó la Plaza de Mayo hubo un solo objetivo: terminar con el modelo neoliberal que llevó a la desocupación y a la pobreza a millones de compatriotas«, sostuvo en Daniel Menéndez, secretario general de Somos Barrios de Pie y exfuncionario del ministerio de Desarrollo Social.

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«Fortalecer la memoria de lo que significaron esas jornadas de diciembre es indispensable para seguir dando los siguientes pasos a la hora de reconstruir la Argentina: no se puede olvidar el rol protagónico que tuvo el FMI en ese estallido y como su presencia, hoy en día, condiciona el desarrollo y el bienestar de nuestra sociedad. Financiaron la fuga de capitales en ese entonces, y lo volvieron a hacer durante el Gobierno de Macri», agregó el dirigente.

Fortalecer la memoria es indispensable para seguir dando los siguientes pasos a la hora de reconstruir la Argentina

Y sobre la responsabilidad del organismo hace 20 años y su injerencia actual en el país, Menéndez puntualizó: «Fue el mismo acuerdo delictivo, la misma receta. Es por eso que hoy tenemos la obligación de garantizar que cualquier acuerdo que se haga no lo pague el pueblo argentino con más sufrimiento y dolor«.

Desde la otra vertiente en la que se separó ese movimiento, la referente de Barrios de Pie/Libres del Sur Silvia Saravia señaló que 20 años después de aquellas jornadas continúa la movilización «por los mismos reclamos estructurales», que resumió en «la lucha contra la pobreza y la falta de empleo genuino, el derecho al acceso a alimentos saludables y a la tierra y la vivienda«.

«Continúa vigente la lucha por la soberanía económica, que quedará condicionada si el Gobierno hace un acuerdo con el FMI. Seguiremos en las calles, y en cada barrio, porque desde allí el pueblo organizado va a resistir los planes de ajuste. Y también desde allí construiremos la alternativa que realmente nos represente», vaticinó la dirigente.

 

En el mismo sentido, desde la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), uno de sus voceros, Agustín Suárez, analizó que las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 «marcaron un antes y un después en la historia de nuestro país, ya que el ‘Argentinazo’ unificó demandas y sectores de la sociedad ante un sistema político y económico que no daba para más».

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«Tenemos que valorar las enseñanzas de aquellas jornadas históricas de lucha: la autogestión, ocupar las calles y los espacios públicos, la autodeterminación de los pueblos, la democracia real y la confrontación con el neoliberalismo. Hoy, las perspectivas de los movimientos sociales están marcadas por lograr institucionalizar ciertas victorias populares que fuimos logrando en estas décadas y mantener vivas las demandas por un país más justo e igualitario. En nuestro caso, la construcción de un nuevo modelo agroalimentario basado en la agroecología y el poder popular en el campo», manifestó el dirigente de la UTT.

Tenemos que valorar las enseñanzas de aquellas jornadas históricas de lucha: la autogestión, ocupar las calles y los espacios públicos

Desde el Frente Popular Darío Santillán (FPDS), una de sus referentes, Carina López Monja, consideró que la Argentina llega a «diciembre de 2021», a veinte años del estallido popular del 2001, con «un problema central, que se profundiza con los años», que resumió como «el condicionamiento del FMI».

«La deuda es con el pueblo y cualquier negociación debe priorizar la deuda interna: 50% de pobreza, niveles de desigualdad insoportables. Esa es la realidad por la que nos organizamos y luchamos ayer y y hoy, siempre», remarcó López Monja.

La deuda es con el pueblo y cualquier negociación debe priorizar la deuda interna

Por su parte, el líder de la Federación de Tierra y Vivienda (FTV-Miles), Luis D´Elía, reflexionó: «A 20 años de las más fenomenal insurrección continental contra la instauración neoliberal conservadora, donde unidos piquete y cacerola proclamaron que la lucha es una sola, va mi eterno reconocimiento y recuerdo a los caídos y la renovación del repudio a los Cavallo, a los López Murphy y a todos aquellos que quieren que volvamos a probar los venenos del ajuste, la ausencia del Estado y la sumisión incondicional a los gringos y al FMI. Libres o muertos, jamás esclavos». ​

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En tanto, desde el Movimiento Territorial Liberación (MTL) el dirigente Alberto ‘Beto’ Ibarra relacionó los ’90 con el 2001 al subrayar que los movimientos sociales siguen trabajando muy fuerte en las barriadas «para la generación del trabajo digno, para que a nadie le falte comida y por buenos servicios de salud y educación, y para que nunca más venga el neoliberalismo al país».

 

A su turno, Gastón Harispe, diputado del Parlasur (PJ-Frente de Todos) y secretario general del Movimiento Octubres, dijo a esta agencia: «El 19 y 20 de diciembre de 2001 cayó el Gobierno neoliberal de (Fernando) De la Rúa porque por primera vez desde el 17 de octubre de 1945 tronó el escarmiento del pueblo a un gobierno antipopular, harto del saqueo de la oligarquía y los bancos».

«Aquel (Domingo) Cavallo es agente del mismo sistema financiero internacional que contrajo mas de 40 mil millones de dólares de deuda impagable en dos años. Sin embargo, el pueblo argentino demostró que es artífice de su propia historia. El temblor de la erupción social todavía resuena. El estallido del pueblo en la calle gestó las condiciones para un reagrupamiento. Hoy, 20 años después de aquella tragedia los movimientos populares consolidaron su presencia en la política nacional«, repasó.

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Ante el inminente aniversario, Daniel Liberatti, del Frente Nacional Campesino, consideró que «el neoliberalismo que explotó el 19 y 20 de diciembre (de 2001) dejó una Argentina arrasada por la desocupación y el hambre del pueblo».

20 años después de aquella tragedia los movimientos populares consolidaron su presencia en la política

«A 20 años, nos vuelven a acechar los mismos emisarios foráneos que tanta sangre nos costó: el FMI busca nuevamente ponernos de rodillas, quebrar nuestra dignidad y nuestra soberanía, pero desde el campo popular seguiremos estando para resistir, luchar y vencer porque el corazón del pueblo somos nosotros», añadió Liberatti.

A su turno, el secretario general del movimiento Martín Fierro, Nahuel Beibe, opinó: «Se cumple un nuevo aniversario del Argentinazo del 2001 y en estos años muchas cosas cambiaron y otras no. Lo central es que recuperamos la política y, con ella, la posibilidad de transformación social y mejor distribución del ingreso expresada en doce años de gobierno popular y, con más limitaciones, en el actual Gobierno».

Finalmente, Angel ´Lito’ Borello, coordinador nacional del movimiento popular Los Pibes y secretario de DDHH de la UTEP advirtió que «aquellas trágicas jornadas de 2001 dejaron claro que sin protagonismo popular no hay justicia social ni democracia posible«.

Sin protagonismo popular no hay justicia social ni democracia posible

«Hoy, la expresión del sujeto que se rebeló en diciembre de 2001 son los movimientos populares. Es hora de escuchar y darle lugar a los que luchan por Tierra, Techo y Trabajo para construir una verdadera democracia con protagonismo popular», exhortó Borello.

 

Télam.