El presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, admitió hoy que el 2017 «no va a ser fácil desde el punto de vista parlamentario» ya que «va a ser difícil muy difícil conseguir quórum» y aprobar «algunas leyes» que pida el Gobierno.

«No va a ser un año fácil el 2017 desde el punto de vista parlamentario. En términos prácticos este año hubo una responsabilidad de todos los diputados y senadores nacionales. El año que viene va a ser muy difícil conseguir el quórum y va a ser muy difícil obtener algunas leyes», señaló el dirigente justicialista de Cambiemos en diálogo con Radio 10.

Para Monzó, el oficialismo tendrá que «acostumbrarse» a que que «las cosas sean mucho mas forzadas», especialmente porque las fuerzas de las oposición que en 2016 tuvieron una actitud de cooperación con el oficialismo, el año que viene reforzarán su perfil opositor al calor de la pulseada electoral.

Igualmente, el diputado desdramatizó la situación, al explicar que fruto del trabajo legislativo de este año, el Poder Ejecutivo «tiene herramientas suficientes para administrar el año que viene sin depender tanto del Congreso de la Nación».

Consultado sobre si no era un riesgo convocar a sesiones extraordinarias para tratar un proyecto como el de reforma al Impuesto a las Ganancias, cuando no había ninguna garantía de acuerdo con la oposición (como finalmente quedó expuesto en la batalla política en que se convirtió el tratamiento de ese tema en ambas cámaras), Monzó contestó que se procedió de esa forma por un «compromiso electoral con los otros bloques».

«No se especuló con un resultado en el Parlamento. No es ahora con el tema Ganancias. Nosotros tenemos 87 diputados nacionales y para comenzar una sesión necesitamos 50 diputados más», advirtió.

A propósito del debate por Ganancias, que al Gobierno le deparó un duro revés en Diputados al imponerse un proyecto unificado de los distintos bloques de oposición, Monzó reconoció que la discusión no estuvo bien encauzada y que los distintos actores de la cámara «banquinearon» por haber «exagerado sus posiciones».

No obstante, valoró que en la última semana, a la que calificó de «muy buena» se haya «vuelto al diálogo», en alusión a la actitud de los senadores para posponer una semana el tratamiento a los efectos de intentar llegar a una propuesta consensuada con el Gobierno.

«La semana que pasó fue muy buena. La anterior banquineamos todos, exageramos nuestras posiciones. Y esta semana volvimos a la carretera que corresponde y la que espera la gente. Volvimos al diálogo y a trabajar juntos», rescató.

En otro orden, el dirigente macrista especuló con posibles fracturas en el bloque del Frente para la Victoria-Pj del Senado, a la luz de lo que se «visibilizó en esta semana» con duros cruces entre el sector dialoguista encabezado por Miguel Pichetto y la fracción kirchnerista liderada por Marcelo Fuentes, que insiste con aprobar el proyecto de Ganancias tal como vino de Diputados.

«El año que viene las distintas posiciones dentro del bloque del FpV de senadores pueden derivar en una fractura de ese bloque», estimó, y agregó: «Es probable que el peronismo actúe con diferentes fracciones. Eso es lo que se visibilizó en esta semana en el Senado».

Al hacer un diagnóstico del estado actual del peronismo, Monzó distinguió que ya se esbozan tres sectores diferenciados: el kirchnerismo (que «se va a presentar el año que viene»), una «corriente justicialista más tradicional», y por último el massismo.

«No veo cerca a la corriente justicialista más tradicional del kirchnerismo, se van a alienar más hacia los gobernadores.

Y la tercera fracción de origen justicialista es Sergio Massa. Eso ya está en la Cámara de Diputados pero se va a extender a la Cámara de senadores», pronosticó.

Con las elecciones legislativas del año que viene en la mira, Monzó estimó que estas tres fracciones del peronismo van a llegar «divididas» en 2017, pero que en 2019 habrá un «justicialismo probablemente unido».

«El peronismo es solidario con los ganadores. Corren hacia el mejor posicionamiento. En esta elección no creo que vayan por adentro de las Paso, creo que van a ir divididos. El que mejor le vaya en la elección va a ser el factor aglutinante para el 2019. En 2019 vamos a tener un justicialismo probablemente unido», analizó.

Sobre Massa, dijo que va a ser el «adversario más importante que tendrá Cambiemos en la provincia de Buenos Aires en 2017, dado que concitará el apoyo de los intendentes justicialistas, a menos que emerja una «corriente renovadora» dentro del PJ, liderado por Florencio Randazzo o algún otro dirigente con vuelo propio.

«Me imagino que si no surge una corriente renovadora, los intendentes terminarán jugando para el lado de Massa. Yo recuerdo la elección del 2005. En esa elección todos los intendentes jugaron con el krichenrismo, que era la propuesta innovadora, pese a todo lo que le debían a Duhalde. Ahora Cristina y Scioli son el pasado para los intendentes bonaerensenes. Van a buscar una alternativa filoperonista como Randazzo o invariablemente jugarán con Massa», aseguró.