Los productores del Alto Valle realizaron ayer una jornada de protesta ante la crisis frutícola. El “frutazo” consistió en la entrega de miles de kilos de peras y manzanas a la gente que se acercó al acto, convocado en el puente que une Cipolletti con Neuquén.

En este sentido, los trabajadores piden mejores condiciones de mercado para poder vender la producción. Según datos publicados por la Universidad de Avellaneda (Undav), la producción de peras y manzanas fue el año pasado la más baja de la última década y un 15 por ciento menor al promedio de estos diez años. Durante los últimos días también tuvo lugar la protesta de los yerbateros, en la Plaza de Mayo.

En el sector de las frutas de pepita, las peras y manzanas explican el 90 por ciento de la producción y la totalidad de las exportaciones. La actividad se concentra en el Alto Valle de Río Negro y en Neuquén,  y junto a las frutas de carozo, dominadas por la ciruela y el durazno, nuclean 100 mil puestos de trabajo entre directos e indirectos.

En este marco, la Undav relevó que la producción de peras ascendió a 630 mil toneladas en 2016, lo que representó una caída del 22,2 por ciento frente a 2015.

“A la desidia de la actual administración a la hora de aplicar políticas públicas de sostenimiento de la actividad se suma el incremento en la oferta global y la caída en la demanda de nuestros principales mercados de exportación (Brasil, Estados Unidos y Rusia, entre otros)”, indica el informe.

La crisis en el sector frutícola lleva varios años, pero se profundizó en 2016 por la pérdida de mercados de exportación ante la suba de costos y la reducción de la rentabilidad ante la ausencia de políticas de regulación de la comercialización, que favorece a los actores más grandes de la cadena, por lo general acopiadores y distribuidores. El año pasado, las exportaciones de frutas bajaron 9,6 por ciento.

Las caídas más fuertes se verificaron en las ciruelas de San Juan, duraznos de Neuquén, peras de Mendoza y manzanas de Río Negro.