El dos veces gobernador de Santa Fe y senador Carlos Reutemann, fallecido este miércoles a los 79 años, fue uno de los primeros outsiders de la política argentina que accedió a un puesto de poder por el voto popular, de la mano del primer gobierno de Carlos Menem, al comienzo de la década del ’90.

Su carrera deportiva como piloto de Fórmula 1 y su popularidad, le permitieron triunfar en las primeras elecciones para gobernador de Santa Fe en las que compitió, el 8 de septiembre de 1991, al imponerse con holgura el sublema que encabezaba frente a los demás sublemas del PJ, y la sumatoria de todos estos por sobre los votos del radical Horacio Usandizaga, que individualmente había sido el más votado.

En uno de los pocos reportajes que otorgó a lo largo de su vida política, en el año 2009, Reutemann reveló que en ese momento acudió a otro expresidente, Arturo Frondizi, para recibir orientación sobre si era acertado o no desembarcar en la arena política.

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Sobre ese episodio, recordó que Frondizi lo recibió en su departamento de la calle Beruti y le respondió con una pregunta: «¿Y por qué no?».

Alentado por el expresidente que gobernó Argentina entre 1958 y 1962, el expiloto de Fórmula 1 y productor agropecuario solía decir que había ingresado al justicialismo como un independiente con orientación desarrollista más que como un peronista.

Además, no se sentía cómodo cuando se lo encasillaba junto a los outsiders de la política que eran considerados parte de la tropa reclutada por Menem, como el también deportista Daniel Scioli o el cantautor popular Ramón ‘Palito’ Ortega.

De convicciones invariables y hablar pausado, Reutemann asumió su primer mandato como gobernador el 11 de diciembre de 1991 y condujo Santa Fe hasta fines de 1995, cuando se anotó para competir por una banca en el Senado de la Nación en representación de su provincia.

Desde la Casa Gris acompañó el modelo menemista, que incluyó privatizaciones y una tendencia hacia la desindustrialización y primarización de la economía, entre otras decisiones que desfavorecieron a las mayorías en esa década.

El expiloto no llegó entonces a terminar su primer mandato en el Senado y se inscribió para ser nuevamente gobernador en 1999, cargo que ejerció hasta 2003, cuando Néstor Kirchner asumió la Presidencia de la Nación tras la crisis económica y social que desembocó en la caída de Fernando De la Rúa.

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Su imagen de hombre parco también se acentuó después de que tras la caída de De la Rúa y la acefalía de poder, Duhalde le propuso que fuera candidato a presidente y recibir su apoyo, oferta que Reutemann rechazó sin brindar explicaciones públicas.

Sin embargo, «Lole» acuñó en ese momento una de sus frases más conocidas, al desestimar una candidatura que enfrentara a su mentor político, el riojano Carlos Menem, postulación que era impulsada por el presidente interino Eduardo Duhalde.

«Vi algo que no me gustó», expresó entonces, con lo cual el peronismo debió explorar otras opciones, que a la postre derivaron en el triunfo de Néstor Kirchner tras ser segundo de Menem en la primera vuelta electoral de 2003, quien luego desistió de presentarse al balotaje.

Sombras

Reutemann protagonizó un segundo mandato al frente de su provincia (1999-2003) marcado por dos hechos que condicionaron su futuro político: la represión en Rosario del 19 y 20 de diciembre de 2001 y la crecida del río Salado de 2003, en la ciudad capital.

Con su muerte, la política de Santa Fe perdió a un dirigente que tanto como era capaz de juntar votos concitaba también controversias, con una trayectoria que marcó a fuego el peronismo provincial e incidió también a nivel nacional, pero que en su distrito tuvo el rechazo de los organismos de Derechos Humanos y de las organizaciones de inundados, justamente por aquellos dos hechos.

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La figura de Reutemann, quien llegó por primera vez a la gobernación en 1991 gracias a la Ley de Lemas -fue el segundo candidato más votado detrás del radical Horacio Usandizaga-, fue por primera vez puesta en cuestión durante las jornadas que derivaron en la renuncia del ex presidente Fernando De la Rúa, a finales de 2001.

Los organismos de Derechos Humanos lo responsabilizaron por la represión policial que en la ciudad de Rosario dejó nueve muertos, y que entre otros tuvo como víctima al emblemático dirigente social Claudio «Pocho» Lepratti, a quien León Gieco le dedicara la canción «El ángel de la bicicleta».

El otro suceso que marcó su segundo mandato fue la crecida del río Salado, cuyas aguas irrumpieron en la ciudad de Santa Fe el 29 de abril de 2003 causando, según el conteo oficial, la muerte de 23 personas, la evacuación de un tercio de la población y multimillonarias pérdidas materiales.

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Las organizaciones de inundados le recriminaron la inexistencia de obras de defensa contra el río, una de las cuales fue inaugurada de manera inconclusa por él mismo en el año 1997, entre otros dirigentes, como también la falta de previsión para evacuar la ciudad cuando todavía se estaba a tiempo.

«A mí nadie me avisó», dijo Reutemann, quien a partir de ese momento comenzó a ser mencionado por sus detractores con el mote de «inundador».

Las organizaciones «Carpa Negra» y «Marcha de las Antorchas» lo acusaron, además, de utilizar su banca en el Senado de la Nación (desde 2003 hasta su muerte) como una forma de protegerse -mediante los fueros- para evitar ser investigado.

Otro de los hechos por los que su figura estuvo en el centro de las polémicas fue el de las elecciones del 3 de septiembre de 1995, cuando se despedía de la gobernación y por denuncias de fraude se detuvo el escrutinio que definía a su sucesor entre Jorge Obeid y Héctor «Tigre» Cavallero.

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A partir de la caída del sistema informático, cuyas circunstancias nunca fueron aclaradas, Reutemann declaró que había evitado un fraude y dispuso el conteo voto a voto, que demoró el escrutinio por 45 días y terminó dándole el triunfo a Obeid cuando hasta la caída del sistema los números favorecían a Cavallero.

En las casi 600 sesiones de la Cámara Alta que transcurrieron durante los cuatro mandatos de Reutemann como senador (de 1995 a 2001, aunque renunció en 1999 para asumir por segunda vez como gobernador, y en 2003-2009, 2009-2015 y 2015-2021), habló en el recinto media docena de veces, no más de 10 minutos en total.

También leyó intervenciones cortas, durante otros 20 minutos en unas 12 oportunidades. Eso fue todo, en 21 años.